“Aquí estoy, mándame” (Is. 6,8)

 El próximo 18 de octubre celebraremos, Dios mediante la jornada universal de las misiones. Con tal motivo, y como es costumbre, el Papa Francisco nos ha hecho llegar su mensaje para animar el compromiso misionero de la Iglesia entera.

Por: Mons. Oscar José Vélez Isaza 

CEC

En este tiempo marcado por los sufrimientos y desafíos ocasionados por la pandemia del covid 19, el Santo Padre renueva para toda la Iglesia la llamada a la misión, a salir de nosotros mismos por amor a Dios y al prójimo, a confortarnos mutuamente, pues no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos, para llevar vida y esperanza a un mundo inmerso en la muerte y el miedo. “Estamos realmente asustados, desorientados y atemorizados. El dolor y la muerte nos hacen experimentar nuestra fragilidad humana; pero al mismo tiempo todos somos conscientes de que compartimos un fuerte deseo de vida y de liberación del mal… La misión que Dios nos confía a cada uno nos hace pasar del yo temeroso y encerrado al yo reencontrado y renovado por el don de sí mismo”.

El documento lleva por título “Aquí estoy, mándame” (Is. 6, 8), como respuesta a la pregunta que el Señor vuelve a dirigirnos hoy: “A quién enviaré?”. La misión es una respuesta libre y consciente a una llamada de Dios para que, a través de nuestro testimonio de fe y el anuncio del Evangelio, Él pueda seguir manifestando su amor al mundo de hoy. “La misión que Dios nos confía a cada uno nos hace pasar del yo temeroso y encerrado al yo reencontrado y renovado por el don de sí mismo”. En la misión “es Cristo quien saca a la Iglesia de sí misma”. “la misión es una respuesta libre y consciente a la llamada de Dios, pero podemos percibirla sólo cuando vivimos una relación personal con Jesús vivo en la Iglesia”. El Papa nos dirige una serie de interrogantes y desafíos: “¿Estamos listos para recibir la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, para escuchar la llamada a la misión, tanto en la vía del matrimonio como de la virginidad consagrada o del sacerdocio ordenado, como también en la vida ordinaria de todos los días? ¿Estamos dispuestos a ser enviados a cualquier lugar para dar testimonio de nuestra fe en Dios, Padre misericordioso, para proclamar el Evangelio de la salvación de Jesucristo, para compartir la vida divina del Espíritu Santo en la edificación de la Iglesia? ¿Estamos prontos, como María, Madre de Jesús, a ponernos al servicio de la voluntad de Dios sin condiciones?”.

El Santo Padre nos recuerda que, en estos momentos, quizás más que nunca, Dios continúa buscando a quien enviar al mundo y a cada pueblo, para testimoniar su amor, su salvación del pecado y de la muerte, su liberación del mal: “Comprender lo que Dios nos está diciendo en estos tiempos de pandemia también se convierte en un desafío para la misión de la Iglesia. La enfermedad, el sufrimiento, el miedo, el aislamiento nos interpelan. Nos cuestiona la pobreza de los que mueren solos, de los desahuciados, de los que pierden sus empleos y salarios, de los que no tienen hogar ni comida. Ahora, que tenemos la obligación de mantener la distancia física y de permanecer en casa, estamos invitados a redescubrir que necesitamos relaciones sociales, y también la relación comunitaria con Dios. Lejos de aumentar la desconfianza y la indiferencia, esta condición debería hacernos más atentos a nuestra forma de relacionarnos con los demás”.

El Papa Francisco concluye su mensaje invitándonos a todos los fieles a participar activamente en la misión de Jesús en su Iglesia también a través de la oración, la reflexión y la ayuda material por medio de las ofrendas para hacer frente a las necesidades espirituales y materiales de los pueblos y la Iglesia misionera.

+ Oscar José Vélez Isaza. c.m.f.
Obispo de Valledupar


Tomado del portal de la Conferencia Episcopal de Colombia