Vida en Venus: el anuncio de evidencias es “imprudente” y “apresurado”, dice una astrofísica al explica sus dudas

Foto: Se sabe que Venus es un mundo infernal, un candidato poco probable para albergar vida. DETLEV VAN RAVENSWAAY/SPL

Marzo de 2014: los científicos conmocionan el mundo con el anuncio de la detección de ondas gravitacionales descritas como “ecos” del Big Bang, en un descubrimiento retratado como uno de los más importantes de la historia sobre los orígenes del universo.

Ricardo Senra

BBC News Brasil

El anuncio aparece en las principales revistas científicas y los expertos dan por sentado el Premio Nobel al equipo de astrónomos.

Enero de 2015: los mismos científicos dan marcha atrás y se disculpan con la comunidad científica y afirman que lo que describieron como un reflejo de la mega explosión que habría sucedido hace unos 14.000 millones de años fue en realidad una mala interpretación.

Las ondas atribuidas al Big Bang fueron, en realidad, señales emitidas por el polvo que se esparce por la Vía Láctea. El descubrimiento se hizo polvo.

Cinco años después, el anuncio del descubrimiento de un gas que puede indicar la presencia de microbios en la atmósfera de Venus ha generado oleadas de euforia, a pesar de varias salvedades señaladas por los propios científicos.

Publicada el 14 de septiembre en la revista Nature Astronomy y en la Real Sociedad Astronómica de Londres, la investigación ha sido descrita como la evidencia más sólida de vida extraterrestre jamás anunciada por la ciencia.

La explicación: las mismas moléculas de fosfina identificadas por el estudio de Venus existen en la Tierra solo como resultado de la acción de seres microscópicos que viven en las entrañas de los animales y en ambientes bajos en oxígeno, como los pantanos.

Se encontró fosfina en las nubes de Venus a una altitud de entre 50 y 60 kilómetros.

Como no hay otra explicación para la presencia natural de fosfina que no sea la acción de estos microbios, el descubrimiento podría ser una señal concreta de vida en la atmósfera de Venus.

Pero importantes científicos como la astrofísica brasileña Duilia Fernandes de Mello, vicerrectora de la Universidad Católica de Washington e investigadora de la NASA durante 18 años, piden cautela.

“La gente, a veces ansiosa por mostrar resultados, termina cometiendo errores”, dice la experta a BBC Brasil.

En el análisis de la brasileña, responsable del descubrimiento de la supernova SN1997 y participante del equipo que identificó las llamadas “burbujas azules”, el anuncio sobre Venus es “imprudente”, carece de “confirmación” y puede ser el resultado de una “coincidencia”.

“Estamos en una fase de la ciencia muy complicada, con gente que niega la ciencia. Por eso hay que tener mucho cuidado”, afirma.

¿Coincidencia?

Dirigida por astrónomos de la Universidad de Cardiff en Gales, en asociación con otros científicos de Reino Unido, Estados Unidos y Japón, la investigación identificó la presencia de moléculas de fosfina en Venus a través de ondas de radio detectadas por el telescopio James Clerk Maxwell, en Hawái.

La molécula de fosfina está compuesta por un átomo de fósforo y tres átomos de hidrógeno.

Fueron confirmadas por un conjunto de 45 de las 66 antenas que forman una especie de telescopio gigante en el importante observatorio Alma, que se encuentra en el desierto de Atacama, Chile.

“Solo que son dos instrumentos completamente diferentes”, señala la astrofísica brasileña. “Era necesario tener una reconfirmación con el propio Alma”.

La principal pregunta que plantea el equipo de científicos dirigido por la profesora Jane Greaves, autora del estudio de la Universidad de Cardiff, es sobre cuál es el origen de la fosfina que se encuentra en Venus y la posibilidad de que la molécula, diferente a las de la Tierra, pueda ser fruto de fenómenos que no involucran organismos vivos.

“Estamos alentando genuinamente a otros a que nos muestren un factor (que explica la fosfina sin involucrar la vida) que podemos haber pasado por alto”, dijo Greaves en un comunicado de prensa.

“Otros investigadores pueden acceder a nuestros artículos y datos; así es como funciona la ciencia”, añadió.

En el texto que detalla el descubrimiento, los autores muestran que hicieron una serie de pruebas en un intento por identificar la posibilidad de un origen natural y no biológico de la molécula. Pero no encontraron una respuesta convincente, lo que podría reforzar la tesis de la vida microscópica en Venus.

En conjunto con otros científicos, por otro lado, la brasileña Fernandes de Mello llama la atención sobre el método utilizado para identificar la fosfina en la atmósfera venusina.

Explica que los datos obtenidos en el estudio son el resultado de una relación entre la señal emitida por el objeto investigado, en este caso de Venus, y el ruido intrínseco a la observación, como el de la atmósfera terrestre o los instrumentos utilizados, por ejemplo.

“En este caso, esta razón, que es la división entre la señal y el ruido, es muy baja. El ruido casi domina la señal, la detección”, advierte la brasileña.

“Cuando es el caso, cuando son señales muy débiles, es necesario observar varias veces y en otras oportunidades para confirmar realmente si la detección se hizo, o si no fue solo una coincidencia debido a, digamos, una señal equivocada (una ruido confundido con señal)”.

La experiencia lleva a la científica a preferir la prudencia en la divulgación científica: “Venus no se irá, ¿no?”.

Ponderación

Fernandes de Mello también destaca la relevancia de la investigación sobre Venus, “un planeta muy similar al nuestro en tamaño y muy cercano”.

“Dada la importancia de una sustancia que tiene que ver con la vida en otro planeta, pensé que era una imprudencia haberla publicado ahora“, reflexiona. “Podrían haber esperado más para confirmar el resultado”.

La NASA se limitó a hacer un breve comentario sobre el anuncio, señalando que “no formaba parte de la investigación y no puede comentar directamente sobre los hallazgos”.

“Sin embargo, creemos en el proceso de revisión científica por pares y esperamos la discusión completa que tendrá lugar después de esta publicación”, señaló la agencia.

Según el estudio, se observó gas fosfina en las latitudes medias del planeta. La concentración es pequeña, forman solo de 10 a 20 partes por cada 1.000 millones de moléculas atmosféricas. Pero en este contexto, esto es bastante significativo.

Las antenas forman un telescopio gigante en el importante observatorio Alma en el desierto chileno de Atacama.

Una hipótesis similar a la planteada por la brasileña aparece en un artículo publicado por The Planetary Society, que fue fundada por el astrónomo Carl Sagan, quien a su vez fue el primer científico en plantear la posibilidad de vida en las nubes de Venus en un artículo publicado en 1967 con el biofísico molecular Harold Morowitz.

“Este es el primer anuncio de una detección difícil que requirió un modelado importante y análisis de datos para separar la señal de fosfina del ruido”, dice el texto.

“Es posible que el análisis de los autores contenga un error o ignore algún contexto importante, lo que lleva a un falso positivo. Los equipos científicos independientes ahora deben hacer el trabajo para confirmar esta señal”.

En una entrevista con la BBC, el profesor de la Universidad de Oxford Colin Wilson, quien trabajó en la nave espacial Venus Express de la Agencia Espacial Europea entre 2006 y 2014, expresó cautela, pero dijo que creía en la metodología utilizada.

“Es realmente emocionante y conducirá a nuevos descubrimientos, incluso si la detección de la fosfina original resulta ser una interpretación espectroscópica incorrecta, lo que no creo que sea”, dijo.

“Creo que hoy en día la vida en las nubes de Venus es tan poco probable que encontremos otras vías químicas para crear fosfina en la atmósfera. Pero descubriremos muchas cosas interesantes sobre Venus en esta investigación”, continuó.

Misiones a Venus

Venus tiene duras condiciones atmosféricas para albergar vida tal como la conocemos. Sus temperaturas superficiales superan los 400 °C.

Cuestionada por BBC Brasil sobre lo que podría haber llevado a los investigadores a una eventual publicación apresurada, Fernandes de Mello recuerda que “estamos en un momento decisivo para las misiones espaciales, tanto en Europa como aquí (en EE.UU.)”.

En febrero de este año, la NASA anunció dos proyectos de exploración de Venus entre los finalistas en un proceso de selección de misiones espaciales. La decisión se dará a conocer en 2021.

También a mediados del próximo año, la Agencia Espacial Europea está proyectando una expedición que tiene como objetivo estudiar la geología y la composición química de la atmósfera de Venus.

“Tal resultado motiva misiones”, dice la brasileña. “Solo estoy especulando que esto podría ser, incluso inconscientemente, algo que nos lleve a divulgar este tipo de resultado para mostrar la importancia de ir a Venus”.


Tomado del portal BBC Mundo