Evangelio del día: jueves 3 de junio de 2021

Lectura del santo evangelio según San Marcos 12, 28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: -«¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Respondió Jesús: -«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. “ El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay mandamiento mayor que éstos.» El escriba replicó: -«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: -«No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Meditación: ¿Qué mandamiento es el primero de todos?
Jesús, con sus palabras y obras se ha empeñado en decir que la vivencia del amor no es cualquier cuestión de la vida. Es la cuestión fundamental. Es así como ante la pregunta -«¿Qué mandamiento es el primero de todos? Jesús no duda en confirmar la base sobre la cual se levanta el edificio de la verdadera existencia de la persona. Aunque se llegase a ocupar un puesto importante en la sociedad, se tuviese dinero suficiente como para satisfacer diversos gustos, sin la experiencia de comprender lo fundamental no se puede colmar el verdadero anhelo del corazón humano.
La primera palabra que cita Jesús es el “saber escuchar”, el dejarse instruir y así responder sensatamente a los desafíos que presenta la vida y “no estar lejos del Reino”. Que Él sea el único Señor, el único Dios muestra la exclusividad, la centralidad de Dios en la vida del hombre. No se puede rendir la vida en idolatrías que desfiguren la realidad de Dios; en medio de las circunstancias de la vida, en ocasiones, se es tentado a depositar la fe y la confianza en prácticas con las que se le dice al Señor que Él no es suficiente; que es necesario algo más -ejemplo supersticiones, agüeros, adivinos, magia, etc.-. y el dice: “Tú eres mío, yo soy tu único Dios”.
¡Respuesta breve y profunda! Es el resumen de todo lo que Jesús enseñó sobre Dios y sobre la vida: Amar a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser y al prójimo como a ti mismo”. Sólo por el camino del amor es posible tener una experiencia personal de Dios, porque como lo dijo san Juan en su primera carta: quien no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor. Es un amor que implica toda la vida del hombre invitado a dejarse encontrar por Él: El amor consiste en que El nos amó primero y entregó a su único Hijo por nuestra redención.
Esa mirada hacia Dios con predilección no encierra al hombre en si mismo, en un intimismo peligroso, en una falsa religión individualista. No. La verdadera experiencia del amor total a Dios abre al hombre a relaciones nuevas; el corazón liberado por el amor de Dios se lanza a encontrar el rostro concreto del Señor en el prójimo. Es la novedad del Evangelio: “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros como yo los he amado”.
Es el camino que Jesús continúa proponiendo a sus discípulos. Es el camino que conduce a la plenitud de la vida. Quien se experimenta amado por Dios con predilección busca corresponderle en la vida de cada día, colocándolo a El como centro y motor de la existencia, como inspiración para sus pasos desde una actitud liberadora de escucha de su Voluntad. Y así en Dios vive relaciones nuevas marcadas por la caridad, como indica San Pablo: “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo estruendoso… El amor es paciente, es servicial, [el amor] no es envidioso ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de la injusticia, y siempre se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca terminará” (1 Corintios 13).

P. John Jaime Ramírez Feria