En un año, ingresos del narcotráfico crecieron al menos 150 %

Foto: Raúl Arboleda / AFP

Política antidroga del Gobierno, sin aspersión con glifosato, por ahora.

Aunque el Gobierno admite que el problema de las drogas está “desbordado” y sabe que la aspersión aérea de narcocultivos es clave para la lucha contra ese fenómeno, la política antidrogas lanzada este jueves por el presidente Iván Duque no incluye, por ahora, la fumigación área con glifosato. Esto, porque no se ha cumplido con el requisito de la Corte Constitucional de certificar que el herbicida no produce daños en la salud y el medioambiente.

Una fuente de la Policía le confirmó a EL TIEMPO que antes de anunciar el plan contra las drogas, el Gobierno hizo varias consultas y la recomendación general fue no incluir por lo pronto el glifosato. En principio, la apuesta para las fumigaciones es utilizar otras moléculas.

De hecho, la ministra de Justicia, Gloria María Borrero, dijo: “El país está en una situación dramática en materia de cultivos ilícitos, y en ese sentido necesitamos emplear todas las formas posibles para combatir este flagelo. Esto incluye mecanismos de aspersión aérea, no necesariamente con Glifosato”.

Incluso agregó que en el Gobierno están trabajando de manera coordinada, “verificando que cualquier mecanismo que se utilice sea en cumplimiento de la ley y bajo estándares exigidos por la Corte Constitucional”.

Una de las evidencias más dramáticas del crecimiento del fenómeno de las drogas en Colombia son los ingresos que obtuvieron el año pasado los narcotraficantes y, según cifras del propio Gobierno, fueron equivalentes al 5 por ciento del PIB del país.

Según la Cepal, en el 2017, el PIB de Colombia fue de 313.901 millones de dólares, lo que implica que el narcotráfico generó al menos 15.000 millones de dólares. Es decir, produjo más ingresos que el sector cafetero, que participó el año pasado con el 1 por ciento del PIB.

Y lo más grave es que el crecimiento de los ingresos del narcotráfico en el 2017 fue del 150 por ciento, comparados con los del 2016, cuando fueron equivalentes al 2 por ciento del PIB del país.

En el 2016, el PIB de Colombia, según la Cepal, fue de 282.856 millones de dólares. Esto implica que los narcotraficantes generaron 5.657 millones de dólares.

​El aumento de los recursos del narcotráfico está directamente asociado al incremento de los cultivos de hoja de coca, que entre el 2016 y el 2017 fue del 17 por ciento. Colombia culminó el año pasado con 171.000 hectáreas.

Las líneas de ataque

Por eso, tres de los cinco pilares de Ruta Futuro, como llamó Duque su política contra las drogas, son atacar la oferta, desarticular las organizaciones criminales y golpear sus rentas.

Los otros dos pilares tienen que ver con la prevención del consumo de drogas y con el impulso a los territorios con cultivos de hoja de coca para que hagan la transición a las economías legales.

Esas zonas, según cifras del Ministerio de Justicia, tienen niveles de pobreza por encima del 54 por ciento, un 15 más que el promedio de los municipios sin coca.

En el ataque a las drogas, el Gobierno mantendrá la erradicación forzada de cultivos ilegales y la sustitución voluntaria, a la par que las fumigaciones con herbicidas que no generan hoy las dudas que provoca el glifosato.

Este jueves, precisamente, el embajador de Estados Unidos, Kevin Whitaker, le entregó a la Policía Antinarcóticos 28 aeronaves no tripuladas y un moderno sistema de comunicaciones para avanzar en la erradicación de los cultivos ilícitos. Al referirse a la política antidrogas lanzada por Duque, dijo que su país la considera “integral”. Y al responder sobre si Estados Unidos insistirá en la aspersión con glifosato, Whitaker afirmó: “Nosotros no estamos insistiendo, lo que hemos dicho en el pasado es que el uso del glifosato ha funcionado contra la coca. Es seguro y eficaz. Es necesario emplear todos los métodos de erradicación para tratar de controlar el problema”.

Según el plan antidrogas lanzado este jueves, las acciones frente al consumo serán de prevención y estarán dirigidas a padres, docentes y jóvenes. “No queremos que la adicción sea el destino de los jóvenes de Colombia”, dijo el presidente Duque.

Atención y prevención

La estrategia busca reducir la vulnerabilidad y promover la inclusión social. Tendrá componentes de uso adecuado del tiempo libre, deporte, cultura y vida en familia; así como advertencias de los graves efectos de las drogas en la juventud y el resto de la población, y acciones dirigidas a fortalecer roles de jóvenes, familia y sociedad en prevención.

Atacar oferta

Mayor control en la importación, venta y uso de sustancias químicas que son utilizadas en la producción de drogas, tanto en el territorio nacional como en puertos de entrada; se involucrará la Dian. Se incrementan los grupos móviles de erradicación de cultivos ilícitos. Investigación de nuevos mecanismos para reducir la oferta de drogas.

Desarticular organizaciones criminales

Se fortalecerán los mecanismos de extradición con énfasis en los cabecillas de organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico. Las organizaciones se clasifican en las que ejercen control territorial, con incidencia nacional e internacional, como el ‘clan del Golfo’; las que tienen incidencia local y los grupos de delincuencia común.

Afectar rentas

Se fortalecerá la extinción de dominio para quitarles los bienes a los criminales y generar recursos para combatir la criminalidad y fortalecer la justicia. El plan incluye estrategias para evitar el lavado de activos y delitos que generan rentas para los narcotraficantes, quienes aumentaron dramáticamente sus ingresos en un año.

Transformar territorios

Habrá mayor presencia del Estado en los territorios afectados con cultivos ilícitos y con mayores niveles de pobreza. Se buscará crear oportunidades de desarrollo para lograr el tránsito hacia economías legales; además, se monitorearán los resultados en un centro de seguimiento estratégico, que reportará los avances y datos.


Tomado del diario El Tiempo