Rosas, el colombiano que brilla en la NBA sin ser basquetbolista

Foto: Cortesía Timberwolves

Fue nombrado presidente de los Timberwolves de Minnesota. Habló con EL TIEMPO.

Por: Felipe Villamizar M.

EL TIEMPO

Mientras muchos esperan la posibilidad de que Bryan Angola se convierta en el primer colombiano en jugar en la NBA, detrás de un escritorio y con muchas ideas de transformación y modernización está Gersson Rosas, uno de los dirigentes más importantes del baloncesto en los Estados Unidos y quien hoy en día es el presidente de Timberwolves de Minnesota. Y sí, es colombiano.

Nació en 1978 en Bogotá, pero muy rápido viajó a Estados Unidos. Estudió en la Universidad de Houston, donde adquirió la pasión por el baloncesto y decidió seguir ese camino desde la parte dirigencial. Allí dio sus primeros pasos al frente de una franquicia NBA en los Mavericks de Dallas en el 2013.

Pero las desavenencias con la dirección del equipo llevaron a Gersson Rosas a dejar su puesto cuando la temporada regular estaba a varias semanas de empezar. Al poco tiempo de abandonar la gerencia de los Mavericks, los Rockets de Houston se hicieron con sus servicios para incorporarlo a la plantilla que rodeó en ese entonces al mítico general manager Carroll Dawson. Con la retirada de este dirigente, Rosas pasó a ser la mano derecha de Daryl Morey, por aquel entonces, nuevo presidente de operaciones de los Rockets. Lo que han hecho juntos es parte del presente de la liga.

Entre los logros conseguidos por Rosas en los Rockets se encuentra como principal el desarrollo de James Harden, uno de los jugadores más importantes en este momento de la NBA. Además, el traspaso de Chris Paul, otra megafigura, y la consecución de jugadores perfectamente amoldables al estilo. El descubrimiento de Clint Capela es otro de los grandes valores por tener en cuenta de su trabajo.

Desde ahí, el mundo del baloncesto estadounidense puso sus ojos en este colombiano y lo invitó a participar con el equipo de ese país en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en el 2016, con el fin de crear una estrategia que les asegurara el oro. Rosas no falló y se dio un baño dorado.

Fue en ese momento cuando Timberwolves se fijó en el bogotano y ahora quiere que le dé un cambio hacia la modernidad.

“Estoy muy contento de estar aquí, será un honor el hacer algo por esta organización, y junto con este equipo de personas conformar la directiva, no solo por el equipo, sino por la comunidad de ciudadelas gemelas. Estoy emocionado por el equipo y por la ciudades gemelas… Fue un proceso largo, pero lo disfruté muchísimo, me encantó reunirme con todos ellos, detecté un ambiente de colaboración, y eso me alienta”, manifestó Rosas en su presentación.

En entrevista con EL TIEMPO, el primer colombiano en la NBA expresó sus sentimientos por presidir a Timberwolves de Minnesota y el compromiso que tiene en este nuevo proyecto. Además, habló del baloncesto colombiano, el cual criticó desde sus bases, y pidió trabajar en conjunto para poder sacarlo adelante. También expresó un sentimiento de orgullo por el papel de la mujer colombiana en la WNBA (la liga femenina de ese deporte en Estados Unidos).

¿Cómo es que un colombiano se mantiene como uno de los máximos dirigentes de la NBA?
Pensar que soy el primero, pero la historia en este país del baloncesto es muy alta. Yo tuve la oportunidad de contar con la ayuda de mucha gente y tuve la carrera con los Rockets de Houston y ahora con los Timberwolves de Minnesota, también de ser parte del equipo nacional de los Estados Unidos y ganar el oro en Río de Janeiro 2016; no solo han sido logros para mí, sino para Colombia, nuestra gente y el deporte. Hay que seguir creciendo y que otros tengan las mismas oportunidades.

¿Cómo fue trabajar con el Dream Team de Estados Unidos?
Fue una oportunidad increíble trabajar con el mejor equipo de baloncesto en el mundo, el Dream Team. Fui a ayudar al cuerpo técnico, a los jugadores y a la organización para ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, y lo logramos.

¿Cómo ha sido ese paso al nuevo equipo?
Es una experiencia y oportunidad muy especial. Tener la opción de ser el líder de una organización que no fue hecha por un latino es especial, debemos hacer cosas que no se han hecho antes en el equipo. Hay que hacer todo lo posible por sacar adelante iniciativas para atraer latinos y colombianos para nuestro deporte.

¿Es importante para Colombia su llegada a los Timberwolves?
Ojalá este reconocimiento que se me hace sirva de motivación para otros colombianos que quieren hacer algo por el baloncesto. Definitivamente, si uno trabaja duro, puede llegar al nivel más alto de su vida. Colombia tiene mucho potencial, y ojalá en nuestro país se motive la gente de la Federación y las diferentes ligas que hay en el territorio nacional para desarrollar el deporte. Va a tomar esfuerzos y muchos recursos, pero con una voluntad concentrada, el juego tendrá mucho que ofrecer para nuestro país.

Y sus objetivos…
Esta es una oportunidad especial en un gran lugar y estoy emocionado por perseguir los objetivos de esta franquicia, de convertirla en una organización de clase mundial, con un modelo de éxito sostenible, donde los aficionados puedan sentirse orgullosos. Hay algo curioso, en la entrevista no solamente me entrevistaron a mí, sino que yo los entrevisté a ellos.

¿Qué significó para el país la realización del programa Baloncesto sin Fronteras de la NBA en Medellín?
Ojalá sea el golpe más duro del deporte en Colombia, porque nosotros hemos trabajado duro y muchos años para que este evento estuviera en Medellín. Hubo mucho sacrificio y esfuerzo para que fuera realidad. Fue muy especial. Este es el tiempo más crítico en la NBA, con el Draft (premio a los mejores jugadores universitarios), con agentes libres. Viajé desde Los Ángeles, porque no me podía perder ese evento.

¿Cuál fue la trascendencia de hacer ese evento?
Hay mucha pasión por el baloncesto en Colombia, y, la verdad, lo que ha faltado es organizar cómo se va a formar lo que es el baloncesto colombiano. Para nosotros, la importancia es que el deporte con sus máximos exponentes puedan venir al país y eso tenga un impacto positivo para que nuestro gobierno tome en serio el potencial que existe, porque hay historia y jugadores que pueden llegar al nivel más alto, pero si no nos organizamos como país, como deporte, nunca se va a realizar algo grande. Ojalá estas conversaciones puedan abrir las oportunidades para más de nuestros muchachos en el baloncesto.

Como colombiano, ¿cuál fue la sensación de saber que este evento se realizaría en Colombia? ¿Cuál fue su intervención como dirigente?
Yo he sido director del Campamento de las Américas –que reúne a Norteamérica, Centroamérica y Suramérica– por 8 años, y este proyecto, que lleva 10 años, en los que hemos trabajado muy fuerte para venir a Colombia y la oportunidad de ver esta realidad, es algo muy especial y por ello debía estar en Medellín.

Nos ilusionamos con Bryan Angola como el primer colombiano que puede llegar a la NBA, pero ¿cuánto tiempo falta para que esto se dé?
El talento está en Colombia, masculino y femenino, hay mucha historia en este deporte. Lo importante es que se necesita más seriedad y organización en los niveles júnior, escolar, universidad en la Federación de Baloncesto. Hay que poner programas y estructuras que sean más serios, así como los recursos para estos procesos, a fin de que nuestros jugadores jóvenes tengan más oportunidades de seguir creciendo, a tal punto que puedan llegar a un nivel alto, como lo es la NBA.

Y las mujeres en la WNBA…
Las mujeres han tenido un impacto muy grande al nivel de la WNBA, y ver sus historias y experiencias es importante para el baloncesto colombiano, que todos las conozcan es muy bueno porque es una motivación para todos los jugadores de este país, pero necesitamos seguir creciendo y desarrollando, ayudándonos de cualquier manera posible. Estos jugadores tendrán muchas carreras largas y experiencia que van a impactar nuestro deporte, pero en el futuro también serán nuestros entrenadores y dirigentes, y estas experiencias son buenas para el país y el deporte. Cada persona debe hacer lo que puede hacer, y eso exige tiempo, esfuerzo o lo que sea necesario. Debemos tener una fundación para este deporte, y esto empieza en las edades jóvenes. Ayuda a nuestros jugadores a tener una preparación de alto nivel.

¿Cuál es el legado que quiere dejar?
Soy una persona que tuvo un sueño, una pasión, a la que mucha gente le ayudó a llegar, y tiene una responsabilidad de darles a otros esa misma oportunidad.

Felipe Villamizar M.
Redactor de EL TIEMPO


Tomado del diario EL TIEMPO