Evangelio del día: jueves 11 de Marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: – «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. El, leyendo sus pensamientos, les dijo: – «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por parte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.»
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús

Meditación
La expulsión de un demonio por parte de Jesús, provoca dos reacciones diferentes. Unos que han creído en Jesús se quedaron admirados por el milagro obrado; otros que no lo aceptan lo acusan diciendo que expulsa demonios por el poder del príncipe de los demonios; estos no creen, se han cerrado a la acción del Espíritu y permanecen en la oscuridad del error.
Lo acusan porque no quieren reconocer el poder con el que hace los milagros; se sienten amenazados en su autoridad. Ellos han cerrado sus oídos y su corazón a los signos de la llegada del Reino de Dios. Ven que Jesús es más fuerte que el demonio y lo vence con el Dedo de Dios, es decir, con el Espíritu Santo, pero no se abren a la gracia de la vida nueva; Jesús ha venido a liberar y a defender al oprimido y al indefenso y ellos, fariseos y maestros de la ley, permanecen anclados en sus falsas seguridades.
Explica el Papa Francisco: “Había un grupo de personas que no le querían y trataban siempre de interpretar las palabras de Jesús y también sus comportamientos, de forma distinta, contra Jesús. Algunos por envidia, otros por rigidez doctrinal, otros porque tenían miedo que vinieran los romanos y les masacraran; por muchos motivos trataban de alejar la autoridad de Jesús del pueblo y también con la calumnia: Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios. Le ponían delante de una trampa para ver si caía”.
Al leer este pasaje del Evangelio podemos encontrar varias aplicaciones en cuanto a nuestra relación con Dios y con el prójimo. En primer lugar, no podemos sentir envidia de la bondad, el servicio y la caridad de los otros. La envidia envenena el corazón y provoca dolor o desdicha, roba la paz y corrompe las relaciones humanas. En segundo lugar, debemos evitar la calumnia y las actitudes que sean piedra de tropiezo para los demás; Jesús viene calumniado buscando quitarle autoridad a su servicio. Sin embargo, Jesús conservando su libertad interior no responde con violencia verbal, ni de ningún tipo; es claro al hablar de su error. Es necesario pedirle siempre al Señor la moderación de la lengua. Y en tercer lugar, aprendamos a discernir lo que es de Dios y lo que es del maligno. El don del discernimiento lo provee el Espíritu Santo que nos conduce a la verdad completa, la luz del Espíritu Santo nos clarifica el camino que nos conduce a la comunión con Dios y con el prójimo.
Que este camino cuaresmal sea guiado por el Espíritu Santo hasta llegar con el corazón preparado a la fiesta de la Pascua. Agudicemos nuestro oído para escuchar al Señor y así edificar nuestra vida, como lo hizo María, en la Palabra de Dios.

P. John Jaime Ramírez Feria