Las posibilidades de Alejandro Zambra detrás de un tema libre

Foto: Colprensa

El escritor ha publicado algunos de sus textos en revistas como The New Yorker, Granta, Tin House, The Paris Review, Harper’s y McSweeney’s. 

Por. Valeria Murcia Valdés

El Colombiano

Puede ser mucho lo que se descubre cuando se abren completamente las puertas: cuando ese papel puede convertirse en cualquier cosa. Cuando las palabras hacen un pacto entre tantos pensamientos y se tornan en lo que ellas escogen ser.

El autor y poeta Alejandro Zambra, nacido en Santiago de Chile y quien publicó las novelas Formas de Volver a Casa y Facsímil, decidió usar ese concepto del tema libre para un discurso que tuvo que dar alguna vez. Inicialmente divagó, no supo que hacer ante tanta libertad y terminó poniéndole ese título a su más reciente libro.

Para él, el tema libre es un premio y un problema, al tiempo. Recuerda a esos profesores que se quedan sin ideas para asignary entonces sueltan las dos palabras, esas que significan que usted elige qué va a poner en esas páginas.

“Esa sensación de no saber de qué escribir y el descubrimiento de que las historias se van generando a sí mismas, construyen sus propias reglas. El descubrimiento de que cada día el relato sale distinto aunque quieras repetirlo, de que no hay versiones definitivas. Creo que cuando se habla de literatura se abusa de la noción de tema, una novela no habla de uno solo sino de muchos y no lo hace en plan expositivo o informativo. En general, creo que hay demasiada solemnidad y rigidez cuando se habla de literatura”.

Tema Libre es un libro de ensayos, conferencias, reflexiones, crónicas, de todo un poco. Una mirada interna, de contradicciones e intentos por entenderse a sí mismo. Porque Alejandro habla de que escribir puede ser, a veces, como trabajar con una persona que no se entiende del todo.

“Yo creo que hay que dejar que los textos nos traicionen y dejen ver nuestra multiplicidad y nuestra inconsistencia. Nuestros deseos formulados o tácitos. Tema libre es un libro raro porque incluye textos que pelean entre sí, literalmente, pero al final eso no es tan raro”.

El primero, siempre

Este autor siente que aunque el libro sea el cuarto o el décimo, siempre es un primero. A él le gusta separar totalmente eso de escribir y publicar. Escribir, explica, lo hace desde que está niño, un hábito que se mantiene, que no pierde. Publicar, en cambio, es una decisión vertiginosa y compleja, así la describe. Cada libro mío ha partido como un mero balbuceo y me gusta que sea así. Por supuesto hay muchas cosas que escribo y que jamás publicaría. Y cuando publico es porque de algún modo quiero perder el libro y siento que ya no me pertenece y toca olvidarse de él”.

Por eso cree que publica cuando tiene sentido hacerlo y ya está. Tiene amigos editores, en condiciones, precisa, “más bien heroicas”. No cree, sin embargo, que se publique demasiado o si es así, no lo ve como un problema. “Más bien hay muchos libros que echo de menos en las librerías”.

El Tema es Libre, de todas maneras.

CONTEXTO DE LA NOTICIA

ANTECEDENTES ESAS LECTURAS QUE SE NIEGAN AL OLVIDO

El escritor habla sobre las añoranzas y aquellos textos que se cuelan entre los espacios de la memoria y se escapan del olvido. Para él uno de esos se titula El Niño que Enloqueció de Amor, pero además de ese, tiene un montón. Fermina Marquez, de Valery Larbaud, El coronel no tiene quien le escriba de García Marquez, los cuentos de Manuel Rojas y de Edgar Allan Poe. “Varios libros de Mark Twain, que fue mi JK Rowling”, dice. “Algunos poemas de Rubén Darío y de Gabriela Mistral, la narrativa de María Luisa Bombal, Miguel Strogoff, de Julio Verne. Robinson Crusoe, de Daniel Defoe”.


Tomado del portal del diario El Colombiano