Evangelio del día: martes 14 de diciembre de 2021

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,28-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?». Contestaron: «El primero». Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús

Meditación
Jesús propone una parábola en medio de un contexto complejo; mientras que los dirigentes judíos, sumos sacerdotes y ancianos del pueblo manifiestan un claro rechazo hacia Jesús, los publicanos y pecadores se abren a la experiencia de la conversión que los lleva a encontrarse con el Dios misericordioso anunciado por el Señor.

En la parábola Jesús presenta, como punto de partida, la imagen del padre que con paciencia pide a sus hijos ir a trabajar en la vida familiar; es el padre que no impone su voluntad sino que motiva a abrazar en libertad el proyecto de casa. Entonces vienen presentadas las dos actitudes de los hijos: el primero rechaza la invitación con una negativa tajante, el “no quiero” se hace sentir sin explicación alguna, sin embargo, luego reflexiona y al darse cuenta que está rechazando a su padre, se arrepiente y se pone en camino hacia la viña. El segundo dice sí al deseo de su padre “voy señor”, se muestra dispuesto, pero se queda en la emoción inicial y en las palabras y muy pronto se olvida de lo dicho.

La pregunta que el Señor hace a sus oyentes “¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?”, abre el sendero para poner en evidencia la situación que se presenta. No duda en presentar la resistencia al plan de Dios de quienes siendo conocedores de la Ley, cumplidores de las tradiciones religiosas y seguros de sí mismos, cierran sus corazones a la gracia que produce la conversión y en encuentro con el Dios vivo y verdadero. Así son los pecadores quienes, habiendo dicho no a la gracia de Dios, escuchando la invitación a la conversión dejan que actúe en ellos la misericordia del Padre y cambiando de mentalidad y camino busquen la dicha en Dios que “no quiere que ninguno se pierda” y que experimenta gran alegría por un solo pecador que se convierte.

La parábola, leída en este tiempo de adviento, nos permite leer nuestra actitud ante el llamado a enderezar los caminos para preparar la venida del Señor que viene a decirnos “No temas, no desfallezcas porque tu Dios viene a salvarte, a cambiarte con su amor”. Es posible escrutar el corazón para identificar si nos abrimos a la misericordia de Dios que nos renueva. Hoy también tenemos la tentación de sentirnos seguros de nosotros mismos y quedarnos con una celebración de navidad marcada por las cosas externas pero sin espacio para el Señor. Ocupados de nuestros afanes y voluntades, pero fríos ante la propuesta del Señor.

En este Adviento preparemos el corazón para renovar la fe que nos abre a la novedad de la presencia de Dios. Pidámosle al Espíritu Santo que nos conduzca al encuentro del Señor que nos envuelve en la ternura del Padre y hace nuevas todas las cosas. En compañía de María aprendamos a decir sí a la voluntad de Dios para encontrar la plenitud de vida como lo indicó el Señor: “Bienaventurados los que escuchan mis palabras y las cumplen”.

P. John Jaime Ramírez Feria