Evangelio del día: martes 27 de septiembre de 2022

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,51-56
Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tornó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él. De camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?». Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús

Meditación
El evangelio de hoy nos permite detenernos en dos actitudes; en primer lugar, la actitud libre de Jesús que está en camino hacia Jerusalén y confía a sus discípulos en ir preparando el camino, y en segundo lugar, la actitud de los apóstoles que quieren imponer a los samaritanos el recibir a Jesús.

Leyendo la actitud de Jesús, el Papa Francisco señala que “El Evangelio muestra un paso muy importante en la vida de Cristo: el momento en el que —como escribe san Lucas— «Jesús tomó la firme decisión de caminar a Jerusalén» Jerusalén es la meta final, donde Jesús, en su última Pascua, debe morir y resucitar, y así llevar a cumplimiento su misión de salvación. Desde ese momento, después de esa «firme decisión», Jesús se dirige a la meta, y también a las personas que encuentra y que le piden seguirle les dice claramente cuáles son las condiciones: no tener una morada estable”.

Jesús ni se desvía del camino ni cierra su corazón a la voluntad del Padre. Decide cada paso en plena unión con Él; decide con profunda libertad y amor, e invita a sus discípulos a vivir ese camino de libertad: “Jesús nos quiere a los cristianos libres como Él, con esa libertad que viene de este diálogo con el Padre, de este diálogo con Dios. Jesús no quiere ni cristianos egoístas —que siguen el propio yo, no hablan con Dios— ni cristianos débiles —cristianos que no tienen voluntad, cristianos «telemandados», incapaces de creatividad, que buscan siempre conectarse a la voluntad de otro y no son libres -enseña el Papa Francisco-”.

Ahora detengámonos en la actitud de los discípulos; ellos van preparando el camino de Jesús, pero quieren imponer la fe; sus pasiones ciegan la enseñanza recibida del Maestro. Ellos quieren hacer llover fuego porque los samaritanos no quisieron recibirlo; Jesús los reprende y les indica lo que es Jerusalén. En esta actitud encontramos una alarma muy importante en la vivencia de la fe. No somos creyentes por imposición. Jesús no violenta la libertad, no irrumpe en nuestra vida con violencia. La fe es una experiencia que compromete toda nuestra existencia.

Juan lo comprendió y por eso en su enseñanza encontramos la primacía de la caridad: “amémonos unos a otros porque el amor viene de Dios. Quien no ama no conoce a Dios porque Dios es amor” (1Juan 4, 7-8).

Que el camino que recorremos esté inspirado por las actitudes de Jesús que nos confirma el camino del servicio y la caridad, de la escucha y la obediencia al Padre.

P. John Jaime Ramírez Feria