“Volver los ojos al Corazón de Jesús”, pidió a los colombianos Arzobispo de Bogotá

Foto: CEC

En la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, fiesta que celebró la Iglesia católica este 19 de junio, el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, en un acto eucarístico que se realizó en el templo del Voto Nacional, pidió a los colombianos orar por la paz y la reconciliación de nuestra Nación.

Durante su homilía hizo memoria del significado que este templo ha tenido desde sus inicios en el Siglo XX para la historia del país como símbolo de paz y reconciliación. Expresó que este lugar seguirá siendo un signo de esperanza donde los colombianos se reúnan para pedir por una verdadera unidad, “aunque a veces el pesimismo de la paz y la reconciliación agobie a las regiones y a los líderes de nuestro país, sin embargo, el Señor está haciendo su obra en medio de nosotros”, por lo que agradeció a la comunidad de los padres Claretianos, cuidadores de este templo, considerado patrimonio histórico, haberle permitido renovar “la consagración como personas, como familias y como país, al Corazón de Jesús”.

El prelado continúo su reflexión tomando la lectura del Salmo 102 sobre el que resaltó tres aspectos: Él perdona todas tus culpas, Él cura todas tus enfermedades, y Él te colma de gracia y de ternura.

Él perdona todas tus culpas
Describió cómo el ser humano hoy reconoce sus pecados personales, familiares o sociales: “Esas clases de pecado que acompañan la vida de nuestras ciudades, de nuestros campos, de nuestras familias,  de nuestras regiones”, pero advirtió como estos pecados se han ido convertido en algo que hace ver la guerra como algo normal, es decir, “nos hace ver el narcotráfico como una realidad económica que hace parte de nuestra vida, nos hace ver la corrupción como una realidad que no tiene solución”.

Reconocemos que hay pecado en todos los corazones de nosotros y, por eso, renovar la consagración al Corazón de Jesús y al amor de la Virgen María es reconocernos pecadores y solamente el que se reconoce verdaderamente pecador puede recibir el perdón de sus culpas”, afirmó.

Él cura todas tus enfermedades
Expuso cómo la humanidad se está reconociendo frágil en estos momentos, no solo por cuenta de la pandemia del coronavirus, sino por tantas enfermedades sociales que le oprimen. De manera particular se refirió a la carencia de un servicio médico efectivo y un sistema hospitalario colapsado, a lo que invitó a respetar la vida y a  asumir con responsabilidad los protocolos de bioseguridad sugeridos por los entes de la salud.

Hoy le pedimos al Señor, en su Corazón Sacratísimo, que Él cure todas nuestras enfermedades físicas, enfermedades morales, enfermedades familiares,  enfermedades sociales, que no nos dejan vivir en la plenitud de la vida que el Señor Jesús nos ha traído”, puntualizó.

Él te colma de gracia y de ternura
Hizo notar cómo cada vez el ser humano se va volviendo vacío en el camino de la vida, “perdiendo la gracia y caminando hacia la desgracia”, es decir, observó, “vamos perdiendo la capacidad de recibir la ternura y de transmitir la ternura, nos vamos volviendo agresivos”.

Es normal que muchas mujeres sean atacadas en nuestro país y se nos olvida que ellas son fuente de ternura; se nos vuelve normal que muchos niños por la violencia o por la injusticia mueran en nuestro barrios, en nuestras ciudades, aun sabiendo que los niños son expresión de ternura; y se nos va olvidando que la ternura de Dios se hizo presente con rostro de niño en el vientre de la Virgen María”.

Por último, animó a todos los colombianos volver sus ojos al Corazón Sacratísimo de Jesús, para que en Él se encuentre la puerta de ingreso a la fraternidad y a la construcción de un mejor país “dónde nos comprometamos a cuidarnos entre nosotros, a tratarnos con ternura, a ser instrumentos de sanación y de reconciliación dentro de nuestras casas, con las demás personas, con la casa común y con Dios mismo”.


Tomado del portal de la Conferencia Episcopal de Colombia