Análisis: juicio a Arturo Reyes tras la eliminación en el Preolímpico

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Las causas de un fracaso doloroso, y más cuando el equipo no aprovechó la condición de local.

Por: José Orlando Ascencio

EL TIEMPO

El Preolímpico para Colombia terminó como había comenzado el 18 de enero en Pereira: un equipo derrotado, superado, con muchos errores en la cancha y otros aún más graves desde el banco, y con el agravante de una goleada que hace quedar muy mal un proceso con un técnico, Arturo Reyes, que viene trabajando desde hace año y medio con la Federación Colombiana de Fútbol. Colombia perdió 1-3 con Uruguay y el sueño de ir a Tokio 2020 se esfumó.

A Reyes le respetaron sus antecedentes por los resultados, mas no por el juego de sus equipos, que nunca convencieron no obstante conseguir la clasificación al Mundial Sub-20 de Polonia, el año pasado, y la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Barranquilla. Pero en el último partido se reventó todo. Los 23.000 espectadores que llenaron el estadio Alfonso López terminaron gritando “Fuera, Reyes”.

¿Se irá? Hay un antecedente: Héctor Cárdenas, el DT de la Selección Sub-17, sigue en el cargo a pesar del fracaso enorme en el Suramericano, en el que no ganó ni un punto. Reyes, además, es asistente de Carlos Queiroz en el equipo de mayores. Así que no es claro. Pero este torneo le ayuda poco. ¿En qué falló?

Las convocatorias. Desde la preparación le llovieron las críticas a Reyes. Hay una realidad: los jugadores colombianos cada vez se van más jóvenes al exterior y para este torneo no había obligación de que los cedieran. Así, se quedaron por fuera hombres como Luis Díaz, Juan Camilo Hernández, Carlos Cuesta, Luis Sinisterra y John Lucumí. Pero, además, Reyes pecó de soberbio al dejar por fuera, sin siquiera convocarlos, a dos jugadores: Ian Carlo Poveda, jugador del Manchester City, cedido ahora al Leeds United, y Eddie Salcedo, del Inter. De Poveda llegó a decir que “no siente la camiseta”. Nunca tuvo claro su equipo. En la preparación, Reyes llamó a 52 jugadores, en solo cinco listados. Le quedaron faltando hombres de creación. Las victorias contra Ecuador y Venezuela, que terminaron siendo los equipos más débiles del Preolímpico, le dieron algo de estabilidad, pero cuando tuvo que buscar variantes, falló. El cierre fue terrible: contra Uruguay, cuando tenía que ganar para seguir con vida, armó un esquema de tres defensores que nunca había utilizado. Esa falta de trabajo se notó y los uruguayos le pasaron por encima.

Cambios fatales. Reyes falló más de una vez en la lectura de los partidos. Contra Argentina, en el debut, sacó al jugador que mejor hacía las cosas, Jorge Carrascal, que incluso había marcado el gol de su equipo. “Quería buscar soluciones para encontrar darle la vuelta a Argentina, la gente puede decir lo que quiera, pero nosotros necesitábamos un hombre en punta y alguien que abriera el campo”, dijo entonces. Igual sucedió en el segundo encuentro contra los argentinos, cuando sacó a Nicolás Benedetti. Y contra Uruguay, si ya había desordenado el equipo con la formación, lo destrozó con los cambios: dejó al equipo sin enlace y expuesto a que lo golearan. Apenas fue 1-3.

Las dudas del arquero. Una de las preocupaciones en el fútbol colombiano es el recambio en el arco. Hoy, el titular de la Selección es David Ospina y los dos porteros que está trabajando Queiroz tienen más de 23 años: Álvaro Montero, Aldair Quintana y Éder Chaux. Los dos que llamó Reyes al Preolímpico estaban sin jugar en sus clubes, Esteban Ruiz y Kevin Mier. No tuvieron ni un minuto el semestre pasado; de hecho, Mier cambiará de equipo: irá a Valledupar. Ruiz, aunque no tuvo responsabilidad en la mayoría de los goles, no mostró seguridad.

Las fallas al comienzo y al final. Aunque tiene más que ver con los jugadores que con Reyes, Colombia siempre entró desconcentrada a los partidos. Todos los rivales le hicieron daño en los primeros minutos de cada tiempo. Y en los remates de los partidos, el equipo siempre sufrió, salvo contra Ecuador. El resultado: una eliminación en casa que puede traer consecuencias.

José Orlando Ascencio
Enviado especial de EL TIEMPO
Bucaramanga


Tomado de portal del diario EL TIEMPO