En Amazon, las obras de George Orwell se venden en una neolengua

Foto: CreditCreditDamien Maloney para The New York Times

Los libros del autor británico, irónicamente, están desinformando debido a la comercialización de versiones piratas de “1984” o “Rebelión en la granja”.

Por: David Streitfeld

The New York Times (es)

SAN FRANCISCO — En 1984 de George Orwell, los clásicos de la literatura son reescritos en la neolengua, una revisión y reducción del idioma que tiene como propósito hacer que los pensamientos prohibidos sean literalmente impensables. “La destrucción de las palabras es algo de gran hermosura”, exclama un personaje de la novela.

Ahora algunas de las palabras del propio Orwell están siendo reescritas en la enorme librería virtual de Amazon, un lugar donde las leyes de derechos de autor son aplicadas de manera notablemente laxa. La reputación de Orwell está a salvo, pero no sucede los mismo con sus oraciones.

En las últimas semanas pude ver de cerca este proceso cuando compré una decena de libros falsos y ediciones piratas en inglés de la obra de Orwell en Amazon. Algunas copias fueron impresas en India, donde los trabajos del escritor están en el dominio público, aunque estaban siendo comercializadas en Estados Unidos, donde se mantienen los derechos de autor.

Algunos libros eran falsificaciones, como una edición de sus memorias Sin blanca en París y Londres que fue “editada” para estudiantes de secundaria. Los encargados de administrar el patrimonio del autor señalaron que no dieron permiso para la publicación del libro, impreso con la subsidiaria de autopublicación de Amazon. Algunos falsificadores incluso se atreven a comercializar los clásicos de Orwell como si fueran de su propiedad, pues registran los derechos de autor de las obras bajo sus nombres.

Lo que une a todos estos libros es que por ninguno de ellos se hicieron los pagos correspondientes al derecho de autor, lo cual significa que se pueden ofrecer como la alternativa de bajo costo a los títulos legales de Orwell. Después de todo, si necesitas una copia de Rebelión en la granja o de 1984 para la escuela, no vas a reparar en quién lo publicó. Porque todas las ediciones de 1984 son iguales, ¿no?

No siempre, no en Amazon.

Para su sorpresa, un lector descubrió que su nueva copia de 1984 tenía fragmentos que estaban “redactados de manera ligeramente distinta”. Otra lectora ofreció pruebas fotográficas de que su edición era un texto casi incomprensible. Un tercero dijo que la palabra faces (que en español significa rostros), fue remplazada en su copia por feces (heces). Una de las quejas más comunes de los usuarios es que recibieron libros de Orwell a los que les faltaban páginas.

Incluso cambiaron los títulos. Una edición de Rebelión en la granja, cuyo subtítulo original es “Un cuento de hadas”, dice en el reverso que es Rebelión en la granja: un cuento de justicia. El prefacio de esa copia hace referencia a otra gran obra de Orwell, Homenaje a Cataluña, pero la llama Homepage of Cataluña (página de inicio de Cataluña).

Comencé a revisar los libros de Orwell en Amazon después de escribir sobre el auge de las falsificaciones de libros que se conseguían allí. Encontré que la existencia de los libros falsos parecía estar ayudando a Amazon, al ser una razón por la cual los editores se sienten obligados a vender sus copias genuinas por medio del sitio. Amazon respondió en ese entonces que ha invertido en personal y en herramientas tecnológicas para prevenir los casos de fraude.

En respuesta al tema de los libros de Orwell, Amazon dijo el 18 de agosto en un comunicado que “no hay una fuente verídica única” sobre el estatus de derechos de autor de todos los libros en todos los países, así que la vigilancia de lo que se vende en el sitio depende de los autores y las editoriales. “Este es un asunto complejo para todos los minoristas”, comentó. La compañía añadió que la inteligencia artificial y el aprendizaje automático son poco eficaces cuando no hay una sola “fuente verídica” de la que el modelo pueda aprender para hacer las revisiones.

Vender libros es una profesión antigua y complicada, y las ediciones falsas de todo tipo pueden aparecer en todas partes. Sin embargo, Amazon es la librería más grande del mundo y los estándares que establece sientan precedentes para el resto de los negocios.

Las ediciones falsificadas y las importadas generalmente son las menos costosas. ¿Quién puede culpar a la gente por comprarlas? Así que lo hacen. Una edición legítima de 7,99 dólares de 1984 hace poco estaba en el lugar número 72 de los libros más vendidos en Amazon. Una importación india de cinco dólares estaba en el lugar 970, lo cual sugería que esas copias también se estaban vendiendo a un ritmo constante.

Lo más probable es que la mayoría de los textos estén tergiversados debido a la ignorancia o la negligencia, pero, en los casos más radicales, estas versiones falsificadas pretenden mejorar a Orwell, como la “edición para estudiantes de secundaria” no autorizada de sus memorias de 1933.

La versión dice que fue editada por Moira Propreat. No fue posible contactar a esa persona; de hecho, su existencia no pudo verificarse. El libro de memorias, Sin blanca en París y Londres, habla de momentos de indigencia y de las terribles conductas a las que llegan las personas cuando están muriendo de hambre. La edición dice que Propreat buscó presentar las historias de manera “más digerible”.

Hasta hace poco, mejorar a Orwell no era una propuesta práctica para hacer negocios. Después Amazon cambió la manera de acceder al mundo literario cuidadosamente curado. El acceso al mercado ya no era determinado solo por las editoriales, los vendedores de libros ni los reseñistas. Incluso los libros más marginales de pronto estaban disponibles para todos en todas partes.

Sin embargo, innovar de esa manera también permitió que incursionaran personas a las que al parecer no les importa la calidad de lo que venden.

“Cada semana aparece una edición falsa”, dijo Bill Hamilton, el albacea literario de Orwell. “¿Cuándo será que una compañía como Amazon va a asumir la responsabilidad por la gestión de los productos que pasan por sus manos?”.

Si Amazon vetara cada título de la manera en que lo hacen las librerías físicas, necesitaría muchos más empleados. Eso costaría más, lo cual reduciría sus ganancias. Busqué en mi cuenta de Amazon una manera de avisarle a la empresa que me estaba vendiendo ediciones falsificadas y no pude encontrarla. (Amazon sugirió que usara el apartado para “reportar información incorrecta del producto” en cada una de las páginas que venden las ediciones falsas, o que los llamara. También señaló que si elegía hacer una devolución, ahí podría seleccionar el motivo entre alguna de las opciones de un menú).

Uno de los libros de Orwell que compré era una copia de Rebelión en la granja publicada por Grapevine India. En la página legal declaraba: “El autor respeta a todas las personas, organizaciones y comunidades, y no tiene la intención en esta novela de herir a ninguna persona, organización (ni) comunidad”.

Orwell nunca dijo eso, según me confirmó la gestión patrimonial. Se trataba de un mensaje de 2019 agregado sin consultar a una historia de 1945, curiosamente en una edición que eligió desaparecer al autor y al pasado: no había reconocimiento de los derechos de autor, ni mención alguna del año 1945.

En La política y el idioma inglés, Orwell escribió que “la dejadez de nuestro lenguaje hace más fácil que pensemos disparates”. Su idea habría sido bien comprobada por otra edición falsa de Rebelión en la granja, vendida por Amazon y publicada por Adarsh Books. La introducción incluye esta oración: “Cuando los animales, los llamados personajes de la novela, intentan aprender el alfabeto de diferentes maneras, es definitivamente la escena que provocaría una risa inesperada en el lector”.

Grapevine y Adarsh tienen la libertad de publicar estos libros en India, donde son de dominio público. No obstante, después de que le pregunté a Amazon sobre las ediciones indias a mediados de agosto, bloqueó la venta de esas versiones en Estados Unidos, incluida una edición digital de 1984. También eliminó las versiones falsas por las que pregunté. Un correo electrónico enviado a la dirección de Adarsh que estaba impresa en su edición de Rebelión en la granja fue respondida con un error de envío por dirección inexistente. Grapevine no respondió a una solicitud para hacer comentarios.

Incluso si a los clientes de Amazon les importa si la edición es legal o no, es difícil que sepan que están comprando una u otra. Amazon a veces reúne todas las reseñas de un solo título en el mismo apartado, sin importar para qué edición las escribieron los usuarios. Eso significa que una edición no autorizada de Rebelión en la granja puede tener miles de reseñas positivas, lo cual haría creer a un cliente que se trata de una edición válida.

Las grandes casas editoriales estadounidenses, que en su mayor parte no habían dicho nada sobre la empresa desde que una resolución legal de 2013 favoreció a Amazon ante las quejas de que monopoliza el mercado de libros electrónicos, están empezando a levantar la voz. La Association of American Publishers (asociación de editores de Estados Unidos) presentó en junio una solicitud de revisión del mercado hecha con investigación exhaustiva ante la Comisión Federal del Comercio (FTC). El texto es bastante franco.

“El mercado de las ideas ahora está en riesgo de sufrir un daño grave, si no es que irreparable, debido al dominio sin precedentes de un muy pequeño número de plataformas tecnológicas”, indica el informe.

Mientras tanto, los libros siguen siendo reescritos. Hace poco, un lector alertó acerca de otro clásico distópico que compró en Amazon.

“Este no es el verdadero Fahrenheit 451”, escribió. “La redacción es distinta; el primer capítulo no tiene el título adecuado: pusieron la primera frase del capítulo como si fuera el título de la edición. Hay dedazos y problemas de espaciado. Deben anunciar que este no es un libro auténtico”.

David Streitfeld ha escrito sobre la tecnología y sus efectos desde hace veinte años. En 2013 fue parte del equipo que ganó el Premio Pulitzer por Reportaje Explicativo.


Tomado del diario The New York Times (es)