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domingo, octubre 6, 2024

Evangelio del día: sábado 13 de agosto

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 19, 13-15
En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos». Les impuso las manos y se marchó de allí.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Meditación
Tres versículos muestran la actitud acogedora, clara y amorosa de Jesús con los niños, expresión de la experiencia de Dios que se coloca del lado del pequeño, del excluido asumiendo su defensa y levantando su dignidad.
Los discípulos impedían que Jesús impusiera las manos y orara por los niños; actitud que refleja una norma severa de la ley de la impureza, ya que los pequeños en las condiciones en las que vivían, eran considerados impuros. Pero Jesús enseña que el Nuevo Camino es otro, el de la fraternidad, la acogida y la defensa de la vida de los pequeños: “Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos”.
En el evangelio encontramos diversas actitudes de Jesús con los niños: primero, agradece a Dios porque el Reino viene entendido por los pequeños más que por los doctores (Mt 22,25-26), defiende el derecho de los niños (Mt 21,15), se identifica con los pequeños afirmando que quien recibe a un niño lo recibe a Él (Mt 21,16), es fuerte cuando declara que no se cause escándalo a los pequeños (Mt 18,5-7), son muchos los niños y jóvenes que acoge, cura, resucita.
Esta actitud de Jesús debe interpelar nuestra actitud frente a los pequeños y excluidos. Cómo duelen aquellas noticias en las que los menores son víctimas de cualquier tipo de abuso y maltratos. Un síntoma de enfermedad social es, precisamente, cuando a los niños se les roba toda esperanza, marcándoles su futuro con heridas imborrables y haciendo desaparecer la alegría de aquellos años sagrados cargados de inocencia e ilusión.
Tanta información dañina que corrompe el corazón de los niños; y es ahí donde el Señor hace sonar la claridad de su Palabra. A los niños se les protege, se les rodea en la promesa del mañana y no se les escandaliza. ¡Cuánto daño hacen los escándalos a los pequeños!

Sintámonos llamados a compartir los sentimientos de Cristo que amó con transparencia y acogió con un corazón limpio a los pequeños; comprometámonos con erradicar de nuestros ambientes cualquier ocasión de escándalo y daño a los niños; antes bien recordemos cómo el Señor los hizo modelos de quienes desean llegar a la salvación.

P. John Jaime Ramírez Feria

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