“No todo está perdido en Colombia”

Foto: CEC

Así lo afirmó Monseñor Óscar Urbina Ortega, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, quien presidió, en la mañana de este viernes 03 de mayo, la eucaristía, en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y el Día de la Reconciliación, instituido tras la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia, en septiembre de 2017.

En su homilía, el Prelado recordó que, a pesar del sombrío panorama que vive el país en aspectos sociales, políticos, culturales, económicos, donde se continúa la agresión contra niños, mujeres y ancianos, aún hay esperanza para todos, “los que han promovido violencia y los que han sido víctimas”.

“Así como la cruz produjo tantas lágrimas para Jesús, para María, los discípulos y las mujeres que lo siguieron hasta el calvario, esa misma cruz puede comunicarnos libertad, sanación, redención, liberación, reconciliación y vida fraterna que origina una verdadera cultura del encuentro en nuestras familias que hoy también son azotadas por la plaga de la violencia intrafamiliar”, aseveró.

El también arzobispo de Villavicencio exhortó a las familias y a la sociedad en general a no dejarse esclavizar por el odio y la indiferencia “que están sumergiendo a niños y jóvenes en el consumo de la droga, el suicidio y la violencia” – continuó – “Tenemos la fuerza que brota de nuestra fe para hacer renacer nuestras vidas, nuestra vivencia ética, el cultivo de los valores auténticos y perennes que nos vienen del Evangelio”.

Monseñor Urbina Ortega, detuvo su reflexión en el Evangelio de San Juan que muestra la figura de la serpiente, que dejando “de arrastrarse por la tierra se levanta entre el cielo y la tierra para sanar las heridas y el veneno de su mordedura”.

“La serpiente es símbolo de amenaza, de terror por su veneno. Se relaciona con las heridas que llevamos en el corazón y que son más profundas y difíciles de sanar que las del cuerpo. Pero, la serpiente por su cambio de piel es la imagen de nuestra reconstrucción humana: es preciso liberarnos de la vieja envoltura del rencor y abrazar en la cruz el amor que libera y reconstruye”, afirmó.

En su reflexión, el Prelado recordó la Pascua que la Iglesia católica está viviendo, e hizo un fuerte llamado a que florezca en los colombianos la vida y la resurrección “para que, junto a Cristo, bajo la sombra de su árbol santo, aprendamos la fuerza del perdón y la grandeza de su entrega y de su amor”, concluyó.

Esta eucaristía conmemora la segunda jornada de oración y reflexión sobre la reconciliación del país, evocando los 17 años de una de las peores masacres que ocurrió en el municipio de Bojayá, departamento de Chocó.


Tomado del portal de la Conferencia Episcopal de Colombia