Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 1-8
Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios». Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabemos de dónde viene ni adónde va. Así es todo lo que ha nacido del Espíritu».
Palabra del Señor, Gloria a ti, Señor Jesús
Meditación
En esta segunda semana de Pascua continuamos el anuncio de la resurrección, confirmando la certeza de la fe que profesamos y en la que hemos sido regenerados para una vida nueva. Desde esta perspectiva acogemos el evangelio de hoy.
El diálogo de Nicodemo con Jesús se centra en el anuncio de la condición de vivir en nuevo nacimiento del agua y del Espíritu para entrar en el Reino de los cielos. Nicodemo quiere comprender la verdad y se acerca con admiración al Señor; la propuesta de renacer de lo alto, renacer del Espíritu se convierte en la identidad de creyente y de la comunidad. “La Iglesia la hace el Espíritu. El Espíritu hace unidad. El Espíritu nos empuja hacia el testimonio. El Espíritu te hace pobre, porque Él es la riqueza y hace que tú cuides de los pobres. Que el Espíritu Santo nos ayude a caminar en este camino de renacidos por la fuerza del Bautismo”, comenta el Papa Francisco.
El tiempo pascual es un tiempo bautismal que nos invita a recrear el don que hemos recibido. Nos enseña el Catecismo de la Iglesia que “El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión” (1213).
“En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del Bautismo. En efecto, había hablado ya de su pasión que iba a sufrir en Jerusalén como de un “Bautismo” con que debía ser bautizado (Mc 10,38; cf Lc 12,50). La sangre y el agua que brotaron del costado traspasado de Jesús crucificado (cf. Jn 19,34) son figuras del Bautismo y de la Eucaristía, sacramentos de la vida nueva (cf 1 Jn 5,6-8): desde entonces, es posible “nacer del agua y del Espíritu” para entrar en el Reino de Dios (Jn 3,5)” (Catecismo 1225).
Acojamos las palabras del Papa Francisco: “Para experimentar los frutos de la resurrección del Señor necesitamos estar cerca de Él para dejarnos formar por Él que quiere, con todo el corazón, ser parte de nuestras vidas. Invitemos a Jesús a nuestra casa, a nuestro trabajo, con nuestra familia, con nuestros amigos, etc., porque con Él podemos hacer cosas inimaginables ya que somos capaces de todo en Aquel que nos conforta. Celebramos la vida y la vida eterna, celebramos que Cristo ha resucitado de la muerte y nos invita a ser parte de su vida nueva”.
P. John Jaime Ramírez Feria