Lo que las tormentas en Argentina nos enseñan sobre el futuro

Foto: Un globo sonda en las Sierras de Córdoba en Argentina Credit...Mitch Dobrowner para The New York Times

Tienes 48 horas para huir de la catástrofe.

La pandemia nos ha regalado nuevas palabras y obsesiones. En inglés se ha empezado a usar el término doomscrolling para nombrar al mal hábito de naufragar sin remedio en el marasmo de noticias apocalípticas. Nuestro columnista de tecnología ofrece varios antídotos.

Contra ese desasosiego pandémico muchos hemos recurrido al pan, a la comida frita y a otros alimentos confortables. Pero buscar solaz en la cocina no es algo nuevo: este delicioso ensayo demuestra que ya durante la época de la peste bubónica nuestros antepasados se refugiaban en un plato de comida.

Los meteorólogos especialistas en clima severo, cuyo trabajo hasta cierto punto implica dar malas noticias para salvarnos de huracanes y otros desastres, han encontrado en Córdoba, Argentina, un inusual laboratorio al aire libre para comprender cómo se comportan las tormentas más devastadoras.

Vale la pena sentarse junto a una ventana para disfrutar esta fascinante crónica que, además de adentrarnos en la panza eléctrica de las tormentas, nos presenta a un meteorólogo aficionado y a una mujer que guarda un granizo gigante en la nevera.

Más al norte, en Boston, Noe Mercado maneja con prudencia las buenas noticias: el científico trabaja en la búsqueda de una vacuna contra el coronavirus. Conoce la historia de su equipo.Al terminar esta lectura, tal vez sea buena idea dejar a un lado el teléfono. Cuando leas esto yo planeo estar lejos de la pantalla, de espaldas al apocalipsis.

— Elda Cantú


Tomado del diario The New York Times (Es)