Congo, el colombiano que llegó al Madrid y hoy tiene líos judiciales

Foto: Archivo EL TIEMPO

El exfutbolista jugó en varios equipos de España. Este es su perfil.

Robó el balón en el medio sector y aceleró cual potro bravío por la derecha, ingobernable pisó el área adversaria y cruzó el cuero que ingresó como una flecha.

Desde ese momento, todo pasó a ser blanco, esplendoroso para el pura sangre del barrio Marsella en Bogotá. “Ese gol me cambió la vida, fue como el de James Rodríguez a Uruguay en el Mundial, fue el verso sin esfuerzo”, dimensiona el autor del estrepitoso gol que le convirtió con Once Caldas a River Plate, por la Copa Libertadores, el gol del salto a la cumbre, el gol que ahora en sus sigilosos días, repite a diario, cual si se tratara de una sanadora oración.

Luego de cinco meses, como en un cuento de fábula, Real Madrid pagaría 5,5 millones de dólares por su transferencia. El tiquete a un planeta habitado por contados elegidos. Edwin Congo era el hombre más afamado en Colombia por esa época.

Allí llegó el mismo delantero, que aquella noche del 2 de marzo de 1999, cuando le cambió la vida y que hoy con 43 años de edad se enfrenta a un lío judicial, al ser capturado y dejado en libertad, luego de presentar su declaración, en una operación antodrogas.

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Edwin Arturo Congo Murillo, quien celebró 30 goles en una temporada con Once Caldas, gracias a que ignoró las advertencias que le hacía su madre de no jugar al fútbol, dice no extrañar los días en los que mantenía controlado por las cámaras de los madridistas. “Ellos tienen un canal de televisión y todo el día están pendientes de sus jugadores”, indica sobre el conjunto ‘Merengue’, con el que registró el anti récord de no haber sumado minutos.

Pero en realidad, el gozo de Congo estuvo lejos de los focos mediáticos. En la intimidad de las prácticas o en el solar de la entonces casa de Roberto Carlos, era donde se sentía integrado, donde podía soltar un incontenible ¡Hala Madrid!

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“Yo vivía en el sector de Arturo Soria, cerca de Raúl, Zidane y Luis Figo (…) Roberto Carlos era un buen anfitrión y a nosotros nos gustaba ir a su casa. Nos gustaba jugar al padel, que es parecido al tenis pero haciendo paredes, yo lo hacía con Flavio Flávio Conceição. También nos divertíamos mucho cuando jugábamos al ‘bobito’. Lo hacíamos por grupos, todos los suramericanos del equipo, más Figo, Zidane y Geremi, con ellos, hasta con los pies cerrados te hacían un ‘túnel’. Me la gocé mucho jugando con los más grandes”, dijo y distingue al holandés Clarence Seedorf como la persona que le brindó su mejor amistad.

Congo arribó al Real Madrid entonces orientado por el galés Benjamín Toshack, en el inicio de la temporada 1999/2000. Tenía solo 22 años y un entusiasmo que pese a la ausencia de competencia, renovaba a diario, pero que no le fue suficiente para integrar la entonces plantilla de los ‘Merengues’. Fue cedido a préstamo al Valladolid, donde solo celebró un gol en 12 juegos; después pasó al Vitoria Guimaraes de Portugal, luego al Toulouse francés. Tras dos temporadas, retornó al Madrid, con tal fortuna que hizo parte de la plantilla que conquistó la novena Liga de Campeones de Europa.

Sin embargo, fue con el Levante y el Gijón con los que alcanzó sus mayores gestas. Con ambos celebró el ascenso a primera división. “El día de mi cumpleaños, un 7 de octubre, cayó un sábado y jugábamos de locales. Ese día los hinchas llenaron el estadio El Molinón y me cantaron el ‘happy birthday’ durante el juego, y para redondear, hice gol. Casi se cae el estadio”, rememoró sobre el que parece haber sido el momento más emocionante que vivió en suelo ibérico.

Y no obstante a su larguísima sequía en el Madrid, Congo se muestra agradecido de haber pertenecido al que es quizás el equipo más poderoso del planeta.

“Nunca me sentí triste en el Real Madrid, porque nunca perdí la ilusión de entrenar y me esforzaba el doble de lo que lo hacían mis compañeros. Por eso me mantuvieron durante 6 años en el club. Gracias al Real, cambié desde la manera de correr hasta la forma de pensar. Si uno juega al lado de Roberto Carlos, Zidane y Figo, algo se le tiene que pegar. Además, Vicente del Bosque fue una excelente persona conmigo, al igual que su grupo de trabajo. Yo conviví con los mejores jugadores del mundo, toqué el cielo con las manos”.

Y es que si la alegría de Edwin Congo dependiera de los minutos que no pudo alcanzar con el Real Madrid, sería un profesional de la desilusión; aunque mucho antes de ese trueno repentino que significó su paso al equipo madridista, ya el bogotano se había hecho profesional en odontología. Sus primeros semestres los costeó con un crédito en el Icetex, y gracias a esas conservadas relaciones, acude en ocasiones en las tardes a los consultorios de sus colegas a referir a algún paciente.

La vida de Congo está en las canchas de fútbol, así lo supo desde que inició en el equipo de formación Marsella en Bogotá, hasta hoy, cuando hace parte de un programa de debate futbolístico en España. Hoy, afronta problemas judiciales en España, pero su recuerdo de llegar al Real Madrid será el que muchos recuerdan.


Tomado del diario EL TIEMPO