Los cuentos de Thomas Wolfe cobran vida en castellano

THOMAS WOLFE (1900-1938). Thomas Clayton Wolfe. American novelist. Photographed in Berlin, Germany, in 1936.

La editorial Páginas de Espuma publica un volumen con 58 textos del escritor estadounidense, de los que 43 aparecen por primera vez en español

Por: Alessandro Leone / Cupello / Italia

EL PAÍS (ES)

A Thomas Wolfe (Asheville, 1900 – Baltimore, 1938) le bastaron 38 años de vida para dejar un inmenso corpus literario. Su estilo desbordante contrastaba con la prosa concisa de algunos de sus contemporáneos, como Ernest Hemingway o Francis Scott Fitzgerald. Los tres compartían el mismo editor, Maxwell Perkins, que supo reconocer su talento antes que nadie. Con Wolfe solo se atrevió a cortar sus novelas más famosas, para que tomaran la forma en la que se publicaron. En cambio, no pudo hacerlo con otros trabajos, como los cuentos o las novelas breves, que se editan en España en la colección más completa nunca antes publicada en castellano.

Cuentos, cuyo lanzamiento había sido aplazado por la pandemia, contiene 58 textos, de los que 43 han sido traducidos por primera vez al español. Detrás de este proyecto de la editorial Páginas de Espuma se encuentra la traductora Amelia Pérez de Villar, ya acostumbrada a lidiar con clásicos como Harold Bloom, Robert Stevenson y Henry James. “Un trabajo así es el proyecto de la vida de un traductor. Tardé 14 meses en terminar, un año y medio viviendo dentro del mundo de Thomas Wolfe. Decidí acometerlo como si no supiera nada. Nada de traducción, nada de Wolfe, nada de cómo escribe y nada de castellano”, afirma durante la presentación del volumen.

En sus casi mil páginas, el orden cronológico ayuda a entender la evolución de Wolfe como escritor y persona. Pérez de Villar ha definido Cuentos como una suerte de “biografía” en la que se analizan todas las etapas de la vida de autor, que dejó una huella importante también en la Beat Generation. Wolfe nació y creció en Carolina del Norte, cuando el mundo urbano estadounidense se concentraba principalmente en un pequeño puñado de ciudades. Se mudó a Nueva York, una metrópoli en construcción y de la que restituye al lector su ambientación y sus sonidos en varios cuentos, en contraste con la desolación del campo. “El gran valor de este volumen es que representa y ofrece la creación del mito de América, de ese país de acogida, donde también había gente marginada por los recién llegados”, asegura la traductora.

Leer estos cuentos significa detenerse sobre los detalles que conformaban el mundo de esa época. Por ejemplo, el ascenso del nazismo, visto durante su viaje a Alemania, donde alcanzó incluso más éxito que en su país; o la relación con el ambiente literario, como se nota en los comentarios irónicos sobre James Joyce. Pero esos escritos representaban sobre todo un espacio para la experimentación: “Se nota que es un escritor siempre insatisfecho. Hay relatos que son pura experimentación. Empieza a hablar de cosas, las deja y habla de otras. Cuando acabas el relato no te ha contado nada pero te has hecho una idea de cómo era la cosa, de dónde estaba, de la gente, del ruido, de los olores”.

El volumen comienza con el cuento Un ángel en el porche, de 1929, mismo año de su obra maestra El ángel que nos mira y termina con La carta española, que se publicó en 1987. Por lo tanto, abarca un período de publicación amplio, aunque el de creación fuera breve. Wolfe murió en 1938 en Baltimore por complicaciones debidas a una tuberculosis cerebral, ignorando los primeros problemas físicos que se habían manifestado durante un viaje a Vancouver ese mismo año con una neumonía. Su obra es tan extensa que no pudo publicarse completa antes de su muerte.

Y era también tan larga que el legendario editor Maxwell Perkins metió la tijera especialmente en su segunda novela, Del tiempo y del río (1935), cuya versión final decepcionó a Wolfe al punto de cambiar editorial, pasando de Scribner’s Sons a Harper & Brothers. Esta relación profesional y de amistad entre el escritor y el editor se mostró en la película El editor de libros (2016), con Colin Firth como Perkins y Jude Law como Wolfe, que logró un renacimiento popular de ambas figuras.


Tomado del diario EL PAÍS (ES)