En memoria de Monseñor Eccelino Diaz Arenas, en recuerdo de sus Bodas de oro sacerdotales

Hoy 12 de agosto, Monseñor Eccelino estaría celebrando 50 años de ordenación sacerdotal. Con motivo de esta fecha compartimos un escrito realizado por Miguel Angel Castro Sarmiento, quien rinde un sentido homenaje a Monseñor y su ministerio presbiteral:

Apreciado y recordado Monseñor: Hoy es 12 de agosto, fecha especial en la que serían 50, si, cincuenta años de servicio incansable a la Iglesia; seguramente que si fueran otras circunstancias y su presencia física aún estuviera con nosotros, seria toda una efeméride y una celebración gozosa. Es una dicha poder contarme entre quienes pudimos estar cerca de usted y descubrir en su fisionomía sacerdotal un levita ejemplar, un sacerdote “a carta cabal”, un hombre de una calidad humana incomparable y un ser humano que además de ser un padre espiritual se hizo padre verdadero para muchos de nosotros.

Imagen: Suministrada Miguel Castro Sarmiento

Su testimonio nos permitió descubrir el verdadero sentido de una vocación, aquella que sin medir esfuerzos se asume a través de la perseverancia, la disciplina y el amor. Aunque su presencia física ya no está, su presencia espiritual permanece en el tiempo como si nunca se hubiera ido. Esta fecha revestiría, seguramente, una solemne Misa en nuestra Iglesia Catedral, concelebrada por sus demás hermanos en el ministerio; como también, un ágape fraternal alrededor de sus grandes amigos, los cuales eran incontables, porque usted no hacia distinción alguna, en su casa, todos eran bienvenidos. En mi memoria cabe quizás, que este ágape estaría ambientado por una bellísima serenata de cuerda de esa música que usted solía deleitar con tanta complacencia y que le recordaba su niñez y su amada y natal Mariquita.

En el mausoleo sacerdotal del Cementerio San Bonifacio, en medio de otros sacerdotes yace una lapida con su nombre inscrito que dice: “Monseñor Eccelino Diaz Arenas – 12 de diciembre de 2011”, y si, solo es una lápida con una talla lamentable porque sus obras quedaron inscritas en el corazón de sus parroquianos, de sus catequistas, acólitos, empleados, Consejo Parroquial, Comité de Liturgia, comunidades SINE, amigos, familia, hermanos en el sacerdocio y personas del común que conocían al “Caballero de Fe”. Esta lápida solo marca una fecha que indudablemente será inolvidable para quienes profesamos hacia usted un afecto perpetuo.

Imagen: Suministrada Miguel Castro Sarmiento

Serian 50, cincuenta años de Sacramentos celebrados, de creaturas renacidas en las aguas del bautismo, de Misas ofrecidas por un centenar de intenciones, de personas tranquilas al recibir una absolución; cincuenta años de desvelos y fatigas entregadas por amor al verdadero servicio.

Cómo no recordar las reuniones, comidas, cumpleaños, reuniones largas y provechosas guiadas por su corazón de pastor y su inteligencia. Cómo olvidar sus visitas oportunas, consejos, llamados de atención y correcciones que nos hicieron y formaron cada vez mejores personas, cómo olvidar su trato afable y respetuoso que solo representaba su caballerosidad y pulcritud como persona.

Cómo olvidar, apreciado Monseñor, esta fecha tan importante como serian sus BODAS DE ORO SACERDOTALES. Desde aquí, desde el mundo terrenal lo recordamos con cariño y lo digo en plural porque sé que son muchas las almas que conservan en su memoria los mejores recuerdos de su paso por este mundo.

Cómo no hacer memoria de aquel 12 de agosto de 1972, día laureado en que por imposición de manos y oración consecratoria del Excelentísimo Señor Dr. Dn José Joaquín Flórez Hernández, Obispo de Ibagué, descendió sobre usted el Espíritu del Señor y se hizo sacerdote. Cómo no evocar el momento en que la Parroquia de San Sebastián de Mariquita fue lugar de su llegada a la cumbre sagrada del ministerio ordenado. Y entonces, apreciado Monseñor, cabe aquí la memoria de su insigne Prelado ordenante, de su padrino de ordenación el Padre Francisco Sedano, de sus padres Don David Diaz y la Señora Carmen Rosa Arenas de Diaz, de sus hermanos Rossemberg, Fabio, David y Damián.
Gracias infinitas por su solicita compañía, gracias por haber dejado en nosotros huellas indelebles que se mantendrán en el tiempo y en el corazón. Hoy sin poder ofrecer un regalo físico y más que un arreglo floral en su última morada, reciba nuestra oración y especial recordación.
Allí, en el Banquete Celestial, goce usted esta fecha, esta vez, en un ministerio eterno donde podrá alabar y bendecir al Sumo Creador desde el sitio más cercano para siempre.
FELICES BODAS DE ORO SACERDOTALES

Miguel Ángel Castro Sarmiento