La doble recompensa y el desquite de Marc Gasol

Foto: Marc Gasol, con la Copa del Mundial. KIM KYUNG-HOON REUTERS

El flamante campeón de la NBA y del Mundial se resarce de sus malos recuerdos en la cita de 2014 en Madrid y la lesión que le impidió disputar los Juegos

Por: Robert Álvarez

EL PAÍS (ES)

De Memphis a Toronto, de la cola de la NBA al anillo de campeón, y del infausto recuerdo del Mundial de 2014 en Madrid al título en Pekín. La eclosión de la larga y tortuosa carrera deportiva de Marc Gasol se ha concentrado en los tres meses de una temporada intensa, pero tan brillante que le sitúa entre los escogidos. Se une a Lamar Odom -ganador con los Lakers y EE UU en 2010- como único jugador que ha logrado el título en la NBA y el título mundial en una misma temporada. Y solo unos pocos escogidos como Michael Jordan, Scottie Pippen, LeBron James y Kyrie Irving habían ganado el anillo y el oro olímpico en el mismo curso.

La recompensa le llega a Marc después de una temporada agotadora, física y mentalmente. Sus últimos meses en Memphis resultaron duros. El desgaste de tantos años allí, en un proyecto que se tambaleaba y en el que llegó a ser señalado por haber influido en la destitución del entrenador David Fizdale la temporada anterior, le situó ante un dilema. Estaba totalmente identificado con el equipo y la afición, pese a esas insidias, lo idolatraba.

“Me reprocho no haber solucionado antes mi relación con él, pero no que lo echaran”, comentó. Tras 10 temporadas y media allí, se encontraba ante una encrucijada que persistió durante los primeros de la pasada campaña: “Ahí está mi conflicto mental, entre mi deseo de ganar y mi lealtad”, confesó a EL PAÍS. El desenlace se produjo el jueves 7 de febrero. Nueve días después de haber cumplido 34 años, se produjo su traspaso a Toronto. La historia es bien sabida. Marc cumplió su sueño y ganó el anillo de la NBA.

La temporada había sido abrumadora. Marc disputó 79 partidos en la fase regular y 24 en los playoffs, 103 encuentros y los últimos de una exigencia extraordinaria. “Me sorprendió lo difícil que fue mental y físicamente”. Con el añadido del susto que se dio cuando creyó haberse lesionado la rodilla nada más aterrizar en Toronto. “Pasé una semana que decía: ‘después de todo esto, va y en el primer partido me destrozo la rodilla”, cuenta. Una resonancia disipó la preocupación. Y Marc pudo contribuir de manera muy importante a que los Raptors hicieran historia y se convirtieran en la primera franquicia no estadounidense que gana la NBA.

Después de aquello, Marc debía afrontar el Mundial, un torneo que se presumía difícil, en el que España iba a sufrir varias bajas muy importantes, empezando por su hermano Pau y el nacionalizado, Mirotic o Ibaka. “Me dolía todo. Estaba muy cansado físicamente y mentalmente. El cuerpo dijo hasta aquí. Llegué en menos que reserva. Y en un mes no iba a poder la preparación que deseaba. Pero es igual, la ilusión le ha podido a la cabeza”, explicó poco antes de integrarse a la concentración de la selección en Madrid.

A las ganas por competir un verano más con sus compañeros en la selección, se añadía la espina que Marc tenía clavada por el desenlace en el anterior Mundial, el que se disputó en España en 2014. La selección, entonces dirigida por Juanan Orenga, sufrió uno de los mayores varapalos de los últimos años al ser eliminado en los cuartos de final ante Francia. Y Marc fue el principal señalado por aquel desastroso encuentro. Pocas horas antes del partido de cuartos en Madrid, en el que España fue eliminada por Francia (52-65), viajó a Barcelona para asistir al nacimiento de su primera hija. Hace unos meses, se sinceró en una entrevista con Bleacher Report sobre lo sucedido aquellos días de septiembre de 2014 en Madrid: “Hice un partido de mierda, recuerdo que me criticaron mucho, la gente no entendió que me fuera a Barcelona pasar asistir al nacimiento de mi hija. Incluso hubo compañeros de la selección que no lo entendieron. Pero yo pensé que era mi vida y yo tomaba mis decisiones. Y sí, jugué como la mierda, pero lo volvería a hacer. Me di cuenta de lo que es importante en la vida. De que no se trata todo de mí”.

No es el único motivo de revancha de Marc en la selección. Una fractura del pie derecho en febrero de 2016 le impidió disputar los Juegos de Río. “Nunca me sentí tan vulnerable como jugador de baloncesto”, afirmó. En 2017 sí pudo aportar una media de 13,6 puntos y 7,2 rebotes a la selección que logró la medalla de bronce en el Eurobasket. Ahora, en Pekín, ha logrado su segundo medalla de oro en un Mundial. Ha completado un ciclo en el torneo que en 2006, en Saitama, le permitió dar un enorme salto de calidad a su entonces incipiente y titubeante carrera. Pasó de ser un jugador que apenas jugaba en el Barça de Dusko Ivanovic a erigirse en el líder del Akasvayu Girona en el que acabó siendo el MVP de la Liga ACB antes de que los Lakers, a cambio de Pau Gasol, traspasaran sus derechos en la NBA a Memphis. Ahora, regresa de Pekín como campeón mundial y, tras cerrar con un promedio de 14,4 puntos, 5,5 rebotes y 1,8 asistencias, como integrante del mejor quinteto del campeonato y uno de los grandes referentes de la selección de Scariolo.


Tomado del diario EL PAÍS (ES)