Las atletas y lo mejor del deporte en 2018

Foto: atletismojuegosolimpicosgrodriguez.blogspot.com

Fue un año de un progreso intermitente pero innegable para las mujeres en el deporte, que ascendieron en el palco de ejecutivos, en la cabina de comentaristas y en el podio de los premios. También hubo dolor, y justicia, por revelaciones de abuso sexual en disciplinas como la gimnasia.

Por: Christopher Clarey

The New York Times (Es)

Este año fue uno de progreso intermitente pero innegable para las mujeres en el deporte: ascendieron a lugares a donde nunca habían llegado en el palco de ejecutivos, en la cabina de comentaristas y en el podio de los premios.

En el surf profesional, se tomó la decisión de otorgar la misma cantidad de dinero por premios a hombres y mujeres, mientras que se dieron pasos para que las ramas femenil y varonil de las selecciones nacionales de futbol de Noruega y Nueva Zelanda obtuvieran el mismo sueldo; esta es una iniciativa que probablemente se reproducirá en otros sitios. Las mujeres de Corea del Sur y Corea del Norte unieron fuerzas para competir juntas en hockey en las Olimpiadas de Invierno y después en otros deportes durante los Juegos Asiáticos.

Serena Williams regresó a las canchas después de su embarazo y consiguió dos finales de Grand Slam a sus 36 años. Además, ejerció una gran presión a fin de que el tenis diera derechos a las madres trabajadoras.

Muchos de los logros de 2018 debían haber sucedido desde hace mucho tiempo. Ninguno fue más desgarrador en términos emocionales que la escena que sucedió en enero en la sala de un tribunal de Michigan, donde más de 150 víctimas de abuso sexual confrontaron a su abusador, Lawrence G. Nassar, el otrora doctor del equipo de gimnasia de Estados Unidos y de la Universidad Estatal de Michigan. Nassar había cometido estos crímenes durante más de veinte años.

En muchos días de la audiencia para determinar la sentencia de Nassar, las mujeres, una por una, se pusieron de pie para dar testimonio sobre el impacto de los abusos sufridos. Algunas eran atletas destacadas; algunas no, pero todas compartían una causa común, en parte alentadas por el movimiento #MeToo.

“Imagina sentir que no tienes ni poder ni voz”, declaró en la corte Aly Raisman, ganadora de medallas olímpicas de oro en gimnasia para Estados Unidos. “Bien, ¿sabes qué, Larry? Yo sí tengo poder y voz, y apenas estoy empezando a usarlos. Todas estas mujeres valientes tienen poder; usaremos nuestras voces para garantizar que tengas lo que te mereces: una vida de sufrimiento en la que reproducirás una y otra vez las palabras de este poderoso ejército de sobrevivientes”.

Después de todos los goles y las anotaciones de 2018, ese momento en Michigan, tan lejos de cualquier cancha, es el recuerdo que perdura: un registro mordaz de todo lo horrible que puede sucederles a las atletas, sus padres y los administradores en el trayecto de perseguir la excelencia deportiva.

Las repercusiones han sido significativas: la renuncia de Lou Anna K. Simon, la presidenta de la Universidad Estatal de Michigan, y la medida que tomó el Comité Olímpico de Estados Unidos de disolver a la federación USA Gymnastics y crear una nueva.

Más allá de Estados Unidos, el gobierno afgano está investigando varias denuncias de que entrenadores y funcionarios abusaron sexual y físicamente de jugadoras de la selección nacional de fútbol de Afganistán.

Ahora, el desafío es crear garantías a largo plazo.

“Me encantaría creer que nunca habrá un tipo malo, pero habrá hombres y mujeres malos”, comentó Sarah Hirshland, la nueva directora general del Comité Olímpico de Estados Unidos. “Debemos garantizar que, cuando los haya, ya tendremos instaurados sistemas que los encontrarán, los extirparán y los eliminarán con rapidez”.

Hirshland, quien fue nombrada al cargo en julio, es un símbolo del cambio a nivel de sistema: es la primera mujer que asume la dirección general del comité de manera no interina.

En ese sentido, no estuvo sola.

Los Mavericks de Dallas de la NBA contrataron a Cynthia Marshall como directora ejecutiva después de que un artículo de Sports Illustrated reveló acoso sexual y conducta sexual inapropiada en la directiva del equipo. Hasta la llegada de Marshall, los Mavericks no habían tenido a ninguna mujer en cargos ejecutivos, pero Marshall ya ha contratado y ascendido a varias mujeres; ahora en el equipo hay un balance de género de casi 50 por ciento.

Para muchas organizaciones deportivas, alcanzar esa cifra aún es más una meta que una realidad. Sin embargo, la cantidad de lideresas de alto perfil en los deportes está aumentando de manera gradual. Ninguna es más prominente que Susanna Dinnage, quien fue nombrada directora ejecutiva de la Liga Premier británica en noviembre, en sustitución de Richard Scudamore. La Liga Premier de fútbol varonil es una de las propiedades deportivas más importantes del mundo.

“Creo que es una excelente señal, pero de nuevo está llegando con lentitud”, comentó Julie Foudy, la excapitana de la selección femenil de fútbol de Estados Unidos. “Como ya hemos visto en empresas y en estudios, cuando hay diversidad de pensamiento, mejora el rendimiento. Se piensa diferente, la empresa se vuelve más progresista. Hay mayor disposición y apertura, pero todavía no se ve eso en todos los niveles”.

También hubo señales menos formales de un cambio de pensamiento respecto de las mujeres en el deporte.

Los dueños de la Fórmula 1 terminaron con la práctica del uso de modelos en las ceremonias de premiación, aunque algunos organizadores de carreras no cumplieron con la prohibición. Se prevé una nueva liga para las pilotas de carreras.

Sandi Morris, una de las mejores saltadoras de garrocha del mundo, se volvió viral en Alemania en noviembre por razones poro vinculadas a su proeza deportiva. Resulta que una valla publicitaria para una competencia bajo techo en Düsseldorf generó inquietud porque la mostraba desde atrás en un ajustado uniforme de competencia de dos piezas, con la garrocha en mano.

Morris avaló ese uso de la imagen porque los promotores le dijeron que con esa toma se veía el nombre de la atleta, que aparece en la espalda de saltadores de garrocha. “Para mí, solo era una foto mía tomada mientras estaba de pie preparándome para competir, vestida con un uniforme que había elegido”, dijo.

Aunque Morris afirma que no cree que haya sexismo tan evidente en este caso, afirmó que el debate sobre la valla publicitaria sí es una señal de cambio, respecto a que hay una resistencia creciente a cosificar a las atletas en donde esa sigue siendo una práctica común.

“No soy ingenua ante el hecho de que el sexismo está por todos lados en el deporte”, mencionó Morris. “Aunque sé que esta competencia tenía buenas intenciones, creo que de verdad será una buena lección para cuando cualquier persona que trabaje en mercadotecnia deba elegir una imagen”, agregó. “Imagina que la persona en la foto es un hombre. ¿De todas maneras usarías esa foto?”.

También hubo llamados para poner fin a la doble moral a principios de diciembre, cuando se anunció a Ada Hegerberg como la ganadora del primer Balón de Oro femenil en París. A la mitad de este momento de consagración para las atletas, el DJ francés Martin Solveig le preguntó si sabía hacer twerking. Hegerberg respondió parcamente que no y se mostró extrañada; después dijo que Solveig se había disculpado por el comentario.

“Lo del baile en sí no es lo que me impactó”, aseveró Roxana Maracineanu, una medallista olímpica de natación que es la nueva ministra de la Juventud y el Deporte en Francia, país donde se entrega el galardón futbolístico. “Más bien fueron los comentarios que escuché entre el público, como: ‘Además, es bonita’”.

Según Maracineanu, falta trabajo por hacer para cambiar las actitudes hacia los deportes femeniles: mejorar el tono y el volumen de la cobertura y aumentar la cantidad de entrenadoras, funcionarias y atletas. Tendrá una oportunidad de hacerlo el próximo año, cuando se juegue en Francia la Copa Mundial Femenina de Fútbol.

La FIFA, el órgano rector del deporte a nivel mundial, ha prometido que la edición de 2019 será la más grande y la mejor hasta ahora. No obstante, el organismo también programó las finales de dos importantes competencias varoniles —la Copa América y la Copa Oro de la Concacaf— para el 7 de julio, el mismo día de la final del Mundial femenil.

“La FIFA dice cosas buenas como: ‘Sí, vamos a optimizar, comercializar y crear el mercado’. Y dos semanas después salen con esto”, reclamó Foudy, la excapitana de fútbol estadounidense.

La lucha por la igualdad y la prioridad ocasional continúa, pero no cabe la menor duda de que en 2018 las voces de las mujeres se hicieron escuchar por encima del típico estruendo sobre los deportes.

Y esas voces fueron particularmente poderosas en Michigan.

“Deja tu dolor aquí”, le dijo Rosemarie Aquilina, la jueza del caso de Nassar, a una de las víctimas cuando les abrió la sala del tribunal a las que quisieran hablar. “Y luego sal y haz esas cosas magníficas que sabes hacer”.


Tomado del portal de noticias del diario The New York Times (Es)