Post pandemia. Entre el deseo y la necesidad

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Este asunto del Convid-19, que lleva en el mundo no menos de seis meses desde su descubrimiento, ha venido para quedarse.  Se ven los esfuerzos de los gobiernos para evitar el contagio masivo, con exiguo éxito para algunos, con un éxito un poco más alto para otros, y con la tranquilidad absoluta para unos pocos, que no le han visto ni siquiera llegar, especialmente países desarrollados, especialmente los nórdicos, y algunas comunidades municipales, entre nosotros.

Por: Mons. César Alcides Balbín Tamayo 

CEC

Los esfuerzos del mundo de las ciencias para el descubrimiento de una vacuna, o al menos de anticuerpos, no tanto para erradicar el mal sino para tratar de detenerlo, son notorios, de manera especial también en los países desarrollados, que cuentan con los recursos para ello, e incluso bajo el patrocinio de grandes firmas farmacéuticas, con suficiente músculo financiero, con el soterrado interés de quedarse con una buena tajada del mercado que supone el descubrir y poner una vacuna a disposición de los gobiernos.

El mundo comienza a despertar, como de manera casi que perezosa de esta pesadilla que por varios meses le ha colocado como en stand by, y es hora de que pensemos en una manera diferente de ser y de estar en el mundo, en relación con los demás y con nosotros mismos.  La experiencia de la cuarentena vivida en familia, la gran mayoría, creo yo, así como el alejamiento social, nos deberán dejar interesantes lecciones para nuestra vida, para poner en práctica en adelante.

Es cierto que el futuro esta en manos de Dios, así lo creo, pero también es cierto que las personas inteligentes prevén, de algún modo ese futuro.  Es como decir que el mismo está en la manos de Dios, y también en nuestras propias manos.

Por todo ello, entonces, tendremos que comenzar por ser selectivos en muchas cosas y en muchos aspectos de nuestra vida diaria.  Seguramente moviéndonos entre el deseo y la necesidad, como lo he puesto en el subtítulo de esta reflexión. Y para ello será necesario parar y reflexionar a la hora de comprar, invertir y gastar, que son cosas bien diferentes.  Tendremos que pensar en la verdad, la bondad y la necesidad de las cosas ¡Cuántas personas seguramente han lamentado el mal manejo que han dado a los recursos propios o de sus organizaciones en este tiempo, en el que el mundo se ha frenado en seco! Y ello tal vez porque el mundo y la cultura del consumo nos han llevado a adquirir cosas innecesarias y superfluas, dejando de lado cosas importantes y necesarias.

En más de una ocasión lo he manifestado: nuestro mundo del comercio está repleto de baratijas, chécheres y cosas innecesarias.  Qué bueno hacer el ejercicio, y ayudar a nuestros fieles a que lo hagan, de pensar antes de adquirir algo, si es bueno, si es importante, y sobre todo si es necesario, y tal vez haciéndome la reflexión de lo que pueda pasar si no lo adquiero, y si la respuesta es «nada», entonces… no vale la pena adquirirlo.  Distinta será la respuesta a la hora de comprar los elementos de primera necesidad del hogar, como el alimento, como los medicamentos, como el pago de los servicios o incluso la adquisición de algún electrodoméstico, que ayuda a los trabajos del hogar.

Así entonces y en previsión del futuro, la cuestión será, tomar decisiones inteligentes, a partir de dos situaciones: lo que quiero y lo que necesito.  Lo que quiero puede esperar, lo que necesito, si realmente lo necesito, debe ser ya, ahora.  Si no, puede ser después.

Ahora, y teniendo de frente una anunciada y profunda recesión económica, bien vale la pena poner a funcionar la inteligencia, en orden a prever un poco el futuro.

+ César Alcides Balbín Tamayo
Obispo de Caldas – Antioquia


Tomado del portal de la Conferencia Episcopal de Colombia