La lengua del gato, una maravillosa máquina

Foto: Candler Hobbs

Un gato de 2,2 kilos debe expeler calor a una tasa de 5,7 vatios para no recalentarse. Esa lengua llena de papilas particulares, le ayuda.

Se limpian con ella y dedican al acicalamiento buena parte del escaso tiempo en que permanecen despiertos. Pero no es la única función que cumple.

La lengua del gato es un increíble sistema de aire acondicionado: le permite bajar la temperatura generando una amplia diferencia entre la piel y el pelaje externo.

No es exclusiva de los pequeños felinos domésticos y de casi todas las especies, salvo una, el gato persa, sino que también funciona de modo similar en grandes felinos como el lince, el puma, el leopardo de la nieve, el tigre y el león.

Un estudio de Alexis Noel y David Hu publicado en Proceedigns of the National Academy of Sciences explora cómo los gatos se acicalan usando esas finas estructuras, las papilas, de la punta de su lengua.

De las 10 horas que más o menos puede permanecer despierto un gato, cerca de tres las dedica al aseo removiendo pulgas, residuos y exceso de calor corporal.

Este apéndice está alfombrado por cientos de espinas con forma de cuchara, llamadas papilas filiformes, compuestas de keratina que se estiran durante el acicalamiento.

Así fue el estudio

Noel y Hu usaron videos de alta velocidad y escáneres de tomografía, así como mediciones de la fuerza en la limpieza para explorar cómo las papilas ayudaban al proceso, para lo cual usaron tejidos de lengua de gatos domésticos y grandes felinos muertos.

Los experimentos revelaron que un agujero en forma de U en la punta de esas estructuras recoge saliva de la boca, en cada recogida captura hasta 4,1 microlitros del líquido equivalente 1/10 de la gota de un gotero para los ojos.

Luego, cada lamida de la lengua deposita cerca del 50 % del fluido en el pelaje mediante tensión de líquidos, entregando una fracción sustancial del efecto de refrescamiento requerido para regular la temperatura corporal.

La facilidad del acicalamiento depende de si las papilas pueden penetrar el pelo para alcanzar la piel, lo que explica por qué a ciertas especies de gatos domésticos como los persas, que están cubiertos de pelo largo que se enmaraña, se les dificulta ese trabajo incansable de limpieza.

Los investigadores, con base en las imágenes 3D de los escáneres, encontraron que los grandes felinos también tienen esas papilas con un tamaño y forma similares.

Aunque estas son muy pequeñas, hasta para aquellos felinos mayores son lo suficientemente grandes para peinarse sin inconvenientes.

Solo en los persas no tienen el tamaño requerido para lidiar con su reluciente pelaje tan largo y tupido.

Frente a los obstáculos

Las grabaciones de los videos de alta velocidad permitieron determinar además que cuando esas protuberancias de la lengua encuentran un nudo rotan, lo que les permite a los gatos desenredar las marañas que se forman en su pelo.

Durante un día de lamer su cuerpo (unas 2,4 horas) y a una velocidad de 1,4 lamidas por segundo, un minino esparce cerca de 1/5 de una taza de agua en su pelo, unos 48 mililitros, según un reporte de Carrie Arnold en la National Geographic.

Esto le ayuda a enfriarse, generando una diferencia de temperatura de más de 17 °C entre el cuerpo y la parte externa del pelaje, respondiendo por cerca del 25 % del calor adicional que deben liberar para no recalentarse.

Una máquina perfecta detrás de la inveterada costumbre felina de acicalamiento.

CONTEXTO DE LA NOTICIA

PROBLEMA

CÓMO PENETRAR HASTA LA PIEL

Una de las dificultades que sienten los que viven con gatos es cómo suministrarles ciertos medicamentos. Además, tienen otro inconveniente que no es fácil de resolver: cómo realizar de manera más eficiente la limpieza de los muebles donde quedan los pelos que va soltando el minino.

SOLUCIÓN

UN CEPILLO TIPO PAPILAS DE GATO

PARÉNTESIS

LAMIDAS QUE EVITAN RIESGOS


Redacción Paz Estéreo. Con información del diario El Colombiano.