Campuzano, de dormir en la calle a cumplir su sueño de gloria

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Entrevista concedida, hace unos días, del diario La Nación, del Grupo de Diarios América. 

Por: Pablo Lisotto / Diario La Nación (Ar)

EL TIEMPO

Nada es casualidad en la vida de Jorman Campuzano. En su ADN tiene incorporado el chip que le permite saber esperar el momento indicado. Alguna vez consideró que vivir debajo de un puente en Bogotá formaba parte del camino, en su afán por llegar a ser futbolista profesional. También lavó copas y fue delivery de un parripollo. Incluso, es el día de hoy que no sabe qué fuerza sobrenatural le levantó el brazo derecho cuando en su última gran oportunidad con la pelota llamaron a los que habían ido a probarse como volantes centrales, habiendo sido siempre delantero.

Campuzano, campeón de la Superliga argentina con el Boca Juniors, equipo con el que marcó su primer gol en el triunfo 1-4 contra Godoy Cruz en la Copa de la Superliga el sábado pasado, lavó copas y fue domiciliario de un asadero de pollos en el barrio Venecia, del sur de Bogotá.

Todo eso le sirvió para llegar a este momento en Boca Juniors, donde supo tener la paciencia suficiente como para aguardar un año hasta tener la posibilidad de afirmarse como titular y convertirse en una pieza clave en el mediocampo del flamante campeón de la Superliga.

Es verdad: la llegada de Miguel Ángel Russo como entrenador, el bajo nivel de Iván Marcone y la inesperada partida de Daniele De Rossi le ofrecieron un escenario inmejorable al chico nacido hace 23 años en Tamalameque, un pequeño municipio del norte de Colombia, ubicado dentro de departamento de Cesar. Pero sería injusto resumir su actualidad a esa pequeña cuota de fortuna.

La clave está en su fortaleza mental. En no bajar nunca los brazos. En estar siempre preparado y a disposición del entrenador de turno. Así se muestra en la charla con la nación, en la que exhibe su alegría por el presente que le toca vivir, su ilusión por el futuro promisorio y su agradecimiento por todos los aprendizajes que recolectó frente a las duras experiencias que vivió en el pasado.

¿Qué ocurrió en tu vida para que termines viviendo debajo de un puente?
Lo que siempre pasa en toda historia. Cuando tú quieres un sueño te le animás a lo que sea. Y yo me animé a cualquier dificultad, incluso a dormir en la calle, o a acostarme sin comer y solo con agua en el estómago, y aguantar el hambre todo el día. Vivía así para poder quedarme en la capital de Colombia y no volver a mi pueblo. Les decía a mis padres que almorzaba y era todo mentira.

¿Cómo recordás ese momento tan complicado?
-Es una etapa que jamás olvidaré. Lo que viví fue algo muy duro, y eso me sirvió para ser un ejemplo y para tener siempre los pies sobre la tierra. Me tocó estar en la calle y ahora estoy en la cima, y tengo que ser muy humilde y sencillo con las personas. Y tratarlas siempre con respeto, que es lo más importante.

¿Qué aprendizaje te dejó aquello?
Todo eso me hace más fuerte cada día, y me sirve conseguir diversos objetivos, que es lo que quiero, para lograr muchas cosas en esta institución. Y no solo decirlo ante los micrófonos sino hablar en la cancha y demostrarlo con las ganas. Vivir debajo de un puente no es fácil, pero por aquella experiencia es muy difícil que me caiga anímicamente, ya sea porque no me toque jugar o por una lesión.

¿Creés que el destino está escrito o que uno lo va construyendo?
La calle te puede llevar por el buen camino o por el malo. Puedes ser futbolista, o caer en la delincuencia y matar o robar. Por eso la disciplina es lo más importante para lograr todas tus metas y todos tus sueños. Me siento un afortunado, pero más allá de la suerte que tuve porque alguien apareció y me vio jugar en la calle, si hubiera sido un indisciplinado esa suerte se hubiera desvanecido.

Si no eras futbolista, ¿qué hubieras sido?
Soldado. Por la violencia que había en mi pueblo yo quería servir a la patria de Colombia. Pero mi gran amigo Colo me dijo que tenía el don para ser futbolista.

¿El hincha de Boca está viendo al mejor Campuzano o todavía no llegaste a tu techo?
Sé mis cualidades y mis condiciones, y así como creo que estoy en el mejor momento desde que llegue a Boca, sé que puedo dar mucho más. Todavía no han visto al mejor Campuzano. Solo es cuestión de trabajar y hacérsela difícil al cuerpo técnico, sabiendo que hay hombres con muy buen pie, como Marcone, y algunos chicos de las inferiores.

Igual, sos una de las figuras destacadas del equipo
La verdad es que todos somos importantes. Desde el utilero hasta Carlitos, que lo ganó todo. Aquí hay que aprovechar cada oportunidad. Apenas llegué, recuerdo un muy buen partido contra Lanús, donde me sentí con el ritmo que se juega aquí: choqué, quité y entregué juego.

¿El cambio de entrenador te favoreció?
Estoy muy agradecido al profe (Miguel Russo) porque me está brindando confianza y me siento muy cómodo. También motiva mucho tener cerca a Román (Riquelme), que este siempre pendiente de nosotros y nos saca presión. Lo mismo ocurre con (Jorge) Bermúdez, que me dio muchos consejos para que aproveche mis oportunidades, y los valoro.

¿Qué te dijo Russo apenas asumió?
No tuve el mejor comienzo porque, por un cambio de horario, perdí el vuelo en Colombia y llegué tarde al inicio de la pretemporada. Pero me dijo que querían contar conmigo. Y esa llegada tarde me hizo esforzarme aún más para enmendar y dejar atrás ese error.

¿La partida de De Rossi te allanó el camino?
-Yo aprendí mucho de De Rossi, ojalá esté viendo este lindo momento por el que estoy pasando. Él me decía siempre que no bajara los brazos. Es un gran padre y consejero del futbol. Me dijo que me entrenara siempre como si fuese el último entrenamiento. Extraño sus consejos y cómo nos entendíamos en la cancha.

La historia reciente de Boca está muy vinculada a Colombia. Cuando llega un futbolista de ese país ya lo quieren antes de que pise la cancha. ¿Sentís eso?
Sí. Desde el primer momento que comenzaron los rumores de mi llegada ya sentía eso. Y todo eso es gracias a lo que hicieron mis compatriotas que pasaron por este club en mi puesto. Como Chicho (Serna), o últimamente Wilmar (Barrios). Ese amor que tienen con nosotros los colombianos es muy grande y se agradece siempre de una sola manera: dejándolo todo en el campo cada vez que toca jugar.

Pero tu estilo es diferente al de Barrios
Sí, es cierto. Yo tengo un estilo que quizás es más cercano al de Sebastián Pérez. Soy de distribuir más el juego. En cambio Wilmar mete mucho, que es lo que le gusta al hincha de Boca. Pero si tengo que meter, pues también lo hago. No hay ningún problema.

¿Le cuesta al colombiano adaptarse al fútbol argentino?
Últimamente no nos ha costado mucho. En los últimos años se hicieron las cosas muy bien, y es algo muy lindo que vive el fútbol de nuestro país gracias a las oportunidades que nos dan acá.

Pablo Lisotto
LA NACIÓN
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