Armas checas y rusas terminaron en manos de sicarios en Colombia

Foto: Archivo Particular

Una red trasnacional exportaba coca a EE. UU. y Europa e introducía armas que vendía a bandas.

Los impactos de fusil hallados en la camioneta en la que iba Karina García, candidata a la alcaldía de Suárez, Cauca, el día en que un grupo de sicarios la acribilló, no pasaron inadvertidos para un grupo de oficiales de inteligencia de la Policía.

Desde hacía meses, en coordinación con la Agencia de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) de Estados Unidos, le estaban siguiendo la pista a una red que comercializa fusiles entre sicarios del Valle y del Cauca.

Para ese momento, el 2 de septiembre, la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) ya tenía evidencia de que esa red trasnacional estaba ingresando un arsenal a través de encomiendas y ‘correos urgentes’.

Según el expediente, al que EL TIEMPO tuvo acceso, pusieron a circular en el país armas producidas en Alemania, Rusia, Israel, Bélgica, Turquía, Estados Unidos y hasta de la vieja Checoslovaquia.

“En el marco de la presente indagación se logró establecer el tipo de armas y marcas que esta organización criminal comercializa, resaltando que cuenta con una gran oferta de armas de corto y largo alcance, automáticas y semiautomáticas, entre las cuales se identificaron las marcas Bernardelli, Ceská Zbrojovka CZ, FN Five-Seven Córdova, Jericho, Smith & Wesson, Walther, Avtomat Kalashnikova AK, M4 e Ingram, entre otras”, se lee en un informe confidencial al que este diario tuvo acceso.

“En solo armas de fuego de uso personal, comercializaron en 9 meses 180, por un valor de 900 millones de pesos. Y en ese mismo lapso traficaron con cerca de 45 fusiles, tasados en 810 millones”, aseguró un investigador.

Por eso, tanto la Fiscalía como los agentes federales y oficiales de la Policía que participaron en el operativo no dudan en señalar que la banda representaba una amenaza latente para la seguridad pública, toda vez que venían fortaleciendo la capacidad militar de organizaciones criminales dedicadas al sicariato.

Los cabecillas

En rueda de prensa conjunta entre todas las agencias que participaron en la captura de 16 integrantes de la red, el director de la Polfa, general Juan Carlos Buitrago, señaló que ese grupo se había convertido en uno de los principales agentes corruptores de la región.

De hecho, entre los capturados hay seis miembros de la Policía de Cali que les vendían a la red armas incautadas.

Según las autoridades, la organización la lideraban Marlon Salazar Taborda, Álvaro Aristizábal y Euser Salazar, quienes posaban de comerciantes.

De hecho, uno de ellos es el dueño de una empresa de seguridad privada y otro más es prestamista del llamado sistema ‘gota a gota’ entre miembros de la Policía.

“Marlon Salazar es presidente de una junta de acción comunal del barrio donde tiene influencia la organización criminal”, explicó un investigador. Y agregó que Aristizábal tiene una firma con la que obtuvo contratos de seguridad para obras de la Alcaldía de Cali.

Otros eslabones de la red se encargaban de exportar coca y marihuana hacia Haití y Estados Unidos a través de los llamados correos humanos.

También se ubicó a un oficial retirado del Ejército, con el alias de Mayor, que se encargaba de tramitar salvoconductos de manera ilegal para amparar las armas de la red.

De hecho, tenían una especie de polígono privado, cerca de las obras de reforzamiento del dique del río Cauca.

Según el general Buitrago, las armas eran comercializadas entre bandas del distrito de Aguablanca y son responsables del 78 por ciento de muertes violentas en Cali.

La red fue desmantelada mediante 11 diligencias de registro y allanamiento realizadas por las autoridades en Cali, Palmira y Calima El Darién. En el operativo fueron incautadas 1,7 toneladas de coca, 41 kilos de marihuana, seis armas, 138 cartuchos de diferentes calibres, 16 radios de comunicación, nueve celulares, dos computadores, tres silenciadores y tres empuñaduras de revólver.


Tomado del diario EL TIEMPO