El Barcelona se hunde en el peor momento para empezar una reconstrucción

Foto: Marca

El Barcelona completó una desastrosa temporada con un 2-8 ante el Bayern que deja una profunda herida abierta en el club y la plantilla. 

El peor Barcelona desde la temporada 2008-09, sin títulos y humillado ante los ojos todo el mundo en Lisboa. Con un Messi muy lejos de lo que fue y un equipo en descomposición con Setién, que en las próximas horas dejará de ser entrenador culé.

El deterioro del equipo ha sido paulatino. Las señales han ido apareciendo temporada tras temporada. La goleada a manos de PSG o Juventus, el batacazo del Olímpico de Roma, la hecatombe de Anfield… Avisos en forma de goleadas en la máxima competición continental mientras que el Real Madrid ganaba una Champions detrás de otra: tres consecutivas y cuatro en cinco años. El Barcelona, una en los últimos 9 años, en los que tampoco ha vuelto a una final.

Los fracasos culés quedaron camuflados por las victorias ligueras hasta temporada. El título fue para el Real Madrid y en Lisboa el Bayern dejó al descubierto las vergüenzas del peor Barcelona de la historia en la Champions. Ahora toca renovar el equipo de arriba a abajo, pero es el peor momento para hacerlo. De momento, se fue Arthur y llegará Pjanic, aunque hacen falta unos cuantos refuerzos más.

El problema que se plantea en el actual escenario es que no hay dinero para revoluciones. El club tiene su economía mermada. La masa salarial se ha ido de las manos en las últimas temporadas y la situación se ha agravado con la pandemia coronavirus. El club calcula que dejará de ingresar 300 millones de euros por el parón de esta temporada y la sangría puede ser mayor en función de lo que pase en el siguiente curso. Con este panorama, hablar de revoluciones millonarias es una quimera en mitad de la peor crisis que se recuerda en el Barcelona.

El Barcelona ha llegado a un fin de ciclo. Poco queda de aquel equipo que construyó Guardiola y que reinó en el fútbol durante unos años gloriosos. Ahora falta fútbol y Messi ya no es un veinteañero. Los tiempos en los que el Barcelona se presentaba en cualquier campo de Europa y amedrentaba a sus rivales han pasado a mejor vida. En Lisboa, por primera vez en años los culés se presentaron en un partido sin ser favoritos. Por algo era. Se marcharon para casa con un saco de goles.


Tomado del portal del diairo Marca