¿Por qué le mostró la Virgen de Fátima el infierno a los niños?

El sacerdote Teófilo Rodríguez es uno de sus retiros hablo del infierno y respondió una pregunta inquietante que quizás muchos fieles se han hecho en su vida espiritual. 

El sacerdote un gran defensor de la Inmaculada que viaja por muchos países predicando las verdades de nuestra fe, haciendo un llamado urgente a la santidad y la reconciliación,  promoviendo la devoción a los Corazones de Jesús y María.

En su retiro el sacerdote, hablo del infierno y trajo como ejemplo el momento en que la virgen de Fatima le mostró el infierno a los niños. Teófilo se hizo la siguiente pregunta:

¿Por qué le mostró la Virgen de Fátima el infierno a esos niños?, a esta pregunta Rodriguez contesto.

Virgen de Fátima
Virgen de Fátima

“Ella abrió Sus manos una vez más, como lo había hecho los dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra y vimos, por decirlo así, un vasto mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas con forma humana. Llevados por las llamas que de ellos mismos salían, juntamente con horribles nubes de humo, flotaban en aquel fuego y caían para todos los lados igual que las pavesas en los grandes incendios sin peso y sin equilibrio, entre gritos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de espanto. Debía haber sido este espectáculo lo que me hizo gritar, como dice la gente que así me escuchó. Los demonios se distinguían por formas horribles y repugnantes de animales espantosos y desconocidos pero transparentes igual que carbones encendidos. Esa visión duró sólo un momento, gracias a nuestra bondadosa Madre Celestial, Quien en la primera aparición había prometido llevarnos al Cielo. Sin esto, creo que hubiéramos muerto de terror y miedo.”

El sacerdote, continuó, la fragilidad que tenemos los seres humanos es en algunas ocasiones es la carencia de tener a Dios en nuestro corazón. “Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de auto-exclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra “infierno”. Catecismo 1033.

El Sacerdote, durante el retiro compartió una bella oración “Señor,  danos celo por las almas. Señor, que las almas no se condenen”. El padre puntualizo “Dejen de ofender a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido”.

Por último, el padre recordó la oración que la santísima virgen pidió que se realizara con fervor durante el rosario “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”.


Redacción: Paz Estéreo