30 de julio, día mundial contra la trata de personas

Foto: CEC

Bajo el lema ‘Si te callas, #tusilencioescomplice si eres indiferente, #tusilencioescomplice’, la vida religiosa latinoamericana y caribeña, en un pronunciamiento conjunto con las redes integrantes de TALITHA KUM (Red Internacional contra la Trata de Personas), Red CLAMOR y Red CLAR contra la trata, hacen un llamado a la comunidad universal “para que, comprendiendo la gravedad del fenómeno y su dinámica perversa, entrelacemos toda nuestra energía y esfuerzo para lograr la total erradicación (…) de todas las formas de comercialización de la vida”. 

En este sentido, denuncian:
–  “El poder de la cultura patriarcal en todos los sectores: económico, social, familiar, político, cultural y religioso”, manifiesto en “la cosificación de las mujeres que contribuye a una cultura mundial de la explotación y violencia contra ellas;

–  “El modelo económico injusto, cruel, neoliberal y capitalista que beneficia a unos pocos: a los traficantes, los empresarios y los compradores, quienes por encima de los derechos humanos, fomentan una cultura de mercantilización deshumanizante”;

–  “Las leyes y políticas injustas y deshumanizantes de inmigración, arraigadas en una cultura de racismo, violencia y xenofobia, que niegan los derechos humanos básicos a migrantes y refugiados, exponiéndolas/os a numerosas formas de vulneración”.

Sumado al rechazo de estos factores, las organizaciones en mención reiteran su compromiso con el diseño e implementación de estrategias y acciones orientadas a generar conciencia sobre este flagelo y a la transformación de la cultura de dominación, “construyendo relaciones de igualdad entre todas las personas, colaborando a erradicar la demanda, visibilizando todas las formas de explotación que han permanecido ocultas, empezando desde la casa”.

“Usaremos nuestra voz para dar la bienvenida, defender, proteger, promover e integrar a las personas que son víctimas de la trata, del abuso sexual y de la explotación de niñas, niños y adolescentes, para garantizar una migración más segura, evitar el reclutamiento de traficantes durante su viaje y acompañar a las víctimas a su regreso”, agregan.

Finalmente, reiteran que trabajando juntos, “en colaboración y solidaridad, tejiendo una red apasionada por la vida, podemos enfrentar los problemas estructurales que causan y perpetúan la trata de personas”.

 Lea aquí comunicado 


Tomado del portal de la Conferencia Episcopal de Colombia