Con “Guacho” no muere el drama de Tumaco

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Lo que poco conoce la opinión pública sobre la persecución a Wálter Patricio Arizala, alias Guacho, es que en ocho meses de intensa búsqueda, la Fuerza Pública le hizo más de 10 operaciones de gran envergadura.

Por: Ricardo Monsalve Gaviria / Nelson Mata Colorado

El Colombiano

Eso significa que quien era el disidente de las Farc más buscado, estuvo muy cerca de morir o ser capturado en repetidas ocasiones, solo que el pasado viernes se dio lo que requiere toda operación especial: inteligencia superior, sincronización de tiempo y lugar, más un poco de suerte.

En esos 265 días de persecución, el Comando Conjunto de Operaciones Especiales, Ccoes, liderado por el general Jorge Arturo Salgado, quien antes fue comandante de la Séptima División en Antioquia, nunca desistió y gracias a una directiva continua de las Fuerzas Militares con la orden de ubicar a “Guacho”, sin importar los dirigentes de turno, se dio el resultado esperado.

“Estos blancos de alto valor no son fáciles de batir, son bandidos con experiencia, que se saben mover con mucha dinámica y eso hace que en ocasiones la inteligencia no sea tan precisa en tiempo, sí en lugar, pero cuando usted llega al sitio resulta que el objetivo ya pasó por ahí, entonces acá también juega hasta el factor suerte”, explicó a EL COLOMBIANO uno de los comandos que participó en las operaciones contra “Guacho”.

Agrega que las más de 10 operaciones especiales que le hicieron al cabecilla del frente Oliver Sinisterra fueron totalmente secretas, desde la inteligencia, el entrenamiento, el planeamiento, ejecución y el resultado. “Solo una de estas se conoció públicamente y fue por una filtración interna”, dice el militar, refiriéndose a la información del pasado septiembre, cuando el país conoció que Arizala había resultado supuestamente herido en un combate con las fuerzas especiales.

El resultado esperado

Este diciembre inició con información vital. Un trabajo conjunto de inteligencia entre Ejército, CTI de la Fiscalía y la Policía, logró datos decisivos: “Guacho” y su segundo al mando, “Pitufín”, iban a estar en zona de frontera, en el río Mira, para recibir un cargamento de cocaína con destino a Norteamérica.

El Ccoes prosiguió con la coordinación y el sábado 15 de diciembre fue insertado en la zona un grupo de siete hombres, entre quienes estaban dos tiradores de alta precisión. Allí estuvieron ocho días, esperando la autorización para ejecutar el final de la operación que ya cumplía más de 20 días de iniciada.

Pasaron las noches, hasta que el pasado viernes por fin los comandos infiltrados anunciaron que la información de inteligencia resultó ser cierta: “Guacho” y “Pitufín” estaban en la mira, cerca de una vivienda de tablas.

Pasadas las tres de la tarde, se dio la orden de disparar y esta vez los proyectiles dieron en el blanco. Había caído el disidente más buscado del país, acusado de ataques con explosivos en la frontera vecina, del secuestro y muerte del equipo periodístico del diario El Comercio de Ecuador y de numerosos crímenes en el departamento de Nariño.

Diferentes operaciones

La ofensiva de las Fuerzas Militares y Policía no solo se enfocó en encontrar a “Guacho”, sino también en combatir toda la estructura del frente Oliver Sinisterra.

La estrategia se dividió en operaciones de configuración y operaciones decisivas. En las primeras fueron utilizados más de 10 mil militares y policías, que fueron articulados por la Fuerza de Tarea Hércules; mientras que las decisivas se enfocaron en los objetivos de alto valor a cargo del Ccoes.

Las acciones militares se extendieron por todo el territorio nariñense y sus resultados no se hicieron esperar: más de 70 toneladas de clorhidrato de cocaína incautadas, cientos de laboratorios para el procesamiento de estupefacientes destruidos, más de un centenar de capturados, entregas voluntarias y muertos en combates.

“Antes de la caída de ‘Guacho’ el frente Oliver Sinisterra ya había sido golpeado en prácticamente todas sus subestructuras: la armada, de territorio, recursos, redes de apoyos y político”, aseveró el general Jorge Hoyos, comandante de la Fuerza de Tarea Hércules.

¿Hasta cuándo, Tumaco?

La muerte de “Guacho” es un golpe de autoridad, pero falta mucho para liberar a Tumaco de los flagelos del terrorismo y el narcotráfico. Según las investigaciones de la Armada Nacional, desde sus playas en el Pacífico se exporta el 60% de la cocaína que se produce en Colombia, con destino a Centroamérica y Estados Unidos.

El más reciente monitoreo de cultivos ilícitos elaborado por la Oficina contra la Droga y el Crimen de la ONU (2017), resalta que en Tumaco y sus más de 300 veredas hay 19.517 hectáreas de coca sembradas, que equivalen al 11% del total de sembradíos del país (171.000 hectáreas).

Para agravar la situación, la zona es atravesada por el Oleoducto Trasandino de Ecopetrol, y varias familias, patrocinadas por carteles de la droga, se volvieron expertas en perforarlo para extraer el combustible.

La sustancia es refinada en cocinas clandestinas que destruyen la selva, para generar el “cochinillo”, un subproducto del hidrocarburo usado como solvente para una cocaína de alta calidad.

Esta combinación de áreas de cultivo, plataformas de exportación marítima, ríos para el transporte de droga e insumos, junglas inexploradas y la frontera ecuatoriana, convirtieron a Tumaco en un dulce a mordiscos para mafias locales, nacionales y extranjeras.

En sus terrenos y municipios aledaños, hay influencia de “los Rastrojos”, Clan del Golfo, varios frentes residuales de las Farc y el Eln; también los carteles mexicanos de “Sinaloa” y “Jalisco Nueva Generación”, más otros venidos de Guatemala y Ecuador.

La pobreza, el abandono estatal y el desempleo reinantes en la región favorecen el reclutamiento de ciudadanos para las actividades ilícitas.

Por estas razones, la muerte de “Guacho” es apenas un alivio momentáneo para la comunidad tumaqueña.

Para los dolientes de los tres empleados del diario El Comercio secuestrados y asesinados a principios del año, la noticia significa que no habrá justicia, pues con la partida del terrorista se pierde información sobre el caso. Ayer, durante una rueda de prensa en Ecuador, imploraron que la investigación judicial no sea enterrada con “Guacho”.


Tomado del portal de noticias del diario El Colombiano