Wim Wenders a los 75: magia, poesía y documento vivo

Foto: @picture-Allience / dpa

Wim Wenders ha marcado para siempre al cine alemán. Sus largometrajes y documentales ofrecen disparates poéticos y una realidad observada con enorme sensibilidad.

Wim Wenders es una figura icónica de la gran pantalla alemana. El más conocido en casa y en el extranjero entre los padres fundadores del “Nuevo Cine Alemán”. El que continúa rodando una película tras otra, incansablemente. El que sigue defendiendo la causa del cine en numerosos escenarios culturales de todo el mundo.

Wenders estuvo allí cuando el cine alemán se liberó del corsé del aburrido cine de posguerra, en la década de 1960. Con Rainer Werner Fassbinder, Alexander Kluge, Edgar ReitzWerner Herzog y Volker Schlöndorff, una nueva generación de cineastas alemanes subió al escenario, trajo un soplo de aire fresco, contó otras historias de forma diferente. Y el cine alemán lo sigue agradeciendo hasta hoy.

Wenders dirige incansablemente desde 1967

Nacido en Düsseldorf, Wim Wenders, que cumplirá 75 años este 14 de agosto, se convirtió en uno de los más influyentes realizadores de este “Nuevo Cine Alemán”. Y sigue asombrosamente activo hoy. Fassbinder murió hace tiempo. Kluge experimenta con formatos televisivos y escribe libros. Y los demás siguen filmando de vez en cuando, pero sus obras no despiertan la atención que arrastra la de Wim Wenders. Solo Werner Herzog puede comparársele, aunque apenas está presente en Alemania.

Wenders, por su parte, es ahora una especie de artista multimedia todoterreno. Realiza largometrajes, documentales, exhibe su trabajo fotográfico en todo el mundo, trabaja como profesor universitario, participa en jurados, está presente en entregas de premios y en numerosos eventos de arte. Es homenajeado en festivales, sus obras se muestran en retrospectivas y le llueven los premios.

Obras maestras: “París, Texas” y “El cielo sobre Berlín”

Por supuesto, una película como “Paris, Texas” -expresión de su amor por el cine estadounidense y los Estados Unidos, donde vivió durante muchos años- supera gran parte de lo que hizo después. Wenders recibió con razón la “Palma de Oro” de Cannes en 1984. Pero “El cielo sobre Berlín”, de 1987, es también una de sus obras maestras: la visión poética de la capital alemana desde la perspectiva de dos ángeles, con fantásticas fotografías en blanco y negro.

Pero no hay que despreciar sus inicios. Wenders se hizo rápidamente un nombre con películas como “Alicia en las ciudades” y “En el curso del tiempo”, road movies desde y sobre la provincia alemana. “El amigo americano”, protagonizada por Denis Hopper, la estrella de Easy Rider, marcó el desvío cinematográfico hacia Estados Unidos, el soñado país del cine, en 1977. “París, Texas” abrió las puertas al gran mundo del cine unos años después. A partir de entonces, Wenders jugó en su propia liga. Pero nunca olvidó sus raíces alemanas. Y efectivamente regresó a Alemania tras 16 años en Estados Unidos. En parte, porque allí solo tuvo éxito a ratos.

Wenders no era hombre para el sistema de estudios de Hollywood

Wim Wenders siempre fue artista y director de cine de autor. Un sistema de estudios en el que el director solo hace lo que le dice el productor no era para él. Cuando todos creyeron que venía en retirada de la cúspide de su carrera, tras varios largometrajes menos convincentes, Wenders se reinventó como director de cine documental.

“Buena Vista Social Club”, “Pina” y más recientemente “El Papa Francisco: un hombre de palabra”: el alemán desarrolló un agudo sentido por temas artísticos y espirituales, y lo empleó en sensibles documentales. El resultado: en los últimos años, el público ha seguido más sus obras documentales que el material de ficción.

Copiosos textos, no siempre buenos para las películas de Wenders

¿Vale criticar a un artista y cineasta tan meritorio en su 75 cumpleaños? Wenders seguramente sabrá que los críticos y el público del cine de autor siempre se han quejado mucho, especialmente de sus últimos largometrajes. Estas películas son demasiado pesadas, hay demasiadas conversaciones cargadas de sentido en ellas, demasiada poesía de Peter Handke estropea las hermosas imágenes, dicen.

Y algo de razón tienen. Algunas películas de Wenders han perdido gran parte de la elegancia y la ligereza que deben al estilo visual y al poder de sus bien arreglados cuadros: textos que suenan recitados han arruinado simplemente la poesía en más de una ocasión.

Una película como “El cielo sobre Berlín”, restaurada hace unos años y presentada personalmente por Wim Wenders, lo deja claro. Por maravillosas que fueran las imágenes berlinesas diseñadas por el camarógrafo Henri Alekan, por fantásticos que resultaran los movimientos de cámara, en algún momento, incluso la audiencia bien intencionada se hartó del peso de los textos de Handke.

Wim Wenders, un grande de la historia del cine alemán

A Wim Wenders, que es un artista con una enorme cantidad de intereses y fuentes de inspiración, también en términos musicales, ya nada podría perjudicarlo. Su trabajo cinematográfico y artístico, ojalá aún inconcluso, destaca por encima de estas críticas. Y con razón. Porque Wenders ha hecho tantas películas notables que hoy, en Alemania, podemos decir con orgullo: Wim Wenders es una de las más grandes y singulares figuras de la historia del cine alemán. Su trabajo cinematográfico perdurará: ¡Feliz cumpleaños Wim Wenders!

(rml/ers)


Tomado del portal alemán DW