Luisa Fernanda Trujillo en cinco poemas

Foto: Luisa Fernanda Trujillo / Marcela Sánchez

ARCADIA publica una selección de poemas de ‘Mi por siempre jamás’, libro de poemas de amor de la colombiana Luisa Fernanda Trujillo. Descanse en paz.

En honor a la poeta, que recién murió “en paz y de forma serena”, según sus allegados, volvemos a publicar esta nota que comparte a su poesía.

Poeta, ensayista y profesora universitaria, Luisa Fernanda Trujillo nació en Bogotá, Colombia. Ha publicado los siguientes libros de poemas: De soslayo, prendada (Fundación Palabra a tiempo, 2010), Trazo en sesgo la noche (Universidad Externado de Colombia, colección “Un Libro por Centavos”, 2012), En tierra, el pájaro olvida cantar (Raffaelli Editore, edición bilingüe, italiano – español, 2017), Mi por siempre jamás (Giuliano Ladolfi Editore, edición bilingüe, italiano – español, 2019). Poemas suyos han sido incluidos en antologías de diversos países y traducidos al inglés, francés e italiano, publicados en revistas y magazines de Colombia, México, España e Italia.

Del libro, Mi por siempre jamás

1.

Hubo un pájaro copetón una vez

Piaba en el pórtico de la casa

escondido entre los matorrales de la entrada

Su piar era lento

Semejaba la resignación ante el quejido

Su ala herida le impedía alcanzar el vuelo

y sus pequeñas uñas, ya eran romas

de caminar la rugosidad del pavimento de las calles

Entre las palmas de mis manos era algo así

como un pedazo de mota perteneciente al viento

Lo alojé en mi habitación, le curé la herida

y aprendí a leer en sus ojos la humedad que emana

cuando algo nos conmueve

Por algunos días ejercitó su ala hasta volar de nuevo

Hoy es un pájaro copetón de poco vuelo

Mira la tierra desde las ramas de la Acacia

sembrada por mi padre en el jardín

Mis ojos a veces tropiezan con los suyos

Me recuerda que así él sea un pájaro de poco vuelo

yo estaré sembrada en la tierra

sin alcanzar las copas de los árboles desde donde me mira

2.

Si te dijera que por aquí también el sol se esconde

tras los postes de cemento de las calles

y me asalta al pasar la esquina

Que en las noches el frío sopla desde el páramo

y quema el borde de las uñas

Que los árboles caídos aún respiran

y que las balas recuerdan el impulso de la mano tensa

de quien empuñó el arma

Que los transeúntes prefieren mirar el piso

detenerse ante el mantel de prendas viejas

que a sus pies se extiende como ofrenda

Que un indigente logra su descanso

en compañía de la cola de las ratas

Que un perro callejero desenvuelve la basura

en la búsqueda de encontrar señales

Que las noticias vuelan de calle en calle

fracturadas en periódicos viejos

y sirven de aposento

a quienes han dejado de leerlas y escucharlas

Que el cementerio, en la montaña,

donde entierran los deshechos,

se ha venido río abajo

y que en el parque

un reloj centenario detuvo sus agujas hace años

para no tener que seguir contando muertos

¿Me creerías?

3.

Qué es el amor sino un invento

Una historia de ficción, de película romántica por siglos repetida

Juego de variables de un mismo argumento

Qué es el amor sino el encuentro de dos almas que se hallan al cruzar la esquina

A la salida de un cinema o en el intermedio de un concierto

y quedan prendadas en sintonía cómplice sin que terceros se percaten

Se llaman, desafían la espera, se prometen sentimientos invencibles

desafían la eternidad en palabras como siempre nunca

agonizan en el intento de evitar lo inevitable, se citan

se encuentran en un cuarto de hotel una noche escondida

en que ni las aves ni las luciérnagas cantan

bajo la promesa de no entorpecer el vocablo de los besos

el roce de los cuerpos, el ensayo de acordes de una sinfonía inconclusa

Dice que me ama y mi corazón late como el de una adolescente

Dice que me ama y salto al escenario sin importar la ausencia de utilería

ni el contenido del libreto

Impaciente acudo al rito de la entrega

Entre caricias oculto el temor ante cualquier duda

Qué más da si me ama o no si a la hora de la muerte

su rostro se interpuso y su sonrisa fue la invitación

[a quedarme a saldar al menos esta deuda

Qué más da si me ama o no

si una noche entre sus brazos y los míos

hallé el único argumento por siglos repetido

para morir cien veces y seguir viviendo

4.

Me pide palabras de amor escritas en verso

Perpetuar en la escritura aquello que entre tardes

entre noches refundidas

susurré al entrecortar sus besos, pinceles en el aire

y quedó como perfume en el aliento que respiro

Sería más fácil pedir manzanas a Eva

a sabiendas de reconocer su mordedura

Para qué entonces alargar este aliento

inmortalizar el instante sentido entero

volverlo caligrafía virtual

donde los enamorados se mezan

se arrullen sin importar lo que dure

Las palabras de amor guardan

un deseo de inmortalidad contenida

Escribirlas es extender una alfombra

donde los cuerpos de los enamorados descansan

en la plenitud de un siempre inexistente

5.

A través de una lente de aumento

busco en la piel un indicio que me calme

que me recuerde el olor del musgo atrapado en la humedad

Tanto sol

tanto hielo a la vez

han cuarteado sus escamas

Alguien exhala sobre ellas un aire tibio

Conjura su memoria

y abre caminos en sesgo

que dibujan un lenguaje

parecido al del amor

Sobre la poesía de Trujillo, esto escribe el poeta y traductor italiano Emilio Coco:

Luisa Fernanda Trujillo, pertenece a la reducida nómina de los que trabajan la palabra en la soledad y autonomía con una seriedad y constancia de alto nivel, huyendo de las estéticas pasajeras. Ella es una de las voces más libres e intensas del panorama poético colombiano actual, que ha vivido y sigue viviendo lejos del escenario mundano y de la organización cultural. Ese deseo suyo de no aparecer a toda costa está compartido plenamente por quien, como yo, abriga una sensación de rechazo hacia la bulliciosa y vulgar afirmación de una sociedad literaria presencialista, cada vez más efímera y vacía de valores. Luisa Fernanda es una poeta de gran integridad moral y de fuertes convicciones, que corre el riesgo de parecer inactual en nuestra época espectacular. No sorprende, por lo tanto, la escasa atención que se le concede en antologías, repertorios o diccionarios crítico-bibliográficos de poesía actual colombiana, que, a veces, están atestados de nombres de escaso o nulo valor literario. Luisa Fernanda ha publicado sus dos últimos libros en Italia. El primero A terra l’uccello dimentica di cantare (En tierra, el pájaro olvida cantar) bajo el sello de Raffaelli Editore de Rímini y el reciente Mio per sempre mai (Mi por siempre jamás) editado por Giuliani Ladolfi editore, ambos traducidos por mí. Los que integran este libro, como sugiere el mismo título, son poemas de amor. Es un libro completamente distinto al anterior donde se afrontan prevalentemente temas de carácter social (la guerra y su violencia) y asuntos ligados a su privada existencia, de inspiración doméstica, con las motivaciones del paisaje, de los animales, de las calles, de las plazas, de los edificios, de las personas queridas, de las cosas y de los aconteceres habituales. En este por ahora su último libro la inspiración de Luisa Fernanda Trujillo arranca de la realidad, que es sobre todo la realidad de sus vicisitudes afectivas, de su variada y múltiple historia de amor. Pero es también la realidad ambiental, del paisaje, de la ciudad, que con la realidad interior íntimamente se funde y se confunde. No hay espacio, entonces, para simulaciones literarias y pretextos temáticos ideados para realizar un programa de poesía, sino que todo nace y se desarrolla a partir de los movimientos y las solicitaciones primordiales de una autobiografía interior. He aquí el sentido que se extrae de la lectura de este libro. Una necesidad firme de fidelidad y adhesión a las razones de la vida y del sentimiento, donde la verdad profunda de la existencia sustancialmente se reconoce. En el centro de la larga y lírica confesión, de este diario íntimo, se coloca una historia de amor, percibida como aflicción, como tristeza, como congoja y postración del alma pero también, y sobre todo, como plenitud y gozo, como arrebato y éxtasis sublime, como carne integrada a la carne. Tenemos ante nosotros un poemario de amor, en cuyo interior se colocan una serie de vicisitudes que confluyen en una única historia. Un itinerario que se desarrolla a lo largo de los 50 poemas que integran el libro, siguiendo el curso de una parábola que sigue los ritmos y los tiempos del amor: desde el comienzo asombrado y casi incrédulo pasando por la explosiva plenitud y floración de la estación de amor ?del amor correspondido, de la entrega total? hasta el repliegue doloroso en el enredo de las memorias, en el sentido de vacío. Pero es una parábola que no tiene principio ni fin, que siempre se renueva y mezcla dolor y amor, gozo y congoja, lágrimas, orgasmos y esperma. A esta variedad de sentimientos corresponde un lenguaje que se traduce en una ramificada germinación de símbolos y de metáforas, un lenguaje que a veces se presenta desarraigado de todo nexo gramatical y sintáctico y procede por medio de acumulación de imágenes. Son muchos los poetas que en la historia de la literatura universal han tratado el tema del amor, pero estoy convencido de que muy pocos se han acercado a él, como lo ha hecho Luisa Fernanda, con tan lírico entusiasmo y ardor, rompiendo los esquemas represivos de toda respetabilidad y revistiendo de poesía, de alta poesía, incluso las palabras y las ocasiones que podrían crear escándalo por su explícita sexualidad. La autora no podía elegir un título más bello para este libro. Es un título oximorónico, constituido por un adjetivo posesivo: mi y por dos adverbios en contradicción entre ellos: siempre y jamás. Título que Luisa Fernanda ha tomado prestado de Eduardo Carranza y que muy bien define y anticipa la temática del poemario: el amor vivido como satisfacción insatisfecha, como dolor feliz o felicidad doliente, como realización irrealizable justamente como “el agua delgada” en el hueco de la mano.


Tomado del portal de la Revista Arcadia