“Aún está por verse quién será el Ginsberg de la generación Instagram”

Foto: Noise Press

ARCADIA habló con Ted Hodgkinson, director principal del departamento de Literatura y Palabra Hablada del Southbank Centre, el centro cultural más grande de Europa, sobre gestión cultural y las rutas de la literatura en tiempos digitales.

Por: Julián Santamaría

Revista Arcadia

El mes pasado, el British Council invitó a una delegación de doce expertos británicos en industrias culturales a Bogotá como parte de su proyecto ‘Creative Future’ (Futuro Creativo). El programa tenía como objetivo la socialización y difusión de tendencias actuales sobre economía e industrias creativas desde el diálogo entre los invitados, entre los cuales se encontraban figuras como Nick Barley, director del Festival Internacional del Libro de Edimburgo, Louise Jeffreys, directora artística del Barbican Centre de Londres, y Ted Hodgkinson, director principal del departamento de Literatura y palabra hablada del Southbank Centre de Londres —el centro cultural más grande de Europa—.

Además de su trabajo en el Southbank Centre, Hodgkinson se desempeña como locutor, editor, crítico y escritor. Antes había trabajado como editor digital de la revista Granta. Así mismo, ha participado como jurado del BBC National Short Story Award (2016), el British Book Awards (Debut of the Year, 2016) y el Costa Book Awards para poesía (2012) y fungió como miembro del programa de literatura del Consejo Británico para el Medio Oriente, África del Norte y Asia del Sur. Desde su llegada al Southbank Centre, ha entrevistado a grandes personalidades de la literatura y ha  programado eventos de autores como Margaret Atwood, Philip Pullman, Michelle Obama y Zadie Smith y ha sido uno de los encargados en consolidar la programación del Southbank Centre, una de los referentes en la escena literaria de su país.

ARCADIA tuvo la oportunidad de conversar con Hodgkinson sobre la actualidad de la industria editorial, la implementación de las nuevas tecnologías a un evento literario, y hasta del fenómeno que ha sido designado como Instagram poetry (“Poesía de instagram”).

En el Southbank Centre, usted ha logrado el balance entre una asistencia masiva y una programación de muy alta calidad. Para muchos, estas dos líneas difíciles de conciliar. ¿Cómo ha logrado mantener ese equilibrio?

Pienso que ambas cosas van de la mano. Es algo que surge del hecho en que confío fielmente en la inteligencia de la audiencia. Siempre comienzo con la máxima de que las audiencias están dispuestas a aceptar retos, que quieren ver escritores de gran calidad y no solo por su popularidad. Es muy gratificante ver que tenemos una audiencia que crece. De hecho, en los últimos tres años el programa de literatura duplicó su asistencia. La fórmula es sencilla: invitar a aquellos escritores que más nos entusiasman, y estando seguros de que la audiencia comparte ese interés. Si a nosotros no nos emociona, ¿por qué debería emocionar a la audiencia?

En los últimos años, el Reino Unido ha tenido una ola de renovado interés por los eventos literarios. ¿Cómo concibe este tipo de eventos en el Southbank Centre?

La forma en que se ejecuta cada evento es ligeramente diferente pero nuestra intención es la misma: crear una verdadera intimidad. Los eventos literarios son para crear intimidad entre el autor y la audiencia. Un buen evento te abre los ojos a una historia que no conocías antes, o te dará introspecciones en todo ese mundo imaginario que se gesta en la mente de un autor. ¡Inclusive si estas en la última silla! Es algo que no puedes obtener tan fácilmente escuchando un podcast o viendo televisión.

Bajo esta concepción, ¿qué lugar tendría todo ese gran mantra que se repite y se ve como el futuro de tantas empresas culturales de encontrar nuevos horizontes y experiencias en la dimensión digital? 

A veces, tan solo necesitas un gran narrador y un micrófono para llegar a tener una experiencia realmente única. O un gran elenco de actores que traigan a la vida una buena obra literaria, como lo han sido nuestras lecturas en vivo de trabajos como la Odisea de Homero hasta Todo se desmorona de Chinua Achebe. Pero claro que hemos intentado implementar elementos digitales. Sobre todo al colaborar con artistas digitales para traer nuevas dimensiones a nuestros eventos, como cuando hicimos una pared interactiva inspirada en la adaptación que hizo Margaret Atwood a La tempestad, en el que ella misma danzó, o cuando trabajamos con Kazuo Ishiguro y Michael Ondaatje para crear cortometrajes basados en sus archivos personales como una forma de abrir una ventana a sus vidas en la escritura. Habiendo abordado de ambas maneras, es decir desde no tener un solo elemento digital hasta trabajar fuertemente con uno, ya sabemos todo se reduce a sí ese elemento digital puede favorecer a la experiencia o no.

En 2018, el Southbank centre acogió una exposición sobre Instagram poetry (“Poesía de instagram”). La exposición trajo consigo varias críticas. ¿Cúal es su posición frente a ese fenómeno?

Sé que para algunos, la poesía en Instagram no merece tener una exposición dedicada. Pero creo que es un fenómeno que merece ser mirado con detenimiento. Cuando Allen Ginsberg leyó Howl por primera vez en el Southbank Centre, muchos dijeron que no era poesía. Y hoy en día es considerado uno de los grandes poemas de la literatura estadounidense. Creo que se pueden percibir ciertos paralelos entre la forma en que los beats fueron recibidos. Lo que aún está por verse es quién será el Ginsberg de la generación Instagram. El Southbank Centre es una plataforma que siempre ha recibido con los brazos abiertos a los poetas que han querido ir a las fronteras de su arte, en especial a aquellos que están buscando las maneras de salirse de las formas tradicionales de difundir su trabajo.

Una importante parte de su trayectoria ha estado ligada a la industria editorial. ¿Hay algún proyecto que recientemente haya llamado su atención?

Amo trabajar de la mano con las editoriales, quizás, porque fue donde comencé, como editor digital de la revista Granta y de una editorial independiente. Un proyecto que me ha impresionado últimamente es una serie que se financia a través de crowdfunding llamada ‘Translating Feminisms’ de la editorial Tilted Axis Press. Son unos folletines bellamente diseñados que le dan visibilidad a algunas promesas literarias que escriben desde todas partes de Asia.

Hay una crítica que se le hace con frecuencia a la industria editorial inglesa. A lo que me refiero es a su aislacionismo con respecto a otras lenguas y tradiciones literarias. Claro está, hay casos en los que uno ve interés por traducir obras literarias extranjeras. Pero, ¿cree que es una crítica válida? ¿Hasta qué punto?

Creo que sí es una crítica válida. Porque el aislacionismo ha sido la norma durante demasiado tiempo. Y aunque el cambio venga lentamente y hasta el momento se trate de un porcentaje muy reducido de ejemplos, es algo que ya se siente en el aire. En gran medida, esto se debe a los esfuerzos de editoriales independientes que tienen una mentalidad más abierta y a premios internacionales como el International Booker Prize, que se ha encargado de catapultar a estos escritores y a sus brillantes traductores hacia un importante reconocimiento comercial. Es un cambio lento pero seguro hacia algo positivo.

El Southbank centre es la sede del Man Booker PrizeEn 2018, para celebrar su edición número cincuenta, se concedió un galardón especial, el Golden Man Booker Prize, que buscaba determinar “el mejor trabajo de ficción que ha participado en el premio durante de las últimas décadas”. La obra ganadora fue El paciente inglés de Michael Michael Ondaatje. ¿Usted habría votado por esta obra o tiene otro favorito?

Me sentí encantado cuando supe que el ganador fue El paciente inglés. Pero, si tuviera que escoger un ganador entre los otro cincuenta postulados, personalmente, habría escogido The Remains of the Day de Kazuo Ishiguro que fue el ganador del Man Booker Prize de 1989.

Uno de los finalistas en la más reciente edición del International Booker Prize fue Juan Gabriel Vásquez, uno de los autores colombianos más leídos en la actualidad. ¿Lo ha leído?

Claro que lo he leído. Es un gran escritor que tuvimos la oportunidad de tener en el Southbank Centre recientemente. Hace poco leí La forma de las ruinas y me pareció una novela ingeniosa y hechizante. Te adentra en ese gran laberinto que es la historia política de colombia y no solo te muestra los grandes monstruos que lo habitan, sino también esos valientes intentos por escapar de un legado turbulento.


Tomado del portal de la Revista Arcadia