La escritora Annie Ernaux gana el Premio Formentor

El galardón, concedido a toda una trayectoria, abarca en este caso un corpus literario de unas 20 obras que transitan por el terreno más áspero de la autobiografía

Por: Daniel Verdú – Roma

El País (Es)

La escritora francesa Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940) ha sido galardonada este lunes en Roma con el Premio Formentor de la Letras. El galardón, concedido a toda una trayectoria, abarca en el caso de la premiada un corpus literario de unas 20 de obras que transitan por el terreno más áspero de la autobiografía. Un fresco de la Francia rural y más popular que permite entender algunos de los últimos fenómenos del país. Un reconocimiento internacional, en suma, que corona el clamor unánime en torno a su obra y el aprecio entre los lectores. Pero también la tremenda influencia y magnetismo sobre otros escritores que también ha ejercido en los últimos tiempos.

El jurado, presidido por Basilio Baltasar y reunido en uno de los salones del Campidoglio romano, anunció esta mañana la decisión unánime que había tomado la noche anterior. En el acta de la reunión deliberativa, el grupo destaca la obra literaria de Annie Ernaux como un “implacable ejercicio de veracidad que penetra los más íntimos recovecos de la conciencia”. Para los miembros del jurado, se trata de una autora que ha realizado “una destacada aportación a la riqueza cultural de la lengua francesa” en la que su obra “interpela a la sociedad de nuestro tiempo con una crudeza insólita y difícil de encontrar entre sus contemporáneos”.

El jurado del Premio, compuesto por Antonio Colinas, Víctor G. Pin, Elide Pittarello, Marta Rebón, subraya la “elaborada reflexión autobiográfica” que posee “un estilo entrecortado y áspero y se pone al servicio de una conmovedora y terrible franqueza”. “Annie Ernaux desvela sin pudor la condición femenina, comparte con el lector la intimidad de la vergüenza y refleja con un estilo despojado la desordenada fragmentación de la vivencia contemporánea”, añade el acta.

Ernaux explora en sus libros el “terruño de la vergüenza”, como ella misma explicaba en una entrevista con este periódico. Un retrato casi autobiográfico –ella prefiere llamarlo “sociobiográfico”– que indaga de forma frontal en aquella parte que menos suele apetecer descubrir de uno mismo. En esa línea destacan títulos como El lugarLa mujer heladaLa vergüenzaNo he salido de mi nocheEl acontecimientoMemoria de chica y El uso de la foto. Para Baltasar, Ernaux “es una escritora terriblemente potente que ha demostrado a lo largo de 40 años una independencia de criterio y creativa ajena a la maquinaria coercitiva de la fama literaria”. Hay varios factores autobiográficos, como no podía ser de otro modo en esta autora, que ayudan a comprenderlo.

Ernaux es hija de una familia de modestos tenderos normandos y gran parte de la Francia que retrata tiene que ver con ese mundo. Tanto el paisaje sociocultural, como en el lenguaje que utiliza para construirlo. En parte por eso, muchos de los autores que anticiparon parte del malestar que se vive actualmente en el país –desde el filósofo Didier Eribon, responsable del ensayo memorialístico Regreso a Reims (Libros del Zorzal), a Nicolas Mathieu, recién premiado con el Goncourt en 2018 por la brillante Leurs enfants après eux– han recurrido a su inspiración, a esa manera de retratar los resortes periféricos, para hablar de esa Francia que ahora representan, entre otros fenómenos, los chalecos amarillos.

El Premio, cuya innegable oportunidad reconoce también a un mujer capaz de romper con la dominación masculina, se entregó entre 1961 –ese año fue para Samuel Beckett y Jorge Luis Borges– y 1967, y luego fue refundado en 2011. Para recordar aquellos orígenes, se ha proyectado durante la rueda de prensa el Salón Pietro di Cortona del Campidoglio el documental realizado en 1961 por la RAI. En el cortometraje en blanco y negro aparecen Italo Calvino y Alberto Moravia en el Hotel Formentor enumerando los méritos de los dos primeros ganadores del Premio.


Tomado del diario El País (Es)