Evangelio del día: viernes 24 de junio de 2022

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Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 3-7
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola: «Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Meditación

“Miremos con confianza al Sagrado Corazón de Jesús y repetimos con frecuencia, especialmente durante este mes de junio: Jesús manso y humilde de corazón, transforma nuestro corazón y enséñanos a amar a Dios y al prójimo con generosidad”.

Esta invitación del Papa Francisco resuena de una manera especial en este día que celebramos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, revelación de la fidelidad y del amor de Dios que podemos experimentar y gustar en cada momento de nuestra vida. Hoy resuenan sus palabras: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”.

Esta fiesta nos hace volver al corazón de Jesús para recordar lo que Dios ha hecho por nosotros: es el compendio de su misericordia: “con amor eterno te he amado, y por tu nombre te he llamado, eres mío”. El corazón movido a compasión que no se da por vencido, que nos busca y se alegra al encontrarnos.

Por lo tanto, el corazón de Jesús no es una devoción piadosa; es, dice el Papa Francisco “un corazón apasionado, un corazón herido por el amor, desgarrado por nosotros en la cruz. El Corazón es el ícono de la pasión: nos muestra la ternura visceral de Dios, su amorosa pasión por nosotros, y al mismo tiempo, coronado por la cruz y rodeado de espinas, muestra cuánto sufrimiento ha costado nuestra salvación”.

La devoción al Corazón de Jesús tiene una relación íntima con la Eucaristía: “La Misa es la expresión plena del amor de Su Corazón por Su Padre y por nosotros. La Liturgia Eucarística hace presente sin cesar el clamor de Cristo desde la cruz: “Este es mi cuerpo y esta es mi sangre entregada por ustedes.”

“La Iglesia, honrando y adorando el corazón eucarístico de Jesús, ama el doble acto de amor, eterno e históricamente pasado, con el que nuestro Redentor instituyó el sacrificio y el sacramento de la eucaristía, y el doble acto de amor eterno y actual, increado y divino, pero también creado, voluntario y sensible, que le incita a inmolarse ahora y perpetuamente, en las manos de sus sacerdotes, al Padre por nuestra salvación; a permanecer incesantemente entre nosotros, en nuestros sagrarios, y a unirse físicamente a cada persona humana en la comunicación a fin de amar hoy en nosotros y con nosotros a todos los hombres con amor sacrificial (Papa Pío XII). ”

Celebremos con gozo esta fiesta del Corazón de Jesús y dejemos que resuene su promesa: “no temas, no temas, yo estoy contigo todos los días hasta el fin del mundo”. Encontremos refugio en el corazón de Jesús y pidámosle que haga nuestro corazón semejante al suyo. elevemos nuestra oración al Señor en esta Jornada mundial de oración por la santificación de los sacerdotes”.