Navidad en Tierra Santa

 Celebraciones navideñas sin restricciones y con muchos peregrinos: así se vive en Tierra Santa, que ha vuelto a la situación de normalidad pre-pandémica, según describe en días pasados el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, y también el padre Ibrahim Fallas, vicario de la Custodia de Tierra Santa, quien informó que, en Navidad, las autoridades israelíes concedieron más de diez mil permisos a cristianos en Cisjordania y Gaza, válido hasta el 20 de enero de 2023, para viajar a Belén y a los demás lugares santos para orar y encontrarse con sus familiares.

Misas de la noche de Navidad

En la Gruta de la Natividad, en Belén, durante la Nochebuena, fueron oficiadas misas por fray Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa. En esta ciudad el número de peregrinos ha vuelto a los niveles de 2017, y las autoridades esperan alcanzar pronto los niveles récord de 2019. Celebrando la misa de medianoche en Belén, el Patriarca latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, denunció “el aumento de la violencia, sobre todo en la lenguaje de la política”. “La violencia”, dijo, “parece haberse convertido en nuestro lenguaje principal”. A la misa también asistieron el presidente y primer ministro palestino, Mahmoud Abbas y Mohammad Ibrahim Shtayyeh.

Preocupación por la ruptura del equilibrio

Mons. Pizzaballa volvió a expresar su preocupación por un nuevo gobierno en Israel, “donde existe el riesgo de romper el ya frágil equilibrio entre las diferentes comunidades religiosas y étnicas que componen la sociedad”. “La política tiene la tarea de servir al país y a sus habitantes, de trabajar por la concordia entre las diferentes comunidades sociales y religiosas del país y traducirlas en acciones concretas y positivas sobre el terreno, y no fomentar divisiones o, peor aún, odios y discriminaciones”, agregó el Patriarca. “Este año, además”, prosiguió, “hemos visto un aumento de la violencia en las calles y plazas palestinas, con un número de muertos que nos retrotrae a décadas. Es una señal del preocupante aumento de la tensión política y del creciente malestar, especialmente entre nuestros jóvenes, por la cada vez más lejana solución al conflicto en curso”.

Un futuro de grandes expectativas

Fray Rami Asakrieh, de la Custodia Franciscana de Tierra Santa, párroco en Belén de la Iglesia de Santa Catalina, junto al Santuario de la Natividad, habla también de una gran esperanza para el futuro. “Después del fin de Covid”, dijo a Radio Vaticano, “ahora tenemos grandes expectativas. Vemos tantos grupos, es una Navidad abarrotada, como siempre”. El deseo de Fray Rami es que también en este momento se detengan las guerras, como la de Ucrania, que, además del drama que viven los civiles en ese país, también tiene repercusiones muy fuertes para los cristianos de Tierra Santa, ya duramente probada. Lo peor, sin embargo, lo provocó la pandemia del Covid.

Con el Covid, cada vez menos donaciones

Creo”, continúa el fraile, “que los tiempos que acaban de pasar fueron peores que la intifada [1], peores que cualquier conflicto, porque al menos durante la intifada tuvimos benefactores, recibimos donaciones y mucha gente pudo ayudar, especialmente de los países cristianos europeos. Con la crisis mundial del Covid, los que estaban donando empezaron a hacerlo cada vez menos, el virus afectó a todas las economías, y esto dificultó todo a la Custodia de Tierra Santa. El turismo es el principal recurso en Belén, aquí todos los trabajos, desde las tiendas de abarrotes hasta las barberías, desde el transporte hasta los hoteles y los guías turísticos, están ligados al turismo. La pandemia ha puesto a todos en un momento muy difícil”.

El compromiso de la Iglesia

La Iglesia, en este momento, está por tanto llamada a poner todas sus fuerzas para estar al lado de la gente, en un intento de fortalecer el hombre interior”, explica el religioso, “porque si creamos personas de fe, personas fuertes por dentro, gente humilde que acepta lo que viene, que da gracias a Dios, que respeta al Señor en su vida personal y que cree en la Providencia, eso ayuda mucho, por lo menos tienen libertad interior, porque la exterior es muy limitada, y por eso nosotros intentamos fortalecer a estas personas con la palabra de Dios, con los sacramentos y con actividades pastorales”.

Y hay muchas actividades en Belén, encomendadas a grupos de jóvenes, grupos scouts, que también organizan celebraciones navideñas, así como grupos de oración. Tratamos de hacer lo mejor posible, tratamos de dar a los cristianos una vida digna, para que puedan vivir en paz con sus familias y resistir esta situación de miedo e inestabilidad”, concluyó el párroco.


Fuente: Gaudium Press