Día de San Agustín

Hoy la Iglesia celebra a San Agustín, doctor de la Iglesia y “patrón de los que buscan a Dios”

San Agustín, un santo, considerado uno de los 36 doctores de la Iglesia, Hijo de Santa Mónica, Santa que se celebraba el día de ayer, por ser patrona de las mujeres, casadas por ser su guía y por haber logrado la conversión de San Agustín y su padre.

 “Tarde te amé, oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé”, dijó San Agustín, patrón de “los que buscan a Dios”. Autor de varios libros de teología y filosofía, siendo sus obras más famosas las “Confesiones” y “La ciudad de Dios”.

El Santo del día de hoy, San Agustín de Hipona nació el 13 de noviembre en el año 354 en la ciuadad de Tagaste (ubicada al norte de Africa). Durante su juventud, se entregó a una vida libertina y cometió varios pecados de impureza. Convivió con una mujer durante 14 años y ambos tuvieron un hijo llamado Adeodato, que murió siendo joven.

Además, perteneció durante nueve años a la secta de los Maniqueos hasta que conoció a San Ambrosio, cuyo testimonio le impresiona  y le motiva a acercarse a Dios.

En el año 387 es bautizado junto a su hijo. Su madre fallece ese mismo año. Regresó a África y quiso llevar un estilo de vida monástica. Sin embargo, Dios tenía otros planes para él.

Estando Agustín, en una profunda crisis, cierto día decidió ir al jardín, en este lugar escuchó la voz de un niño que le decía: “Toma y lee ; toma y lee”. En ese momento  el Santo abrió una biblia que tenía al lado y abrió una página al azar. Se encontró con el capítulo 13,13-14 de la carta de San Pablo a los romanos que decía:

“Nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos…revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupeís de la carne para satisfacer sus concupiscencias”.

Desde ese momento, cambio su vida y se transformó, tanto así que decidió entregarle su vida a Cristo.

Otro día, decide asistir a una Eucaristía en Hipona. Cuando El Obispo, Valerio, lo vio y se enteró de su conversión y santidad. Y le dijo que necesitaba con urgencia a un sacerdote que lo asistiera en su labor. A pesar de su resistencia y lágrimas, Agustín entendió el llamado del Señor.

Su vida tomo otro rumbo, es ordenado sacerdote y cinco años después fue ordenado Obispo, dirigió la diócesis de Hipona por 34 años. San Agustín utilizó sus dotes intelectuales y espirituales para atender a las necesidades de su rebaño.

Muchos años, lucho contra las herejías del tiempo, debatió contra las corrientes contrarias a la fe, acudió a varios consejos de obispos en África y viajó constantemente para predicar el Evangelio. Realizó un constante trabajo pastoral le forjó un gran prestigio dentro de la Iglesia.

Finalmente, subió a la casa de Cristo, debido a que se encontraba enfermo, el 28 de agosto del 430. Su cuerpo fue enterrado Hipona, pero luego trasladado a Pavia, Italia.

Algunos Papas, se han referido a este Santo, caraterizandolo, por su conversión y misión durante su paso en la tierra. San Juan Pablo II  difundió la vida y obra de este Doctor de la Iglesia. En 1986, con ocasión del XVI Centerario de la Conversión de San Agustín, redactó la Carta Apostólica “Augustinum Hipponensem”.

Para Benedicto XVI, San Agustín ha sido un “buen compañero de viaje” en su vida y ministerio. En enero del 2008 se refirió a él como “hombre de pasión y de fe, de altísima inteligencia y de incansable solicitud pastoral… dejó una huella profundísima en la vida cultural de Occidente y de todo el mundo”.

El Papa Francisco, en agosto del 2013, en una la Misa de apertura del Capítulo General de la Orden de San Agustín, se refirió al santo como un hombre que “comete errores, toma también caminos equivocados, peca, es un pecador; pero no pierde la inquietud de la búsqueda espiritual. Y de este modo descubre que Dios le esperaba; más aún, que jamás había dejado de buscarle Él primero”.


Redacción: Paz Estéreo