Campaña de protección de las águilas cuaresmeras

Imagen-RCN-Radio
En esta época del año, empiezan a arribar bandadas de águilas cuaresmeras a la capital tolimense. Para evitar su caza indiscriminada, las autoridades han desplegado acciones de control en la zona de influencia del Cañón del Combeima.
En compañía de Cortolima, la Policía Ambiental y el Ejército Nacional, la Alcaldía de Ibagué realiza jornadas pedagógicas para no poner en riesgo la estadía de estas aves migratorias que recorren más de 12.000 kilómetros por el continente.
Lo que estamos haciendo es socializar la importancia de estos animales, recalcando el trabajo biológico que realizan y que genera beneficios incalculables para los ecosistemas”, destacó César Gutiérrez, secretario de Ambiente y Gestión del Riesgo.
Esta ave rapaz ejerce un importante control biológico sobre otras especies como insectos, roedores y reptiles, manteniendo un equilibrio ambiental; por ese motivo, las autoridades ejecutan labores de vigilancia para evitar que inescrupulosos interrumpan la gira de esta especie que viaja por corredores internacionales buscando sitios más cálidos.

 

El viaje de las águilas cuaresmeras

La travesía de estos gavilanes (Buteo platypterus y Buteo swainson), oriundos de Canadá y Estados Unidos, abarca 13 países en un recorrido de entre 10 mil y 12 mil kilómetros.

En Argentina, en donde las conocen como águilas corbateras, es común verlas surcar el cielo de Mendoza, Salta y Neuquén para comenzar su regreso.

Cuando se acerca el invierno en el sur, las cuaresmeras despliegan sus alas, que miden hasta un metro, y llegan a Colombia entre marzo y abril.

A diario, el recorrido por las montañas del país cafetero es de unos 200 kilómetros y varía de los 375 a los 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar.

Al Cañón del Combeima, considerada una zona de amortiguación del Parque Nacional Natural Los Nevados, en el central departamento del Tolima, arriban en la época de la Cuaresma, de donde viene el nombre con el que fueron bautizadas localmente.

En esa parte del país, cuna del oso de anteojos, el lorito cadillero y la danta de montaña, una de las cuatro especies de tapir existentes en América, descansan tras pasar por los municipios de Planadas, Rioblanco, Chaparral y San Antonio, escenarios en el pasado de los episodios más cruentos del conflicto armado colombiano.

“En lo que se denomina ‘Ruta Migratoria Otoñal’ estas aves van a Bolivia, Chile, Brasil y Argentina, en donde encuentran unas mejores condiciones climatológicas y alimento”, dijo el director ejecutivo de la Fundación Río Cocora, Pedro Álvaro Bahamón.

De septiembre a octubre se les ve en los departamentos colombianos de Cundinamarca y Boyacá, también en el centro del país, y siguen su camino al sur planeando para consumir menos energía.

Posteriormente, estas aves rapaces, que se alimentan principalmente de insectos, serpientes, lagartos, sapos y roedores, empiezan el regreso a Norteamérica.

El espectáculo que ofrecen en el Cañón del Combeima es admirado por lugareños y turistas que viajan desde Alemania, Francia y Holanda para ver la riqueza de fauna de la zona.

Sin embargo, las águilas cuaresmeras, de las que en 2005 llegaron un millón al Tolima, enfrentan una gran amenaza por cuenta de los cazadores.

“Hemos tenido reportes de que las cazan para comerlas y que, incluso, ahora hay competencias para saber qué cazador logra matar más”, denunció Bahamón, que es médico veterinario.

Estos “depredadores” humanos las cazan en la noche, linterna en mano, cuando descansan de su largo viaje en las copas de los árboles.

Por este motivo, dijo Bahamón, también director de la Estación Biológica Águila Cuaresmera, “ya no pueden arrimar a los sitios a donde llegaban porque o la gente ha destruido los bosques, o les dispara o aplican agroquímicos que también las acaban”.

Es tal la problemática que la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima) ha manifestado que “la forma de cometer el acto consiste en alumbrar las pupilas para identificarlas y luego dispararle al grupo” con escopetas de perdigones.

Las que están en el radio de acción del disparo “mueren inmediatamente y las demás quedan heridas entre los cultivos”, explicó la entidad en un comunicado, en el que señaló que las águilas por lo general sufren fracturas en alas y patas o la perforación de sus intestinos.


Fuente: Alcaldía de Ibagué y EFE