El nacimiento de niños es la esperanza de un pueblo

Imagen: Aciprensa/ Daniel Ibañez

El Papa Francisco pidió a los gobiernos políticas para acabar con el “invierno demográfico” y aumentar la tasa de natalidad en Europa.

Así lo expresó al considerar que “es el principal indicador para medir la esperanza de un pueblo”, en su discurso al participar en la tercera edición de ‘Los Estados Generales de la Natalidad’ este viernes 12 de mayo.

El Santo Padre se refirió a los datos en Italia, donde el 2022 se alcanzó la tasa de natalidad más baja de la historia, con sólo 393 mil nuevos nacimientos.

El Pontífice abrió su discurso con “dos fotografías” (dos anécdotas): “Hace dos semanas, mi secretario estaba en la plaza y venía una madre con un cochecito. Él, un sacerdote de corazón tierno, se acercó para bendecir al bebé… ¡Era un perrito!”, anotó el Papa ante la sorpresa del público.

Tras las palabras de apertura de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, reivindicando el derecho y la belleza de tener un hijo que el Estado debe defender, el Santo Padre reveló la segunda “fotografía” del problema de la falta de niños en el ‘bel paese’ y en el ‘viejo continente’:

“Hace quince días, en la audiencia de los miércoles, iba a saludar, y llegué delante de una señora, de unos cincuenta años más o menos; saludé a la señora y ella abrió una bolsa y me dijo: ‘Bendígamelo, mi bebé’: ¡un perrito! Ahí no tuve paciencia y regañé a la señora: ‘¡Señora, tantos niños tienen hambre, y usted con el perrito! Hermanos y hermanas, estas son escenas del presente, pero si las cosas siguen así, ésta será la costumbre del futuro, tengamos cuidado”, advirtió el Papa.

Traer hijos al mundo se percibe como una empresa

El Santo Padre señaló que “el tema de la natalidad es central para todos, especialmente para el futuro de Italia y Europa”. “Hoy en día, traer hijos al mundo se percibe como una empresa a cargo de las familias. Y esto, desgraciadamente, condiciona la mentalidad de las jóvenes generaciones, que crecen en la incertidumbre, cuando no en la desilusión y el miedo”.

“Viven en un clima social en el que fundar una familia se está convirtiendo en un esfuerzo titánico, en lugar de ser un valor compartido que todos reconocen y apoyan”, describió el Sucesor de Pedro.

El Papa recordó las palabras sobre la “crisis” que atraviesan Italia y Europa pronunciadas por Meloni, antes de su discurso: “De la crisis no se sale solo, o salimos todos o no salimos, de la crisis no se sale igual”.

“Las dificultades para encontrar un empleo estable, las dificultades para mantenerlo, las viviendas prohibitivamente caras, los alquileres por las nubes y los salarios insuficientes son problemas reales”, sostuvo. El Santo Padre indicó que son varios los problemas que enfrentan las familias y que la política debe resolver.

Las mujeres, las más perjudicadas

En este contexto, aseguró que las más perjudicadas son las mujeres, que “son esclavas de la regla del trabajo selectivo que impide la maternidad”. El Papa contó la historia de una mujer que tuvo que aceptar un salario demasiado bajo, pues de lo contrario no tendría un trabajo.

“Necesitamos, por tanto, políticas con visión de futuro” y “dejar atrás este invierno demográfico”. Para ello cursó una invitación a abordar el problema ”sin vallas ideológicas ni posturas preconcebidas”.

La familia no es el problema, sino la solución

La familia, expresó el Santo Padre, “no es parte del problema, sino parte de su solución”. Y por eso preguntó a quienes toman decisiones sobre el futuro de las familias: “¿Hay alguien que sepa mirar hacia adelante con la valentía de apostar por las familias, por los niños, por los jóvenes?”.

La natalidad es una cuestión de esperanza

Así, “el reto de la natalidad es una cuestión de esperanza”, expresó el Pontífice. “Pero cuidado, la esperanza no es, como a menudo se piensa, optimismo”. Asimismo, advirtió que “no es una ilusión ni una emoción; es una virtud concreta”. Por tanto, instó a “alimentar la esperanza”, que es “acción social, intelectual, artística, política en el más alto sentido de la palabra”. “La esperanza genera cambio y mejora el futuro”.

La Biblia nos dice que la esperanza no defrauda, confirmó. Y por eso pidió el Papa que no nos resignemos a la sonrisa del compromiso, porque “es precisamente en los desiertos más áridos donde Dios abre caminos nuevos”. “La esperanza, de hecho, nos desafía a ponernos en marcha para encontrar soluciones” ante “tantas injusticias”.

Los niños no son bienes individuales

“La guerra es una de ellas”, añadió. “Los niños no son bienes individuales, sino personas que contribuyen al crecimiento de todos, aportando riqueza humana y generacional”. Los niños aportan “creatividad al corazón de los padres”.

De ahí que instó a “sentirse llamados a la gran tarea de regenerar la esperanza, de poner en marcha procesos que den impulso y vida a Italia, a Europa, al mundo, que nos traigan muchos niños”.


Fuente: Aciprensa