«Hermanos todos» (I)

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Con este título, «Hermanos todos» (Fratelli tutti, en el original italiano), el Papa Francisco dará luz a la próxima encíclica, la tercera de su pontificado, después de Lumen Fidei del año 2013 y Laudato Si del 2015. Lo hará en Asís, la ciudad de san Francisco, tan cercano al corazón del Pontífice.

Por: Mons. César A. Balbín Tamayo 

CEC

El tema que el Papa desarrollará en este documento será la fraternidad y la amistad social. En ella hará un llamamiento a la humanidad entera para que trabajemos con denodado empeño en ayudar a la familia humana en los caminos de la reconciliación, de la esperanza y de la paz.

El origen de esta encíclica está en el encuentro que el Papa Francisco tuvo en Abu Dabi, el 4 de febrero de 2019, con el Gran Imán de Al-Azhar, y rector de la universidad del mismo nombre, en el Cairo, Ahmad Al-Tayyib.  De este encuentro quedó el documento: «Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común». Documento, desafortunadamente poco publicitado y por lo tanto poco conocido, cuando en el mismo se pidió que fuese «objeto de investigación y reflexión en todas las escuelas, universidades e institutos de educación y formación, para que se ayude a crear nuevas generaciones que traigan el bien y la paz…».

Un documento transversalizado por un pensamiento del más rico humanismo donde aflora un concepto amplio y profundo de persona, y que «en nombre de la fraternidad humana que abraza a todos los hombres, los une y los hace iguales», eleva su voz para que sea escuchada por todos: a los líderes del mundo, a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, lo mismo que a los intelectuales, a los hombres de religión, a los artistas, a los trabajadores de los medios de comunicación y a los hombres de la cultura de cualquier parte del mundo, y a cada uno de nosotros, para que redescubramos los valores de la paz, de la justicia, del bien, de la belleza, de la fraternidad humana y de la convivencia común.

El momento histórico que nos ha tocado vivir, lleno de conflictos, de tensiones, de guerras, de luchas, traspasado por ideologías de múltiples tintes, pero también de múltiples oportunidades y posibilidades, no nos puede dejar indiferentes y nos presenta un sinnúmero de retos como el de dejar a los que vienen luego un mundo mejor que el que encontramos, tarea nada fácil.

El papel que juega la educación en valores, en el seno de la familia y de la escuela, en la comunidad y en la sociedad, es vital, ya que desde estos campos se construye y se destruye, no solo la sociedad misma, sino también al ciudadano, al profesional, al político, al empresario, al hombre de campo, de pueblo y de ciudad. Al hombre de hoy y al hombre de mañana.

Esperamos el ansiado documento que se nos ha anunciado, para extraer de él toda la riqueza, la enseñanza y la doctrina, que nos ayude a comprender de manera definitiva no solo los grandes riesgos a los que se enfrenta la humanidad en el presente y el futuro si no cambia su manera de pensar y su rumbo, sino también, claro está, las múltiples posibilidades con los adelantos de la ciencia y de la tecnología que pueden hacer más llevadera la vida a las personas, si se utilizan bien y aprovechan al crecimiento de la persona y de la sociedad misma, y no a su destrucción.

Muy bien nos viene esta enseñanza del Papa, de manera espacial en este tiempo de pandemia y cuando apenas nos vamos reintegrando a la nueva normalidad, después de sucesivas cuarentenas.

Esperamos con ansia esta Encíclica que con su enseñanza nos ayudará a comprender mejor que solos no lo podemos hacer, y que por lo tanto es necesario caminar juntos: «Hermanos todos»

César A. Balbín Tamayo
Obispo diócesis de Caldas


Tomado del portal de la Conferencia Episcopal de Colombia