Ministro Guillermo Botero, crónica de una caída anunciada

Foto: Mauricio Dueñas / EFE

El manejo de la información sobre menores muertos en un campamento bombardeado fue el punto final.

Por: Política y Justicia

EL TIEMPO

El ministro de Defensa, Guillermo Botero, renunció a su cargo al caer la noche de este miércoles, justo cuando en el Senado el número de votos para adelantarle una moción de censura llegaba a 67. En cuestión de horas, el funcionario se había quedado sin oxígeno político para continuar en esa cartera.

¿Cómo un funcionario que goza del aprecio del presidente Duque perdió en tan poco tiempo su margen de maniobra? Hay dos factores que jugaron de manera determinante en su contra: el país no fue informado de que luego de un bombardeo militar a un campamento de disidentes de las Farc se encontraron menores de edad muertos por el ataque –la Fiscalía ha establecido al menos ocho– y el hecho de que alguno de ellos fueran apenas unos niños, entre ellos una de 12 años de edad.

Botero se encontró así con un panorama difícil de sortear. Al contrario de la relativa tranquilidad exhibida en la noche del martes, cuando llegó al Congreso a enfrentar un debate que lideró el senador del partido de ‘la U’ Roy Barreras y del que creía saldría indemne.

Botero iba preparado para enfrentar la artillería de su acusador, que creía se centraría en el caso de Dimar Torres, un desmovilizado de las Farc muerto por el Ejército en el Catatumbo. Roy, sin embargo, lo sorprendió con un hecho inédito.

Tras el debate, casi todas las bancadas le fueron cerrando el espacio. El ministro convocó este miércoles en la mañana una lectura de una declaración junto a su cúpula, en la cual contaron la importancia del operativo para la seguridad del país y reiteraron que no sabían que en el campamento bombardeado había niños.

Empero, en distintos sectores este hecho causaba indignación. Mientras pasaban las horas, empezaron a conocerse testimonios de las madres que decían que sus hijas que estaban allí habían sido víctimas de reclutamiento forzado.

Esta situación inclinó la balanza. Los primeros en manifestarse en contra del funcionario fueron los partidos de oposición, que ya habían intentado tumbarlo en la Cámara de Representantes, en junio pasado, sin éxito. Ahí ya había 23 votos: 9 de Alianza Verde, 5 del Polo, 5 de Farc, 2 de la Lista de la Decencia, 1 de Colombia Humana y 1 indígena.

A ellos se sumaron 16 de Cambio Radical. Ahí sumaban 39 votos. De igual forma, el Partido Liberal, que con 14 senadores elevaba a 53. Y la bancada de ‘la U’ le dio la estocada final al aprobar que votaría en contra. La cifra llegó a 67 votos. Se necesitaban 55 para que el recurso prosperara. En sectores del partido de gobierno, el Centro Democrático, era el único que insistía en su intención de apoyarlo.

Para completar, EL TIEMPO supo que el mismo martes en la noche, luego del debate, el expresidente Álvaro Uribe pidió explicaciones, de manera rigurosa, sobre los hechos de los que se estaba señalando a Botero.

Este diario confirmó que antes de la renuncia, sectores del Gobierno analizaban las posibles salidas para salvarlo, pero entre más lo pensaban, menos caminos había. Se pensó, incluso, en un remezón de ministros para protegerlo o la convocatoria de un acuerdo con los partidos políticos. No se halló una salida.

Con los caminos cerrados, al caer la tarde se conoció la noticia de la renuncia, la cual fue celebrada por varios sectores en el Congreso comenzando por el senador Barreras.

El legislador dijo que era la oportunidad para “hacer un gran acuerdo nacional que reoriente al país, respete la paz firmada, reoriente a las Fuerzas Militares y fortalezca el desarrollo económico”.

Anoche, en el Capitolio se sellaba otro de los efectos de esta renuncia. El país ahora está en un nuevo escenario político en el que el Congreso cada vez demuestra más su fortaleza. Fortaleza que, a propósito, se nota más robusta ante la debilidad de un Ejecutivo que decidió mantener una relación distante.

Un ministro que no divida y recupere la confianza

Un ministro con un perfil ejecutivo para mantener en funcionamiento a los cerca de 670.000 hombres de las Fuerzas Militares y de Policía, que dé confianza a los uniformados y a los opositores y que logre frenar la caída en la imagen de los militares y policías del país.

Ese es el perfil que, según analistas consultados por EL TIEMPO, debe cumplir el nuevo jefe de la cartera de defensa que reemplazará al exministro Guillermo Botero, quien permaneció en el cargo 15 meses.

Y es que los desafíos que le esperan al nuevo ministro no solo pasan por temas tan delicados como la lucha contra el narcotráfico, la disminución de los homicidios, la seguridad en la frontera con Venezuela y el combate a la guerrilla y a las disidencias, sino que incluye la necesidad de recuperar la confianza en la institución.

Para Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), el nuevo ministro “debe tener una gran capacidad de interlocución tanto externa como con las Fuerzas Militares y Policía”. Además, dijo, “es importante que sea alguien capaz de adelantar un diálogo social y político con las comunidades”.

Señaló que en el pasado en esa cartera fue útil la presencia de un empresario por la interlocución con ese sector del país, pero que esto ya no es necesario y que es más importante tener a alguien con experiencia en diseño de políticas públicas en materia de seguridad.

Camilo González Posso, director de Indepaz, consideró que el nuevo ministro, más que un administrador, debe ser un estratega que sepa de operaciones. “Se necesita un verdadero balance de la estrategia operacional y el enfoque frente a grupos criminales y las estructuras que están produciendo tanta violencia. El enfoque actual tiene mucha concentración en objetivos de alto valor. Ahí creo que está el núcleo del problema. Sin esa revisión vamos a tener una repetición”, dijo González.

Un exministro de Defensa, que pidió no ser mencionado, señaló que “debe ser una persona que tenga juicio, carácter, mucha prudencia, que pueda liderar a las Fuerzas Militares y Policía, pero con un liderazgo tranquilo y que dé confianza”.

El excomisionado de paz y exministro de defensa Rodrigo Rivera consideró que el nuevo ministro debe “tener mucho conocimiento técnico y político del sector. Planteábamos el tema de la responsabilidad de un ministro y un presidente al autorizar los operativos más delicados, esas decisiones las toman ellos, así que tienen que tener un gran conocimiento de las exigencias que el propio mando civil le tiene que hacer a los militares”, indicó Rivera.

La renuncia de Botero fue aceptada anoche por el presidente Iván Duque, quien encargó del Ministerio al comandante de las Fuerza Militares, general Luis Fernando Navarro. Minutos después, empezó el sonajero de candidatos. Entre ellos, Luis Guillermo Plata, exministro de Comercio; Rafael Guarín, actual asesor de Seguridad de Duque; Jorge Enrique Bedoya, exviceministro de la Defensa; Juan Carlos Pinzón, exministro de la Defensa, y Miguel Uribe, quien estuvo en la carrera por la alcaldía de Bogotá.


Tomado del portal del diario EL TIEMPO