El Papa a Qu Dongyu: Es cruel que hay alimentos para todos pero no todos tienen acceso

Foto: Vatican Media

En el Día Mundial de la Alimentación, el Papa expresa al Director General de la FAO sus preocupaciones frente a los 820 millones de personas hambrientas, pero también pone en relieve los otros 700 millones con sobrepeso.

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

El Papa Francisco aprovecha la celebración de la Jornada Mundial de la Alimentación para escribir una carta al señor Qu Dongyu, Director General de la FAO y agradecer como cada año, esta organización de las Naciones Unidas, se hace eco “del grito de tantos hermanos nuestros que siguen sufriendo las tragedias del hambre y la malnutrición”.

Este año la FAO ha propuesto como eslogan de su campaña 2019: “Nuestras acciones son nuestro futuro. Una alimentación sana para un mundo #HambreCero”, precisamente para responder a este grito de la humanidad. Un tema que el Papa Francisco espera que este año ayude “a no olvidar que hay quienes todavía se alimentan de una manera poco saludable” ha escrito en su carta.

“Vemos cómo la comida deja de ser medio de subsistencia para convertirse en cauce de destrucción personal. Así, frente a los 820 millones de personas hambrientas, tenemos al otro lado de la balanza casi 700 millones de personas con sobrepeso, víctimas de hábitos alimenticios inadecuados” escribe el Pontífice, expresando su preocupación por aquellos que comen “poco y mal”, “copiando modelos alimenticios de las áreas desarrolladas”. Además advierte de las patologías vinculadas por causa de la malnutrición, tales como “la diabetes, enfermedades cardiovasculares y otras formas de enfermedades degenerativas”.

Necesaria conversión en nuestros modos alimenticios

Frente a esto, el Papa considera necesaria “una conversión de nuestro modo de actuar”: “los trastornos alimentarios sólo se pueden combatir cultivando estilos de vida inspirados en una visión agradecida de lo que se nos da, buscando la templanza, la moderación, la abstinencia, el dominio de sí y la solidaridad”. También considera que esta conversión debe ir dirigida hacia el cultivo de una relación saludable “con nosotros mismos, con nuestros hermanos y con el entorno en el que vivimos” y explica que para asimilar esta forma de vida “la familia tiene un lugar principal”: “En el ámbito familiar, y gracias a la sensibilidad femenina y materna, se aprende a disfrutar el fruto de la tierra sin abusar de él y se descubren las mejores herramientas para difundir estilos de vida respetuosos del bien personal y colectivo”.

Escasez de alimentos vs desperdicio de comida

En su carta, el Papa también ha denunciado lo “cruel, injusto y paradójico” que es el saber que hoy en día hay alimentos para todos y, sin embargo, “no todos tengan acceso a ellos”. También denuncia que existan regiones del mundo en las que la comida “se desperdicia”, “se desecha”, “se consume en exceso” o “se dedican alimentos a otros fines que no son alimenticios” y propone como salida de eta espiral “impulsar instituciones económicas y cauces sociales que permitan a los más pobres acceder de manera regular a los recursos básicos”.

Poner a la persona humana en el centro

Al final de su carta al Director General de la FAO, Francisco expresa que mientras prevalezca exclusivamente la lógica del mercado y se busque sólo la ganancia a toda costa, la lucha contra el hambre y la desnutrición no cesará y explica que la primera preocupación ha de ser siempre la persona humana: “Cuando se ponga a la persona humana en el lugar que le corresponde entonces las operaciones de ayuda humanitaria y los programas destinados al desarrollo tendrán una mayor incidencia y darán los resultados esperados”.


Tomado del portal Vatican News