El 75 % de los micronegocios son invisibles para la Dian y las Cámaras

Foto: Cristian Hernández. EFE

Hay 5,6 millones de propietarios de estos emprendimientos. Casi 90 % no cotiza a salud ni a pensión.

La mujer que compra una máquina de coser y se gana la vida confeccionando vestidos o reparándolos, el ciudadano que usa el lote del frente de su casa para construir un local y abrir una tienda, o la señora que prepara corrientazos y empieza a recibir comensales.

Esos son los colombianos que hacen parte de los 5,6 millones de micronegocios que surgieron de la encuesta aplicada por el Dane, cuyos resultados preliminares fueron presentados este jueves, con el objetivo de avanzar en la meta del Gobierno de formalizar 500.000 de estos emprendimientos en el 2020.

El primer paso en ese camino ya fue dado, puesto que hoy se tiene la caracterización de estos pequeños negocios (hasta 9 empleados) que, de peso en peso, ayudan a empujar la economía, pero que en su mayoría no logran tener y ofrecer a sus empleados (cuando los hay) nada distinto al ingreso momentáneo para el sustento diario.

No en vano, según los resultados de la encuesta, el 87,6 por ciento de los propietarios de micronegocios están en la informalidad desde el punto de vista de la seguridad social, es decir, no aportan a salud ni a pensión. Esta realidad no necesariamente implica que sean vulnerables porque no están recibiendo el servicio de salud, por ejemplo, puesto que pueden estar siendo los beneficiarios de un cotizante.

La cifra es mucho más alta cuando se trata de cotización a riesgos profesionales, con los cuales el ciudadano se cubre frente a un accidente laboral: 94,7 por ciento no tiene ese aseguramiento.

En el mismo sentido, otra de las características de estos pequeños emprendimientos es que son invisibles en materia tributaria, puesto que, en el total nacional, el 75 por ciento no tienen ni Registro Único Tributario (RUT), que los inscribe en la Dian, ni están anotados en los libros de las Cámaras de Comercio.

La invisibilidad ante la Dian o ante las Cámaras de Comercio está más acentuada en algunas regiones. Por ejemplo, hay cuatro ciudades en las que más del 80 por ciento de los micronegocios “son invisibles frente a los aparatos de formalización”, destacó el Dane. Ellas son Sincelejo (12,3 %), Montería (15,5 %), Cartagena (16,4 %) y Riohacha (20,9 %).

Por el contrario, hay otras cuatro en las que tienen unos niveles de registro en la Dian o en las Cámaras de Comercio por encima del 45 por ciento. Es el caso de Bogotá (46,1 %); Tunja (54,6 %), Manizales (53,4 %) y Armenia (48,2 %).

Muchos, unipersonales

La realidad de la invisibilidad a través del registro va de la mano con el hecho de que los micronegocios, en su mayoría (en un 75,7 por ciento), son de una sola persona, lo que, según el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, traza un perfil particular del emprendimiento en Colombia: “Se hace a solas o máximo, dentro del núcleo familiar”.

Esta situación podría llevarlos a que no logren afianzarse una vez despegan, aunque en los resultados de la encuesta se evidencia que el 44 por ciento de estos pequeños negocios tienen más de 10 años de operación.

Poco acceso al crédito

Una de las razones por las cuales se hace necesario fomentar la formalidad de los negocios en Colombia es precisamente para que, en vez de riesgo de desaparecer, tengan más oportunidades de crecer. Formalizarse implica acceso a créditos, pero también aportes a seguridad social. Por el momento, de acuerdo con lo hallado en la encuesta del Dane, los emprendimientos se empiezan prácticamente en medio de la escasez. El 61,2 por ciento de los propietarios de micronegocios arrancaron su tarea con ahorros propios. Solo un 9,4 por ciento acudió a un crédito bancario y un 2,7 por ciento decidió hacer uso de un prestamista.

La foto de los micronegocios en Colombia recoge varios de los problemas socioeconómicos que han sido persistentes en el país. En el universo de estos negocios, un 34,7 por ciento dijo haberlo empezado porque no tenía otra alternativa de ingreso, es decir, lo hizo por un rebusque.

La segunda proporción mayor de micronegocios, el 28,5 por ciento, obedeció a una decisión fundamentada en la oportunidad, lo que podría dar un mayor margen de sostenibilidad en el tiempo, puesto que hace parte de algo que el ciudadano quiere hacer. En el 12,5 por ciento de los negocios hay una herencia de por medio, y un 11 por ciento lo tienen por complementar los ingresos familiares.

Mujer, menos oportunidad

El principal resultado que hay que poner sobre el tapete en el panorama de los micronegocios es que constituyen un fuerte componente del mercado laboral en el país. Es así como el 67,7 por ciento de los ocupados en el país trabajan en empresas con un máximo de 10 personas.

De los 5,6 millones de micronegocios, el 87,5 por ciento (4,9 millones de propietarios) son parte del trabajo por cuenta propia. Aquí entra desde el vendedor de productos por catálogo hasta el profesional de la salud que decide poner un consultorio en su casa.
Entre tanto, el restante 12,5 por ciento de micronegocios (700.000) son patrones o empleadores, es decir, pueden estar generando empleo, aunque sea para un ayudante.

La encuesta evidencia también la brecha en materia de oportunidades que hay entre hombres y mujeres. Las cifras señalan que, en el total nacional, el 62,7 por ciento de propietarios son hombres, lo que, para el director del Dane, es algo que debe ponerse en el visor, principalmente en el campo, donde “hay tres veces más probabilidad de que el patrón sea un hombre”.

Los sectores que más eligen

El 64,5 por ciento de los pequeños emprendimientos en el país están concentrados en tres sectores: comercio (30 %), donde entran misceláneas y tiendas; agricultura (22,1 %), el que cultiva mandarinas, e industria (12,3 %), donde entra el que elabora productos de panadería o confecciona ropa.

Entre tanto, en las ramas de la economía donde menos hay este tipo de negocios es en educación (0,7 %), que incluye al que hace refuerzos escolares; salud (0,8 %), que puede abarcar al que aplica una inyección o al médico y al odontólogo; minería (0,9 %) y correo y telecomunicaciones (1 %), donde se cuentan los café internet, por ejemplo.

El sitio más frecuente para ejercer la labor en un micronegocio es la vivienda (27,6 %), según la encuesta. Le siguen las unidades ubicadas en fincas (17,6 %); de puerta en puerta o a domicilio (16,7 %); local, tienda, taller, fábrica, oficina o consultorio (14,5 %); ambulante-sitio al descubierto (9,6 %); un vehículo (8,6 %); obra en construcción (2,8 %).
Toda esta caracterización será clave para fortalecer las políticas de empleo y de emprendimiento.

Algunos datos adicionales

* En Bogotá está el 25,7 por ciento de los micronegocios que hay en el país; sin embargo, el 85 por ciento son por cuenta propia y el restante 15 por ciento son de un patrono o empleador. En contraste, en Quibdó, si bien tiene un porcentaje pequeño de estos emprendimientos, el 0,2 por ciento, se destaca que la capital de Chocó casi dobla a la capital del país en porcentaje de negocios de patrón o empleador, con un 26,8 por ciento.

* San Andrés es la ciudad en la que hay más micronegocios constituidos de manera solitaria, el 93,5 por ciento.

* Tunja lleva la delantera con el porcentaje más alto de pequeños emprendimientos que funcionan en local, tienda, taller, fábrica, oficina o consultorio (32,5 %).

* En Cúcuta, el 55,4 por ciento de los micronegocios se abrieron porque sus propietarios no tenían otra alternativa.

*Popayán se destaca por tener el mayor porcentaje de negocios que
acudieron a crédito bancario (18,7 %).


Tomado del diairo EL TIEMPO