El nuevo disco de The Cranberries es un bello adiós al grupo y a Dolores O’Riordan

Foto: The Cranbierres

La banda irlandesa publica el álbum póstumo tras la muerte de su cantante

Por: Fernando Navarro

El País (Es)

El título no puede ser más definitorio: In the End (En el final). Sucede lo mismo con las canciones que abren y cierran el nuevo disco de The Cranberries: All Over Now (Todo se acaba ahora) y, precisamente, In the End. Hoy, viernes, se ha publicado el último álbum de la banda irlandesa, destrozada desde la muerte de su cantante, la hipnótica Dolores O’Riordan.

Es el último disco, no solo por ser el más reciente, sino también por ser literalmente el último de un grupo que se marcó a fuego en la memoria del indie-rock de toda una generación, desde que debutaron en 1993 con Everybody Else Is Doing It, So Why Can’t We? Ahora, In the End supone el abrupto final de la banda, algo que no entraba en sus planes hasta el fallecimiento por ahogamiento de O’Riordan, el 15 de enero de 2018, con 46 años, en la bañera de su casa tras ingerir una gran cantidad de alcohol. Su muerte marcó el fin y este álbum es una despedida para ella y para el grupo. En palabras de Noel Hogan, guitarrista y compositor de The Cranberries, a la agencia Efe: “Es una bonita manera de acabar esta aventura”.

In the End supone un regreso a las raíces de la banda, cuyo anterior trabajo, Roses, que salió hace siete años, tenía un aire más amable y pop. Suena con la contundencia dolorida y profunda que definió a The Cranberries desde sus primeros pasos. Buena parte de culpa reside en Stephen Street, el productor de In the End y el hombre que les ayudó a moldear el sonido de sus primeros trabajos, Everybody Else Is Doing It, So Why Can’t We? y No Need to Argue, dos obras que mostraron el poderío sonoro de los irlandeses. Pero también la envolvente atmósfera de este nuevo álbum surge de las motivaciones que lo concibieron.

Hogan ha explicado que O’Riordan estaba entusiasmada con este disco y que todos se metieron de lleno en unas canciones que, una vez más, volvían a convertirse en confesiones demoledoras. Es el caso de Lost, donde la cantante fallecida reconoce haber sido víctima de abusos sexuales. “En el pasado, en el pasado, creo que aún vivo en el pasado, y sé que el tiempo ha pasado muy rápido”, reza la letra de una canción que en su delicado crescendo lúgubre se convierte en un llanto.

Desde que obtuvieron su primer éxito con la canción Linger, que hablaba sobre el rechazo y las frustraciones del desamor adolescente, la búsqueda de armonía emocional ha sido una constante en la música de The Cranberries, capaces de ofrecer bellos destellos existenciales con guitarras bien tejidas y la voz magnética de O’Riordan. Sus luchas sentimentales y su necesidad de hallar un lugar en el mundo se muestran en destacados medios tiempos como Illusion, Crazy Heart y The Pressure.

Sin embargo, nada suena más etéreo que la canción de despedida del disco. El canto de O’Riordan en In the End se vislumbra como entre sueños, con su voz casi como en un susurro dentro de una melodía de aroma celta. Es el adiós que jamás quisieron The Cranbierres. Es el adiós con que siempre se podrá recordar a Dolores O’Riordan.


Tomado del diario El País (Es)