Análisis de la realidad y desafíos de la acción evangelizadora

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En desarrollo de la 110 Asamblea Plenaria del Episcopado colombiano, los obispos del país, a la luz del Evangelio y con el apoyo de expertos en distintos ámbitos de la realidad nacional, avanzan en la proyección de claves y directrices pastorales para continuar la tarea evangelizadora.

Por: Diana Álvarez

CEC

La familia, célula de la sociedad; el ámbito educativo y formativo; los sectores de la economía, la salud, la distribución de tierras, las comunicaciones; y flagelos como la corrupción y el recrudecimiento de la violencia en las regiones, fueron tópicos orientadores para la reflexión en torno a la misión de la Conferencia Episcopal y de la Iglesia Católica en la hora presente en Colombia, marcada por la pandemia del Covid-19.

Dentro de los ecos y énfasis de la jornada presentados, al finalizar las intervenciones virtuales de los especialistas, por monseñor Jaime Alberto Mancera Casas, vicario episcopal para la dimensión social de la evangelización, de la arquidiócesis de Bogotá, se destaca la importancia de “reconocer que la crisis social, humanitaria, cultural y ecológica es anterior y la pandemia del coronavirus lo que ha hecho es visibilizarla. Partiendo de esta premisa es vital centrar la atención en el tipo de sociedad que estamos construyendo”.

En esta línea, precisa monseñor Mancera, “es interesante que miremos la espiritualidad con la cual hay que afrontar esta situación”:

  1. Necesidad de aceptar la incertidumbre. Dos conceptos orientan esta perspectiva: adaptarse y superar. “Estamos llamados a pasar de una simple reacción, cómo nos tocó en todos los contextos, a adaptarnos para también superarnos y salir adelante con una actitud resiliente.
  2. Interiorizar y poner en práctica una actitud de humildad. Se ha puesto en evidencia que nadie puede levantar la mano y decir que tiene todas las respuestas, ni que tiene la solución a los problemas; por tanto, nos necesitamos unos a otros, todos tenemos algo importante para aportar”.
  3. Desafío de reconciliarse con el futuro.“Soñar con una era de la solidaridad, que el aprendizaje que deje esta experiencia sea la necesidad de construir una sociedad más compasiva, esto implica una  reconciliación con el futuro, que en un primer momento no es clara, pero que estamos llamados a asumir”.
  4. Apertura hacia la lectura de fe.“Pasar a la pregunta ¿qué está haciendo Dios en medio de estas circunstancias y qué espera de nosotros?”
  5. Adaptación Pastoral.En este ámbito se destaca “la labor educativa – informativa que la Iglesia puede realizar, es decir, su capacidad de llegar a muchos para formar la conciencia; su capacidad de influir para bien en la vida de las personas; su capacidad para transmitir una visión y un horizonte de esperanza frente a lo que está pasando; y su extensión en el territorio nacional”.
  6. Los dilemas éticos y morales“Exigen de la Iglesia su labor educativa, formadora de conciencia (…) Un especial énfasis en la formación de la familia, tanto en la preparación remota como el acompañamiento de los primeros años de la vida familiar, porque es desde esa raíz donde salimos a afrontar las circunstancias”.
  7. Capacidad de convocatoria.Ser conscientes de la “capacidad profética de la Iglesia”, de su posibilidad de reclamar el cumplimiento de los deberes del Estado y de los deberes de los ciudadanos, “porque la responsabilidad es conjunta”.
  8. Adaptación. En este nivel también se encuentra la virtualidad; “estos espacios de las tecnologías de la información y la comunicación requieren nuevas pedagogías. No sólo se trata de transmitir la misa a través del celular y circular en las redes sociales, se debe tener en cuenta que esa transmisión lleve a una experiencia de encuentro con el Señor, a una experiencia de oración”.

“Necesitamos resolver preguntas pedagógicas en el uso de ésta virtualidad en la catequesis, la liturgia, en los cursos pre-sacramentales, en todo lo que nos ha pasado y nos está pasando en este momento en nuestras comunidades, en nuestras diócesis, y la manera como nos estamos adaptando a la nueva situación”.

El lema que acompañó el trabajo de los obispos en la primera asamblea plenaria virtual de la historia es: “Al servicio del Evangelio, para la esperanza de Colombia”.


Tomado del portal de la Conferencia Episcopal de Colombia