El momento amargo que saborea el cine colombiano por la pandemia

Foto: Proimágenes

La apretada situación del FDC y la crisis de un sector que será de los últimos en reactivarse.

Por: Sofía Gómez G.

EL TIEMPO

¿Es el fin de los besos en las películas? ¿Cómo se realizarán rodajes en medio de una pandemia que no permite estar a menos de dos metros, tiene prohibido el contacto físico y obliga a portar mascarillas a todo el mundo?

“Habrá que tomar muchas pruebas de covid- 19 antes de volver a trabajar –augura Claudia Triana, directora de Proimágenes (el Fondo Mixto de Promoción Cinematográfica)–. Seguro lo primero que se haga será con producción reducida, en estudios cerrados y con pocos actores”.

En países que resultaron fuertemente afectados por la covid-19, como China, Italia y España, ya hay protocolos listos para reactivar la industria del cine. De hecho, el gigante asiático ha retomado actividades con estrictas medidas sanitarias, como encerrar en un hotel, durante dos semanas previas a la filmación, a todas las personas que van a participar. Ya confirmando su buen estado de salud, se trasladan a un estudio en una van, en la que solo pueden viajar dos o tres pasajeros (cuando caben 10). Allí permanecen aislados mientras dura la grabación, con monitoreo médico.

(Lea también: ¿Qué será de los grandes estrenos en cine del 2020?)

“En Colombia no habrá presupuesto que sustente algo similar”, asegura el realizador y productor bogotano Harold Trompetero, que adelanta por estos días de cuarentena y sin salir de casa el rodaje de su filme ‘El baño’, que planea estrenar en pantalla grande cuando se reabran los teatros.

El sector audiovisual local será, sin duda, uno de los más golpeados por la covid-19, a la par de los negocios del entretenimiento y el ocio –como la moda, los conciertos, el teatro, los bares y los restaurantes–. También será de los últimos en reactivarse.
“El cine estará, como el resto de actividades productivas intensivas en capital humano, avanzando lentamente en un camino de prueba y error que tomará tiempo en estabilizarse”, dice el crítico Mauricio Reina.

Para intentar paliar la crisis, Netflix y la Academia Colombiana de Cine crearon hace unas semanas el Fondo de Apoyo Covid-19 para la Industria Cinematográfica y Audiovisual, que apoyará a 1.500 técnicos y personal de soporte del sector, con una donación de 500.000 dólares.

“Los trabajadores técnicos son la columna vertebral de la industria cinematográfica y audiovisual, y también por ellos trabajamos desde el proceso de agremiación. Esperamos que uniendo esfuerzos podamos apoyarlos en estos momentos difíciles”, expresó Consuelo Luzardo, presidenta de la academia, en un comunicado.

Los internacionales y el FDC

Uno de los pilares de la producción nacional es el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), que se nutre de la cuota parafiscal que pagan exhibidores, distribuidores y productores al exhibir películas.

Eso significa que un porcentaje de la taquilla de cualquier entrada a cine se destina al fondo. Claramente se verán impactados sus recursos, debido al cierre indefinido de todas las salas del país desde marzo pasado.

“El FDC no va a tener plata el año entrante porque no habrá dinero de las pantallas. Por eso hay que intentar mover la industria desde ya”, dice Trompetero al impulsar a sus colegas a producir, de acuerdo con las posibilidades, durante este tiempo.

La realidad es más o menos apabullante: hay dinero, pero no tanto. Para el 2020, el fondo tenía un presupuesto aprobado de 26.000 millones de pesos; apenas se tomaron las medidas restrictivas por el coronavirus, el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematografía (CNACC) y Proimágenes, que destinan y administrar los dineros, se sentaron a hacerles ‘cirugía’ a las convocatorias.

“Afortunadamente teníamos unos ingresos no comprometidos, 8.000 millones de pesos del año pasado, que sumados al recaudo de enero, febrero y lo que dio marzo –2.000 millones– nos permitieron hacer una convocatoria de 10.000, que se encuentra abierta”, cuenta Triana. Se podrán desarrollar proyectos no en 33 modalidades, sino en 21, de las cuales se priorizaron relatos regionales.

Para Reina, el sector está cobijado con las ayudas financieras y subsidios de los que también disponen todas las empresas del país. Aunque “sería ideal que el cine no perdiera recursos que le son propios por culpa de la crisis”.

Al cese de la producción local se suma la suspensión de los rodajes extranjeros que se estaban llevando a cabo en el país, promovidos por la Ley 1556.

Trompetero es pesimista al respecto: “Hay un falso albur: muchos están pensando que cuando pase el virus van a venir extranjeros por montones a filmar aquí. Yo creo que no. La gente no va a salir de sus países a producir películas durante mucho tiempo”.

Por la pandemia, cuatro rodajes internacionales están en vilo, y “hasta que no se genere confianza, la gente no va a volver. Es el mismo panorama para las salas de cine.

Suponiendo que tuvieran toda la logística lista –cuadradas las distancias entre las sillas, solucionado el tema de la limpieza y de la comida–, ¿cuándo volverá la gente?”, se pregunta Triana.

SOFÍA GÓMEZ G.
Cultura y Entretenimiento


Tomado del portal del diario EL TIEMPO