Nueva ruta mortal para migrantes que salen de Colombia

Imagen: Armada Nacional

Aunque se teme que muchos perecieron ahogados, se investiga por qué en algunos casos los celulares y redes sociales de las presuntas víctimas muestran actividad.

A pesar de haber pasado casi un mes desde la desaparición de 38 personas, 35 venezolanos entre ellos, cuando navegaban desde la isla de San Andrés en Colombia hasta Nicaragua, sus familiares insisten en que la embarcación fue secuestrada por traficantes de migrantes, por lo que, esperanzados de que aún puedan estar con vida, piden que la búsqueda de sus seres queridos continúe.

El naufragio es, por ahora, una idea no concebida para ellos, ya que, desde que las autoridades empezaron a explorar esta conocida ruta migratoria ilegal para hallar algún indicio de estos ciudadanos, no han encontrado restos de la lancha usada para el traslado, mucho menos cuerpos humanos.

Además, los familiares han comentado a AFP que días después de haberse reportado la desaparición, los horarios de conexión de algunas de las víctimas fueron reactivadas en WhatsApp, igual que sus respectivos perfiles en Facebook y otras redes sociales.

Esto, según allegados, es muestra de que alguien más está manipulando los móviles propiedad de los viajeros.

“Estamos seguros de que nuestros familiares están con vida y pueden encontrarse en cualquiera de las islas de la costa colombiana u otros países como Nicaragua o Costa Rica”, dijo a la agencia de noticias Livia Peruzzini, familiar de por lo menos cinco de los desaparecidos, quienes tomaron esta opción para llegar a Estados Unidos, para no cruzar a pie los 266 kilómetros del Tapón del Darién, la espesa selva que sirve de frontera entre Colombia y Panamá, y por la que han atravesado más de 330.000 personas durante los primeros ocho meses de 2023, según reportes de Naciones Unidas.

A la travesía se unieron su hija embarazada, yerno, sobrino y nieto de siete años. Todos salieron desde la ciudad de Guanare, capital del estado Portuguesa, en el oeste de Venezuela.

Cruzaron la frontera con Colombia entre San Cristóbal y Cúcuta para después trasladarse a San Andrés, con la intención de viajar a través del Caribe desde la isla hasta Corn Island en Nicaragua.

Peruzzini contó que sus familiares, hoy reportados como desaparecidos, pagaron en dólares a una de las agencias que abundan en internet, que anuncian el trayecto como una opción mucho más rápida y segura que el Tapón del Darién para llegar a los Estados Unidos.

“Adquirieron paquetes de viaje que por referencia de amigos que ya habían viajado con ellos (…), les dijeron que era más seguro y más corto”, explicó la mujer.

Como se sabe, el trayecto por mar entre San Andrés y Corn Island comprende unos 150 kilómetros en lancha. Para muchos, resulta una oferta tentadora, pues, además, evitan los peligros que representa la difícil topografía de la selva, cuyo corredor migratorio está controlado por grupos criminales de alto calibre.

Una vez en Nicaragua, el camino hacia el “sueño americano” continúa por vía terrestre, a través de Centro América.

Migrantes expuestos

A diferencia de lo que muchos consideran, viajar hasta los Estados Unidos utilizando la ruta de San Andrés es peligroso.

A pesar de que el trayecto puede costar hasta 1.500 USD$, no se garantizan las condiciones de seguridad para un viaje de esa magnitud. Como mucho se ha dicho, las embarcaciones son frágiles e inestables, y no disponen de sistemas de navegación.

Sobre el tema, se pronunció el defensor del pueblo, Carlos Camargo Assis, quien habló sobre el incremento de la cifra de migrantes, por esta ruta migratoria.

“Se exponen a naufragios, abandono, desapariciones de embarcaciones, entre otras situaciones que ponen en riesgo su seguridad, integridad y vida”, destacó la semana pasada.

Según el funcionario, las desapariciones registradas hasta los momentos dan cuenta de que esa no es una ruta segura para migrar. “En muchos casos, los migrantes son abandonados en cayos, sin sus pertenencias”, añadió Camargo.

Éxodo venezolano

La crisis económica, política y social en Venezuela ha impulsado una de las olas migratorias más grandes en los últimos tiempos. De acuerdo a las estimaciones de las Naciones Unidas, al menos 7,5 millones de personas han salido del país, huyendo de la precaria situación, aunque el régimen de Nicolás Maduro niegue tales estimaciones.

La mayoría de las veces, el éxodo se da a través de rutas inseguras e irregulares como el Darién o San Andrés, dejando atrás a sus familiares en Venezuela, quienes esperan verlos llegar sanos y salvos, con una estela de desesperación.

Tal es el caso de José Gómez, de 27 años de edad, quien afirmó a AFP que se encuentran preocupados por no saber de sus seres queridos, quienes también desaparecieron durante el trayecto por mar hasta Nicaragua.

“Estamos desesperados (…), necesitamos por favor resolver esta situación que nos tiene mal y no podemos ni dormir. Es muy difícil saber que, por tratar de buscar mejor vida, nos sucediera esto”, dijo, a la vez que comentó que no han sabido nada de su hermana y un sobrino de 9 años.

También destacó que desde Venezuela se vieron en la necesidad de contratar a investigadores privados, pero, hasta ahora, no han recibido los respectivos permisos para iniciar la búsqueda.

En la misma situación está Edison López, quien pidió a las autoridades colombianas, a través de la mencionada agencia de noticias, que agoten todas las opciones disponibles para hallar a los desaparecidos.

Considera que se debe investigar “arduamente a los operadores clandestinos”, que ofrecen dichos traslados desde San Andrés, con la intención de que situaciones como estas sigan ocurriendo.

Migración ilegal en aumento

A principios de este mes, la Defensoría del Pueblo emitió una alerta por el aumento de la migración ilegal en San Andrés hasta América Central, por lo que solicitó la intervención inmediata del Gobierno nacional.

“El Gobierno nacional debe impulsar estrategias que garanticen los derechos de los migrantes”, afirmó Camargo Assis, recordando los riesgos a los que se exponen estas personas, al elegir la ruta que inicia en el archipiélago, con la intención de llegar hasta los Estados Unidos.

“A finales de octubre pasado fue reportada la desaparición de 32 migrantes y dos tripulantes que iban en una embarcación cuyo destino era Centroamérica, lo cual demuestra, una vez más, que no es una ruta migratoria segura, controlada, ni regulada”, indicó.

Además, resaltó que “los reportes sobre los lamentables hechos son notificados a las autoridades competentes luego de un periodo prolongado, lo que dificulta las labores de búsqueda, ubicación y rescate. En muchos casos, los migrantes son abandonados en los cayos del sur, sin sus pertenencias, y en algunas ocasiones, bajo el engaño de estar en Nicaragua”.

La Procuraduría General de la Nación también ha hecho referencia al tema, asegurando que la migración desde San Andrés se ha agudizado. “El número de migrantes irregulares puestos a salvo entre 2022 y 2023 llega a la preocupante cifra de 1.102 personas. Otras 74, que no corrieron con la misma suerte, continúan desaparecidas en altamar.”, indicó el órgano de control, a través de un comunicado.


Fuente: El Nuevo Siglo