“Nadie quiere informarse, la gente quiere entender”

Foto: Jaime Villanueva

La escritora y periodista colombiana Juliana González-Rivera recorre en ‘La invención del viaje’ la historia de los relatos de viajeros que han conformado el mundo

Por: Gonzalo Cachero

EL PAÍS (ES)

Son los grandes creadores del mundo. Lo han recorrido y han plasmado en relatos las experiencias que la realidad les deparaba y las emociones que les infundía. Los viajeros han impuesto imaginarios que eran en muchas ocasiones ficticios, pero sus retratos de los confines del planeta han prevalecido durante siglos. Así ocurrió con la China del mercader veneciano Marco Polo, con el legendario El Dorado de los primeros españoles que se adentraron en América o con las estampas que de África pintaron los expedicionarios británicos que exploraron este continente en el siglo XIX.

La periodista y escritora colombiana Juliana González-Rivera recorre los grandes relatos narrados por viajeros a lo largo de la historia en La invención del viaje(Alianza Editorial, 2019), una obra en la que combina una densa documentación literaria con la puesta en práctica de técnicas propias del ensayo. En un céntrico hotel de Madrid, la autora (Medellín, 34 años) cuenta que no se ha limitado a narrar una sucesión de peripecias porque el viaje es algo que las trasciende. Es, dice, una “metáfora” de la vida. “En varias ocasiones he sentido el viaje. Es una especie de nomadismo que uno experimenta al recalar en diversos lugares y encontrarse cómodo en múltiples identidades”, comenta la escritora, que ha vivido en Madrid, Barcelona, Estocolmo o Bogotá, entre otras ciudades.

González-Rivera defiende que las sociedades asisten a la “desaparición” de los individuos viajeros. Y al final, por tanto, de los mitos edificados gracias a sus narraciones. La razón es conocida: el desarrollo de las sociedades posindustriales del siglo XX entronizó las virtudes del turismo, una “acción” que contrasta con la motivación del viajero, para quien lo fundamental es la búsqueda de la “sensación”. “El verdadero mito que define el mundo actual es la falsificación a través de la imagen, algo muy distinto de lo que existía anteriormente. La ficción pretendía reflejar la realidad, pero ahora es la imagen quien va por delante. Lo veo en Medellín con los tours que recorren los lugares en los que se rodó la serie de Netflix sobre Pablo Escobar, ese falso Robin Hood contemporáneo. ¿Cómo es posible que lo que se muestre a los visitantes se base en una ficción?”, se pregunta la escritora antes de lamentar que las autoridades y la sociedad civil no hayan logrado imponer un relato alternativo.

La autora dibuja, sin embargo, un panorama en el que no todo parece estar perdido. Junto al crecimiento exponencial del turismo, González-Rivera reconoce que aún perviven viajes en los que la indagación interior prevalece sobre el selfie. “Hay una tradición de narradores muy intimistas que describen itinerarios al tiempo que emprenden una reflexión sobre la vida personal. Diría que se sitúan en la larga estela de Conrad”, sostiene la narradora, que apunta al “fuerte desarraigo” presente en las sociedades actuales como razón que explica la supervivencia de estos cronistas.

Si los viajeros se encuentran actualmente eclipsados, pero su vigencia continúa siendo necesaria, la cuestión es entonces dónde han de ser buscados. González-Rivera considera que la escritura que se sitúa en la frontera entre el periodismo y la literatura puede ser la arena en la que se forje una nueva forma de relacionarse con los viajes. La autora la ha practicado en varios medios, entre ellos el peruano Etiqueta Negra, que se fraguó tras el boom a comienzos de siglo de la crónica latinoamericana, el movimiento en el que se inscriben periodistas como Martín Caparrós o Juan Villoro, a los que menciona como ejemplos de esta práctica narrativa. “Creo que la subjetividad honrada, esa mirada interpretativa que no habla desde la primera persona, pero tampoco renuncia completamente a ella, es una actitud que los lectores aprecian, porque la gente no quiere informarse, quiere entender lo que verdaderamente ocurre en un determinado lugar”, sostiene la escritora, que considera que la era de los relatos meramente descriptivos ha sido superada.

González-Rivera cree que migraciones, hambre y emergencia climática son el sustrato de los futuros mitos de nuestro tiempo. Temas que serán abordados desde enfoques “experimentales” que combinarán múltiples géneros, piensa la autora, que sitúa como uno de los precursores de esta nueva literatura de viajes al británico Philip Hoare, autor de una trilogía “que es tratado sobre las ballenas, historia natural, crítica literaria de Moby Dick y vivencia personal del viaje”. En ese tipo de relatos habrá que buscar a los intérpretes contemporáneos.


Tomado del diario EL PAÍS (ES)