Escritor holandés Cees Nooteboom recibió el Premio Formentor

El escritor Cees Nooteboom (1933), uno de los intelectuales holandeses más traducidos y leídos desde la Segunda Guerra Mundial, recibió el Premio Formentor este viernes (18.09.2020).

Noteboom nació en la capital política de Países Bajos hace 87 años bajo el nombre de Cornelis Johannes Jacobus Maria Nooteboom.

Actualmente vive entre los Países Bajos, Alemania y España, y le encanta escribir literatura sobre sus viajes, poemas impregnados de su obsesión con el tiempo y novelas de una vida impredecible.

Los holandeses le conocen sobre todo por sus historias y literatura de viajes, porque Nooteboom, enamorado de España y abducido por la lengua germana, se ha creado fama de nómada con papel y lápiz que recorre Europa de norte a sur para reflexionar sobre las tensiones entre el significado de la vida y las partes impredecibles de ella.

Su curiosidad también le ha llevado a aprender idiomas mientras viajaba, entre ellos un perfecto castellano con el que se comunica en sus largas estancias en Menorca, la isla balear, en el Mediterráneo, donde ha escrito la mayor parte de sus libros.

Entre sus obras destacan “Felipe y los Otros” (1954), una novela poética galardonada con el Premio Ana Frank en 1957, así como los poemarios “Los muertos buscan una casa” (1956) y “Poemas fríos” (1959). Le siguieron luego la novela “El caballero ha muerto” (1963), una historia sobre una identidad perdida y un conflicto del escritor con la literatura, y más lírica: “Poemas cerrados” (1964), “El poema negro” (1968) y “Presente ausente” (1970).

En 1980, “Rituale”‘, galardonado con los premios Bordewijk y Pegasus, acaba sacando del baúl su esencia poética. Este libro, historia de un vagabundo suicida y fracasado que deambula por Ámsterdam, se considera una de las mejores novelas holandeses de la década y fue llevada a la gran pantalla.

“No puedo imaginarme mi vida sin el griego y el latín; hoy sería otra persona”, rememoró el escritor sobre los idiomas que aprendió entre varias paredes monásticas, desde los franciscanos, hasta los agustinos. (efe)


Tomado del portal alemán DW