Lo que contó Camilo Ruiz, exmagistrado auxiliar de la Corte, sobre el cartel de la toga

Foto: Camilo Ruiz trabajó bajo las ordenes de Malo entre 2011 y 2017. Gustavo Torrijos - El Espectador

La antigua mano derecha del exmagistrado Gustavo Malo declaró en su juicio y dio detalles sobre su rol en la supuesta red de corrupción. Hay versiones encontradas entre Ruiz y el exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, considerado testigo clave del escándalo.

Por: José David Escobar Moreno 

EL ESPECTADOR

El caso del cartel de la toga, la red de corrupción que funcionó en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia para torcer procesos de políticos de alto perfil, sigue su curso de manera virtual en medio de la pandemia por el COVID-19. A Camilo Ruiz, exmagistrado auxiliar del hoy enjuiciado por este escándalo, Gustavo Malo Fernández, le fue avalado un preacuerdo con la Fiscalía. En su negociación se comprometió a declarar en los procesos contra personas que habrían hecho parte de ese entramado ilegal, como los excongresistas Nilton Córdoba, Argenis Velásquez y Francisco Ricaurte, expresidente de la Corte Suprema.

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En febrero de 2020, Camilo Ruiz declaró ante el Consejo Seccional de la Judicatura en el proceso disciplinario contra Francisco Ricaurte, quien también está en etapa de juicio en los juzgados de Paloquemao. A pesar de la pandemia, el exmagistrado auxiliar continuó su colaboración y testificó, a través de videoconferencia el 16 y el 29 abril y el 3 de mayo, ante la Sala de Primera Instancia de la Corte Suprema en el juicio contra su exjefe, Gustavo Malo. El Espectador tuvo acceso a las tres horas de grabación del testimonio de Ruiz, quien por varios años trabajó en el despacho de Malo y, al parecer, conoció de primera mano algunos episodios del cartel de la toga.

La relación personal y laboral de Camilo Ruiz con Malo inició en 1988, cuando eran respectivamente estudiante y profesor de Derecho penal en la Universidad de Cartagena. Al ser su alumno más destacado, Ruiz pasó a ser judicante en el despacho de Malo en el Tribunal Superior de la capital de Bolívar. Entre 2001 y 2008, se convirtió en su auxiliar judicial. Un año después, Ruiz llegó al despacho de Francisco Ricaurte en la Corte Suprema como auxiliar judicial, gracias a una recomendación de su antiguo profesor. En 2011, cuando Malo fue elegido magistrado, Ruiz fue nombrado como su auxiliar. Según dijo, su relación trascendió de lo laboral, pues fueron “buenos amigos, incluso con su familia”.

El exmagistrado auxiliar contó en la Corte Suprema que fue contactado por Luis Gustavo Moreno, exfiscal anticorrupción y testigo estrella del cartel de la toga, porque hubo un interés por parte de sus “jefes” (Malo y Ricaurte) en favorecer algunos procesos que se llevaban en su despacho contra los exrepresentantes a la Cámara Nilton Córdoba y Argenis Velásquez. Recordó que, en septiembre de 2015, en un cumpleaños de Ricaurte en Garagoa (Boyacá), “(Moreno) nos presentó e incluso nos instó a intercambiar números de teléfono”.

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Según Ruiz, Gustavo Moreno le preguntó en esa oportunidad sobre el estado de esas investigaciones por dos razones. La primera, el exfiscal era abogado en ambos procesos y, segundo, porque Francisco Ricaurte quería ser procurador general y necesitaba el apoyo de los congresistas. En ese momento, en 2015, Ricaurte ya no estaba en el Consejo Superior de la Judicatura por el famoso caso de la puerta giratoria. En junio de 2014, el Consejo de Estado anuló su elección al señalar que fue elegido por quienes él mismo había escogido para ser magistrados cuando él estaba en la Corte Suprema. Una especie de cruce de favores.

Tras su salida del Consejo Superior de la Judicatura, Ricaurte comenzó a ejercer como abogado independiente y empezó a compartir oficinas con Gustavo Moreno y Ruth Marina Díaz, expresidenta de la Corte. La exmagistrada dijo ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes que el arrendamiento conjunto de las oficinas, en un edificio al norte de Bogotá, se hizo luego de una invitación de Moreno para aminorar gastos. Agregó que nunca conoció, al igual que Ricaurte, las actuaciones ilegales del exfiscal anticorrupción.

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Después de esa fiesta en Garagoa, Ruiz aseguró ante la Corte que Moreno lo invitó a Harry’s Bar, porque “le quería comentar unos hechos relacionados con Ricaurte y Malo”. Sin embargo, el abogado de Malo, Antonio Luis González, lo controvirtió y le recordó una declaración que dio Moreno en 2017 a la Comisión de Acusaciones en la que cuenta una versión distinta. En esa oportunidad, el exfiscal anticorrupción señaló que a finales de 2015 o 2016 se reunió con Ruiz en el Hotel Las Américas, donde compartieron sus números de teléfonos, “no antes”.

En medio del rifirrafe, Camilo Ruiz se defendió e indicó que Gustavo Moreno después rectificó esa versión ante la Fiscalía y admitió que esa reunión en Harry’s fue luego de conocerse para planear “actos de corrupción”. Asimismo, precisó que accedió a una petición que le hizo Luis Gustavo Moreno para que los procesos contra sus defendidos no avanzaran en la Corte Suprema hasta que se pudiera concretar una defensa sólida. El exmagistrado auxiliar explicó que Moreno presentó varios aplazamientos que fueron aceptados por el despacho de Gustavo Malo.

Ante la Corte Suprema, Camilo Ruiz reconoció que supo de la entrega de sobornos a magistrados por los comentarios que le hacía Moreno. “Desconozco montos específicos, lugares o cómo se hacían las reparticiones. Lo cierto es que se estaban girando unos recursos para eso”, manifestó Ruiz, quien añadió que en algunos procesos se tomaron decisiones con el fin de presionar a los investigados para que pagaran. En su declaración, Ruiz dijo que desconocía si en los procesos de los exsenadores Musa Besaile y Álvaro Ashton pasó lo mismo.

Sobre su salida de la Corte Suprema de Justicia, Camilo Ruiz recordó que ocurrió en noviembre de 2017, cuando su jefe, Gustavo Malo, le pidió la carta de renuncia por un rumor que le llegó sobre dos reuniones que le generaban intranquilidad. La primera, un encuentro con Musa Besaile y el exsenador Bernardo Ñoño Elías en un local de hamburguesas en el centro de Bogotá. Y la segunda, una cita que supuestamente sostuvo con Otto Bula, protagonista del escándalo de Odebrecht, en el restaurante Pajares Salinas. Sin embargo, el exmagistrado auxiliar, a pesar de que renunció, negó los hechos e indicó que Malo jamás le explicó el verdadero motivo de su salida.

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En la diligencia, la Procuraduría General también interpeló a Ruiz por estar dando una versión diferente a la que dio en los procesos contra Álvaro Ashton y Musa Besaile. El exmagistrado auxiliar sostuvo que estos cambios de versión “obedecieron a una estrategia para favorecer a algunos de los investigados” y a su derecho de no autoincriminarse. “Luego de un proceso de reflexión, asumí el compromiso de ser consecuente con la realidad y por eso hice precisión de lo que supe”. Ruiz declaró que nunca tuvo una conversación directa sobre “estos casos” con Malo, pero que este sí le preguntaba con insistencia sobre los expedientes de Córdoba y Velásquez.

Camilo Ruiz aceptó que recibió $70 millones de manos de Moreno para manipular los dos procesos. Explicó que el dinero le fue entregado en dos reuniones: una en el centro de Bogotá, en la que le dieron $20 millones, y otra en Chapinero, en la que le pagaron los $50 millones restantes. Ruiz admitió que no le constaba que Malo conociera de los sobornos y sus reuniones con Moreno. Además, que ni Malo o Ricaurte le pidieron o sugirieron beneficiar a los excongresistas; pero, precisó que “Moreno manejaba información que eventualmente le había comentado al doctor Malo (como la aspiración de Ricaurte a la Procuraduría General)”, aseguró Camilo Ruiz.

Gustavo Moreno le dijo a la Corte Suprema, en octubre de 2017, que Ruiz recibió $200 millones y que todo fue a espaldas de Gustavo Malo. Asimismo, que en una oportunidad Francisco Ricaurte le indicó que tenían que sacar a Ruiz del “negocio” y que el exmagistrado auxiliar también le pasaba documentación privilegiada a otros dos protagonistas del cartel de la toga: los abogados Leonardo Pinilla (socio de Moreno) y Luis Ignacio Lyons, representante de Besaile y Ashton. En su defensa, Ruiz negó esos hechos y manifestó que no sabía si Moreno mintió o no en esa oportunidad, pues él solo ha declarado lo que conoció por boca del exfiscal anticorrupción.

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Otra de las inconsistencias que intentó mostrar la defensa de Malo entre los testimonios de Moreno y Ruiz fue un episodio que, según el primero, ocurrió en la Universidad Libre. Moreno declaró que en ese lugar, cuando ya era director Anticorrupción de la Fiscalía, hubo una reunión con Ruiz y Nilton Córdoba para reafirmar el pacto de manipular el proceso y pagar un millonario soborno. “Moreno falta a la verdad”, fue la respuesta de Ruiz. Y agregó que también era mentira que él le hubiese mandado a decir a Moreno, cuando estaba preso, que no lo fuera a mencionar. Supuestamente, quien llevó la razón fue Jéssica Núñez, exdefensora de Musa Besaile.

Al final de su intervención, Camilo Ruiz fue interrogado por su antiguo jefe. Malo le pidió señalar qué lineamientos impartía él a su colaboradores. “Seguir siempre los procesos de forma correcta, no hacer ningún tipo de favorecimientos (…) Sin embargo, ya estando en la Corte, se presentaron circunstancias que daban cuenta de que esa situación se había aligerado”, respondió Ruiz. Malo replicó: “¿Por qué no me comentó de la propuesta que le hizo Moreno?”. Ruiz contestó: “Me da pena decirlo, pero se trataba de una comunicación tácita y era muy claro para mí que existía una comunidad entre (usted) Ricaurte y Moreno, y por comentarios que este último hacía, asumí que había vínculos”.


Tomado del portal del diairo EL ESPECTADOR