Evangelio del día: martes 1 de marzo de 2022

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: -«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: -«les aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.»
Palabra del Señor, Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
El relato del evangelio de ayer terminaba con una pregunta de los discípulos: ¿quién puede salvarse entonces? Hoy Pedro, tomando la palabra, presenta cómo ellos lo han dejado todo para seguir al Señor. Han desarraigado su corazón, no se han reservado nada de la vida por Dios. Y Jesús confirma esa vida de gratuidad y de servicio de los que siguen generosamente al Señor.
En la experiencia de seguimiento al Señor y del servicio al Reino no caben los intereses individuales, las falsas seguridades y las “promociones” hechas a la medida. La generosidad que inspira el Evangelio parte de la convicción de la Providencia Divina, del amor gratuito de Dios que se visibiliza en valores como la fraternidad, el servicio a los más necesitados y el valor que el creyente a la carrera que se hace por alcanzar la vida eterna: “atesoren más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Cfr. Mt 6 20-21).
El evangelio refleja la conexión inseparable entre la misión de los discípulos del Señor y la prioridad de la salida de sí hacia el hermano; lo señala el Papa Francisco en su Exhortación Evangelii Gaudium 179: “se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Buscamos su Reino: «Buscad ante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura» (Mt 6,33). El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre; Él pide a sus discípulos: «¡Proclamad que está llegando el Reino de los cielos!» (Mt 10,7)”.
Esta página del Evangelio se evidencia en rostros, experiencias e historias concretas de personas y comunidades que, tomando en serio la propuesta del Señor, viven el don del servicio y la entrega generosa a sus hermanos. Personas y comunidades que generosamente impregnan la sociedad con los valores del Evangelio sin buscar protagonismos ni acomodando el Evangelio a sus gustos e intereses. Tantos que se hacen últimos para dignificar a los más desfavorecidos, a los descartados. ¿Quién no se estremece ante el testimonio de la Madre Teresa de Calcuta y su amor a los que no cantaban? ¿Quién no se siente atraído por el testimonio de aquellos que lo han dejado todo para servir al Señor y manifiestan haber encontrado el sentido y realización de sus vidas?
Entonces, “la vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás” (Documento de Aparecida 360).

P. John Jaime Ramírez Feria